La huella de Cádiz en la candidatura
Décimo aniversario del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
Tanto la ubriqueña María de los Ángeles Carrasco como el malagueño, pero gaditano de adopción desde hace años, Paco Perujo, estuvieron al frente de la carrera hasta Nairobi
Cádiz/Entre la imagen de Paco Perujo, en plena Luna de Miel, apuntando ideas en las libretas dejadas de caer en las mesillas de noche de los hoteles y la estampa de Mariana Cornejo, nuestra Marianita de Cádiz, la primera en arrancarse en la casa Murillo, “lo recuerda perfectamente”, dice María de los Ángeles Carrasco, dista la conquista de Nairobi, el a la segunda va la vencida, y la consecución del mayor y mejor certificado de calidad que da una institución internacional para el arte más nuestro, el Patrimonio Cultural (Inmaterial) de la Humanidad por la Unesco. Patrimonio de la Humanidad, que es más cariñoso, y que es “el apellido” con el que desde aquel 16 de noviembre de 2010 se bautizó al flamenco. Tras este éxito, tras estas dos imágenes iniciales, dos soñadores, dos trabajadores natos dos gaditanos: una, de cuna; el otro, de adopción.
Porque fue Paco Perujo, director de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco desde 2008 a 2010, quien inició, preparó y presentó en París el 27 de agosto de 2009, “en silla de ruedas porque iba cojo ya que me había doblado un tobillo”, el expediente, es decir, los 35 folios que componían del formulario ICH-02 (el expediente administrativo propiamente dicho) más la documentación obligatoria y adicional. Y María de los Ángeles Carrasco, coordinadora del centro desde que ganó su plaza en 2006 y que asumió en 2010, y hasta el pasado año, la dirección del ya Instituto Andaluz de Flamenco, llevó el peso de captación de apoyos y difusión de la campaña Flamenco Soy, además de ser la persona al frente de la institución cuando en conexión con Kenia ese 16 de noviembre toda la casa Murillo estalló en juerga.
“El 16 de noviembre de 2010 quedamos muy tempranito en la sede del Instituto Andaluz del Flamenco, en la casa Murillo. La deliberación de la Unesco tocaba ese año en Kenia en dos días, 15 y 16, pero por las pistas que nos dieron sabíamos que iba a ser el 16 pero no a qué hora. Así que lo que hicimos fue convocar a artistas, a prensa y a peñas a un desayuno y, a partir de ahí, se hicieron diferentes actividades y fuimos conectando, con unos medios un poco rudimentarios, que en 10 años la tecnología ha mejorado, con Paulino Plata, que era el consejero, y con Bartolomé Ruiz, director de Bienes Culturales, que estaban en Kenia...”, recuerda Carrasco que no olvida cómo se asomó al patio, donde ya a mediodía estaban reunidos “muchos” artistas, para dar la buena nueva.
“La Casa explotó en una fiesta. Tengo perfectamente el recuerdo de la primera que se arrancó a cantar y a bailar que fue Mariana y le tocaron las palmas Manuela Carrasco, Pepa Montes, Segundo Falcón empezó a cantar también... Fue muy emocionante... Y para nosotros porque ten en cuenta que fue una campaña muy bonita la de Flamenco Soy y una candidatura que se trabajó mucho y a contrarreloj. La trabajó Paco Perujo que fue quien recibió directamente el encargo de Rosa Torres, la consejera el año anterior”, sitúa Carrasco.
Un encargo recibido a finales de junio de 2009 (pocos días antes de la boda del actual director del Gabinete de Comunicación y Marketing de la UCA) que resultó ser una lucha “titánica, a contrarreloj y casi en solitario” porque en agosto “todo el mundo está de vacaciones así que todo lo que requería de aliados tenía que cerrarse como muy tarde en la última semana de julio”.
Y fue en esa semana, en cuatro jornadas “maratonianas y literalmente de sol a sol”, cuando el comité creador y dirigido por Perujo dio forma al expediente administrativo. “Tenía que salir perfecto, irreprochable, cumpliendo con la legalidad, así que me dejé caer en el asidero de las personas que venían haciendo ese tipo de expedientes en los últimos 20 años, los dos jefes de servicio de Catalogación de Patrimonio, Juan Manuel Becerra y Fuensanta Plata, un técnico también de patrimonio de Extremadura y otro de Murcia las otras dos comunidades que implicamos en la candidatura porque una cosa le dejé clara a Rosa Torres, para que esto saliera esta vez, tenía que existir una unidad absoluta, porque la Unesco no quiere controversia, quiere unanimidades”, recuerda.
Y es que Perujo tenía claro que “había que aprender de los errores pasados”, como que fue presentado con la música andalusí en vez de en solitario”. Por eso, revisó escrupulosamente el anterior expediente, el del Tribunal de los Hombres Buenos de Murcia (el último candidato español exitoso) y se reunió con altos funcionarios de Patrimonio del Ministerio de Cultura para asesorarse. Un trabajo arduo, y cabal, que mereció la pena.
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