Castigando, que es gerundio
¿Qué tienen en común Rusia y Vietnam con el expeditivo Frank Castle?

Para dar respuesta a esta pregunta, dirígete a tu librería más cercana y allí encontrarás que el azar editorial (o tal vez no) ha hecho que en los dos últimos meses lleguen a nuestras manos sendas obras protagonizadas por El Castigador, ese vigilante que ha protagonizado cientos de páginas de cómic, pero que hay pocos guionistas que hayan entendido tan bien al personaje como el irlandés Garth Ennis.
En la colección regular protagonizada por Castle, Ennis vertió todo su vitriolo, mostrando a un personaje impasible, frío como el hielo, y con una clara misión (¿obsesión?) en su vida: acabar con todos los criminales que se cruzaran en su camino. Pero como todos sabemos, el guionista tiene un sentido del humor bastante personal, que le identifica al leer unas pocas páginas de la mayoría de sus cómics, por lo que las andanzas de su protagonista estaban salpicadas en muchas ocasiones por momentos desopilantes.
Pero curiosamente, este no es caso. Ennis también posee una faceta como creador más seria, terriblemente seria. Si a esto unimos sus profundos conocimientos sobre los diferentes conflictos bélicos que han golpeado a la humanidad, tenemos dos obras tan impactantes como Soviético y La Caza de Furia.
Y hete aquí que otra de esas felices coincidencias se ha dado en el apartado gráfico. Y es que ambas miniseries publicadas por Panini Cómics en nuestro país vienen dibujadas por Jace Burrows, y no podría imaginar a un mejor artista para plasmar en viñetas las andanzas de Frank Castle.
En La caza de Furia vamos a hacer un viaje al pasado, a la guerra de Vietnam, y como una especie de secuela a la miniserie protagonizada por Nick Furia, que también escribió Ennis junto al dibujante croata Goran Parlov, nos lleva de nuevo a aquellos días. En esta ocasión para ver como Furia es apresado por las tropas de los Jemeres Rojos, y vendido posteriormente al ejército de Vietnam del Norte, que sabe que Furia posee mucha información sobre los diferentes operativos que actúan de manera oculta en el país, y van a sacarle esos nombres y datos aplicando inimaginables métodos de tortura.
¿Y qué pinta aquí Castle? Pues bien, con el grado de capitán, y una hoja de servicios repleta de heroicas acciones, aunque como siempre, muy expeditivas, es llamado a la oficina de su superior, un comandante que no se anda con chiquitas y que, presionado por dos agentes de la CIA, va a encargar a Castle una misión que se sale de lo habitual…
No, no es precisamente que encabece el rescate de Furia, cosa harto imposible debido a la seguridad del lugar donde lo aprisionan, sino que antes que desvele todos los secretos que posee, deberá eliminarlo. Sí, esta es una misión de asesinato, pura y dura. Y como suele suceder en estos casos, las cosas se van a complicar bastante, y nuevos ‘actores’ harán su aparición para ponerle las cosas más difíciles a Frank Castle.
Curiosamente, toda la historia vendrá narrada por un temible enemigo, Letrong Giap, un sonriente anciano vietnamita que conoce muy bien a estos personajes, con los que se cruzó en su momento, y tuvo más que palabras.
Y de ahí a la actualidad, y en Soviético, El Castigador continúa con su misión, pero esta vez eliminado a criminales relacionados con la mafia rusa. Pero resulta que alguien misterioso está copiando los métodos de Castle, masacrando a los tipos que trabajan para el capo ruso Konstantin Pronchenko. Y eso es algo que el vigilante no está dispuesto a permitir, ya que no le gusta que nadie se meta en su terreno.
Inevitablemente va a toparse con Valery Stepanovich, un tipo de casi eterna sonrisa, bebedor de vodka, que le contará el por qué de su labor, que llevará los recuerdos a la guerra de Afganistan, conflicto en el que Rusia tuvo un papel muy importante.
Valery formaba parte de un escuadrón de tipos duros, magníficos operativos que solo se encargaban de las misiones más complicadas. Bajo el mando de Pronchenko, se habían ganado una merecida fama, pero un fatídico día se les encargó una misión en la que fueron traicionados, rodeados por muhaidines que masacraron al grupo, dejando con vida tan solo a Valery.
Aquello no fue una desgraciada casualidad, y toda la culpabilidad señala hacia el capo ruso con el que Valery tiene la intención de compartir unas últimas palabras, y aunque al principio Castle, un solitario por naturaleza, no está dispuesto a acompañarlo, alguna que otra peligrosa situación los hará emprender un letal camino que tal vez los lleve hasta su objetivo.
Como os comentaba, dos historias duras, con momentos de extrema violencia, que nos vienen a demostrar la crueldad de los conflictos bélicos, en estos momentos actuales en los que la situación internacional no es precisamente todo lo pacífica que debería.
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