En los brazos de Evan Dando

El grupo americano The Lemonheads repasa lo mejor de su repertorio en los conciertos del Open Provincia 2012, en una actuación que genera sentimientos encontrados en el público asistente

Evan Dando, iluminado, regala al público de La Bomba algunas de las canciones que han hecho inmortal a la banda de Boston.
Evan Dando, iluminado, regala al público de La Bomba algunas de las canciones que han hecho inmortal a la banda de Boston.
A. C. / J. F. / Cádiz

24 de octubre 2008 - 05:00

La noche empieza mal. Colas en la barra para pedir una cerveza. Media hora, tres cuartos... Alguien avisa de que hay problemas, pero que Evan "Landon" se subirá en breve al escenario. El líder de los Lemonheads se hace esperar una hora y diez minutos. Pitadas de la gente. A las once y diez, por fin, se cuelga la guitarra. Saludo discreto: "Más vale tarde que nunca", pelo en la cara y camiseta de Iron Maiden. Ni rastro de la mirada que le ha hecho tan popular entre las chicas. Tampoco le acompaña Juliana Hatfield (¿quién le va a hacer entonces los coros?). Ahora tiene que enfrentarse al ceño fruncido de la mayor parte del auditorio. No lo tiene fácil.

Los primeros acordes de Confetti auguran que la velada será otra cosa. En las primeras filas se vibra tímidamente. Sin interrupción entre canción y canción, se despacha de una tacada cinco de las muchas joyas de su discografía como It's a shame about Ray, Rudderless y Hospital. Esto empieza a pintar bien. The Lemonheads comienzan a sonar como aquella banda que lideró sin tanto 'bombo' la escena alternativa americana de los 90. Un power trio con ciertos ramalazos grunge (una de las señas de identidad del grupo) pero con un exquisito espíritu folki y la armonía del pop más preciosista.

A partir de este momento, la intensidad del concierto no baja ni un instante. Se suceden las más bellas canciones de la historia de la banda de Boston, especialmente de sus dos mejores discos: It's a shame about Ray y Come on feel The Lemonheads', intercalándose temas poderosos y con una rabia casi cortante, con medios tiempos desgarradores que realmente ponían el vello de punta. My drug Buddy, Hannah & Gabi, The great big no, It's about time, Down about it, Style son la prueba. Estas canciones hacen que el tiempo de espera haya merecido la pena y que todos los problemas del principio se olviden.

Es cierto que el sonido no estaba a la altura del nivel de los temas y que la acústica de la sala precisamente no ayudaba, pero cuando el grupo te regala gemas de la talla de Into your arms y Big gay heart, lo demás es secundario. Un tipo que ha sido capaz de componer estas canciones merece una oportunidad. Y no defraudó. Fue un concierto de grandes canciones, como los momentos íntimos del artista, solo con su guitarra, interpretando The outdoor type y Get it or own. Auténticas delicias para sus seguidores.

Se acerca el final de la noche y Evan Dando vuelve en solitario a escena. Allí, a modo de fin de fiesta, se marca un 'popurrí' con algunos temas de su discografía como Frank Mills, salpicados de guiños al añorado Johnny Thunders y sus New York Dolls. En especial, Looking for a kiss fue una excentricidad de lo más inesperada. A parecer, está preparando un disco de versiones.

Desde esta tribuna hay que agradecer a la Universidad de Cádiz, la Diputación y el 2012, que en estos tiempos que corren (de OT, Factor X y radio fórmulas) en la provincia haya oportunidad de ver a grupos como Los Posies, Nick Castro y próximamente, a los dos líderes de los extintos Jayhawks, una de las mejores bandas de americana que ha dado la última década.

Se marcha como llegó. Sigue el pelo en la cara, ni rastro de sus ojos. Una pena para sus fans. Algunos sectores del público, tan fríos como al principio. Aunque en conciertos como éste pasa como en los bares, lo importante es la compañía y, sobre todo, las buenas canciones.

stats