Disparando a una manzana pocha
GUILLERMO TELL | CRÍTICA

La ficha
(*) 'Guillermo Tell'. Aventuras. Reino Unido. 2024. 133 min. Dirección y guion: Nick Hamm. Música: Steven Price. Fotografía: Jamie Ramsay. Intérpretes: Claes Bang, Connor Swindells, Ben Kingsley, Golshifteh Farahani, Jonah Hauer-King, Emily Beecham.
Pocos personajes legendarios con cierta base histórica más citados e imitados en versiones serias y sobre todo paródicas que el suizo Guillermo Tell, símbolo de la independencia, la lucha por la libertad y, como no, del amor paternal puesto a prueba de forma, afortunadamente, menos cruenta que en el caso de Guzmán el Bueno. A partir de los relatos épico-folclóricos medievales muchos autores han utilizado esta figura, siendo las cumbres la obra teatral de Schiller y la ópera que sobre ella escribió Rossini. Aunque prime la parodia desde los westerns en los que alguien se empeña en disparar a cualquier cosa puesta sobre la cabeza de un desdichado a las parodias -rescaten The William Tell Overture de los Looney Tunes con el pato Lucas y Porky- estimuladas por la obertura de Rossini mil veces utilizada como recurso cómico y sintonía de serie radiofónica o televisiva (¿recuerdan al Llanero Solitario?).
Tan a broma se ha solido tratar lo del flechazo a la manzana que la primera parodia la filmó Méliès en 1898 y tan popular es el personaje que la primera adaptación de la obra de Schiller la hizo Nonguet en 1903. Desde entonces hasta hoy, y nunca con gran fortuna, Guillermo Tell ha protagonizado algunas series televisivas y películas. Esta nueva versión, muy deudora del neo cine histórico que en mala hora resucitaron Mel Gibson o Ridley Scott, algo situado entre Braveheart y Robin Hood príncipe de los ladrones, no añade ninguna gloria cinematográfica al personaje.
El tipo que ha optado por la paz tras conocer el horror de la guerra, pero se ve obligado a utilizar la violencia como respuesta a la crueldad de los opresores, es un arquetipo que siempre funciona bien. En este caso está lastrado por un guión flojo, unos intentos fallidos de dar aliento épico a la historia, un falso realismo de casquería y una galería de personajes que en algunos casos roza el ridículo. Nada sorprendente si se repasa la filmografía de Nick Hamm, su muy limitado director, desde sus comedias románticas (Pasiones rotas, Martha conoce a Frank, Daniel & Lawrence) a sus películas de terror (The Hole, El enviado) o las basadas en hechos reales (El viaje, Driven). No se pueden pedir peras (o más bien manzanas en este caso) al olmo.
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