El compás de los Goya
El músico y guitarrista Riki Rivera dedicó a su ciudad el premio a la mejor canción original, por el tema 'Niño sin miedo', pidiendo al público de la gala que aplaudiera como en Cádiz.
El músico gaditano Riki Rivera supo darle compás a la gala de los Goya. Tras recoger, junto a India Martínez y David Santiesteban, el premio a la mejor canción original por el tema Niño sin miedo, finalizó su intervención de agradecimientos y dedicatorias pidiendo al público que llenaba el auditorio madrileño que aplaudiera con las palmas de Cádiz. Apenas marcó brevemente el compás, su petición fue respondida instantáneamente y el guitarrista y compositor realizó así un guiño a su ciudad natal dedicándole un premio que ayer pudo pasear con orgullo por sus calles.
Riki está exultante, tanto o más si cabe que cuando en la noche del sábado recogió un galardón que le ha dejado "sensaciones geniales" y que comparte desde un principio con la cantante cordobesa India Martínez y con el músico madrileño David Santiesteban, con quienes forma desde hace ya varios años un equipo de trabajo que sólo le está deparando satisfacciones: "Hablo en plural, ya se vio en la gala que somos tres. Un equipo de trabajo, de composición y discográfico, al que ahora llega el Goya pero con el que tenemos cuatro discos de oro con Sony Music y dos nominaciones a los Grammy latinos".
Un trío artístico, cada uno en su faceta y todos complementarios y necesarios, que sólo recibe palabras de elogio de parte del músico gaditano: "India es una artista genial, que ahora está en muy buen momento, que tiene mucho talento y que es una voz que hace que todas las ideas nuestras estén en su sitio. Y David es un maestro de la composición y de la música en general, que ya llevaba muchos años trabajando antes de estar con nosotros. Y desde que nos conocimos funcionó todo".
Antes incluso de que se le pregunte si este Goya les va a cambiar o a condicionar su futuro, Riki Rivera hace pública una reflexión seguramente madurada ya desde que fueron candidatos: "Esto llega en un momento muy bonito pero no nos va a obligar a trabajar de distinta manera. Lo que hace es reafirmar nuestra línea de trabajo. Ya es un premio que nuestras canciones suenen en la radio, salgan en televisión o que, como con El niño, de repente una canción acompañe a una película tan bonita, tan sensible y tan exitosa".
Fue la discográfica con la que trabajan, Sony Music, la que les dio la posibilidad de componer una canción para la película de Daniel Monzón, al que ya conocían y admiraban de Celda 211. Una vez decididos, tuvieron una primera reunión con el realizador mallorquín para conocer algunos aspectos de un relato que se desarrollaría en el Estrecho y que contaría una historia de amor entre un joven y una chica árabe. "Inmediatamente nos pusimos a trabajar los tres -recuerda Rivera- y salió esta canción muy pronto, y ya después empezamos a seguir diferentes directrices de Daniel y de Javier Ugarte, responsable de Telecinco Cinema, hasta llegar a lo que ya es la canción Niños sin miedo".
Una canción de la que se encuentran tremendamente satisfechos, ya lo estaban antes de recibir el Goya, y cuyo éxito estima Riki Rivera que puede radicar en ese proceso creativo: "Nosotros muchas veces la escuchamos y decimos: 'Ha salido redondo'. Sin forzar nada, sin ansiedades, que muchas veces los nervios te llevan a sitios que no salen bien, y todo por forzar. Pero ha sido tan tranquilo, tan fluido, que ha salido todo perfecto. Incluso que se cantara en árabe fue ideal. Rachid Raha, cantante argelino, pone la pincelada árabe".
En todo caso, el encargo de la discográfica, respaldado ahora con el Goya de la Academia, les ha supuesto una excelente experiencia que quizás les abra un nuevo camino profesional en los próximos años: "El cine es muy bonito. Es muy interesante cuando compones música para cine porque el cine trata la música de una manera distinta, el cine necesita que la música tenga un cierto ritmo exacto en cada momento. No es como la radio o la música creada para un público, de repente un arreglo que a ti te dan ganas de que suba, en ese momento de la película no tiene absolutamente nada que ver. Esas cosas nos han gustado mucho que pasen porque aprendes mucho, un montón".
Algunas de las dedicatorias de Riki Rivera arrancaron una sonrisa en el público. Ese Goya ficticio a la mejor dirección maternal, el dedicado a sus hermanas, familiares y amigos al mejor reparto o el premio para su compañera: el mejor guión de historia de amor basada en hechos reales. "Había que hacer algo original, y me gustó unir las dedicatorias con los Goya. Este premio -dice tocando con su mano la estatuilla del pintor que preside la mesa de esta entrevista- es de mi madre".
Reconoce que lo tenía pensado, que en las tres semanas que transcurren desde son oficialmente candidatos hasta que se dan los premios, da tiempo de pensar en todo: "Es una paranoia, una tortura, aunque hemos intentado que no nos afectara a nuestro trabajo diario".
Y las palmas por Cádiz, esa petición seguida con un eco unánime y que también lo tenía previsto en caso de ganar: "Pensé cómo podría dedicar algo a Cádiz, y me parece curioso que una ciudad tenga una forma distinta de tocar las palmas. Eso se descubre cuando sales, cuando actúas por el mundo. Ahora, fue un riesgo porque me podía quedar solo".
Lo que reconoce que no tenía pensado fue su dedicatoria a Paco de Lucía. Se le ocurrió durante la gala, cuando salió por primera vez el nombre del guitarrista algecireño al aspirar su documental al Goya al mejor montaje. Riki recuerda que fueron sus abuelos quienes le inspiraron el gusto por la músico del desaparecido genio, que tanto ha incluido en su carrera musical: "Es una pena que yo no asimilo, que Paco no esté".
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