Broma ultraviolenta sobre el héroe vulnerable

La ficha
*** 'Novocaine'. Comedia, EE UU, 2025, 110 min. Dirección: Dan Berk, Robert Olsen. Guion: Lars E. Jacobson. Música: Lorne Balfe, Andrew Kawczynski. Fotografía: Jacques Jouffret. Intérpretes: Jack Quaid, Amber Midthunder, Ray Nicholson, Jacob Batalon, Betty Gabriel.
La analgesia congénita es una enfermedad que impide sentir dolor a quien la padece. Lo que tiene efectos negativos al no encenderse las luces rojas ni sonar las alarmas del cuerpo cuando este es agredido por agentes externos o internos. Es el caso del protagonista de esta película que, por ello, vive una vida protegida, cauta, solitaria y rutinariamente ordenada para evitar tanto hacerse daño sin ser consciente de ello como las burlas que le amargaron su infancia y adolescencia (“novocaína”, en alusión al anestésico, le llamaban sus compañeros que le pegaban como si fuera un muñeco de trapo). Hasta que se enamore y tras el atraco al banco en el que trabaja su amada sea tomada como rehén por los atracadores. El amor que le hizo abandonar en parte la zona de autoprotección que se había creado, le impulsa ahora a aprovechar su insensibilidad al dolor para emprender un frenético, loco y disparatado rescate.
Con las armas de un humor negrísimo teñido hasta lo chorreante de rojo sangre, esta inverosímil historia que toma los senderos del esperpento casi gore se podría proponer como una parodia del superhéroe blindado sobre cuyo torso rebotan las balas a la vez que sobre el superhéroe vulnerable, tan de moda con las corrientes humanizadoras. Este héroe, que desde luego no es súper, no tiene un torso blindado, sino todo lo contrario, y es desde luego vulnerable, y mucho, pero a la vez es casi invencible por su insensibilidad para el dolor. Su debilidad es su fuerza, por así decir. Lo que, por supuesto, le cuesta acabar hecho un ecce homo.
Como en sus otras películas dirigidas al alimón, Dan Berk y Robert Olsen, especialistas en películas de terror que dan un tratamiento moderno a los temas clásicos de la casa en la que suceden cosas horribles -Body y Villians-, a los vampiros -The Stakelander- y a la combinación de los agrestes territorios en los que es mejor no entrar con la amenaza extraterrestre –Significant Order-, optan por tomar un camino más ligero que el de la deconstrucción del superhéroe vulnerable: el de la acción frenética con guiños (muy subrayados para que se busquen las fuentes) a tópicos y situaciones de otros géneros y películas de imagen real o animada (las crueldades de las Looney Tunes de la Warner, por ejemplo), el humor físico, las luchas encarnizadas y el regodeo en lo sangriento, todo aligerado -en la medida en que la brutalidad pueda serlo- por un tratamiento juguetón y gamberro.
Como travesura ultraviolenta con pretexto cómico, funciona. En gran parte gracias a la muy buena interpretación de Jack Quaid. Aunque, vista la propuesta argumental primera, se despilfarra una idea interesante para tomar senderos más seguros y previsibles.
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