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“Necesito un espacio creativo en Cádiz donde continuar investigando"

EDUARDO GUERRERO | BAILAOR

El artista gaditano presenta esta noche en el teatro romano de Itálica el espectáculo ‘Faro’

En Sevilla también estrenará, en diciembre, la propuesta ‘Sombra efímera II’

Eduardo Guerrero en un momento del espectáculo 'Faro' / Paco Lobato

CÁDIZ/Eduardo Guerrero es un artista en progreso hacia algo siempre más sorprendente y emocionante, tanto como los meses de 2019 que le quedan en el horizonte, plagados de citas muy diversas que dejan entrever un universo de curiosidad latente y en continua ruta. Estas son algunas de las paradas clave del bailaor gaditano próximamente, con escala especial en la preparación de su próximo estreno Sombra efímera II.

DESTINO SEVILLA

Esta misma noche, a las 22.00 horas, el teatro romano de Itálica acoge el espectáculo Faro, una propuesta de verano que lleva presentando el artista desde el 2017. Es un espectáculo “inspirado en el faro de Cádiz, en cómo envuelve a la ciudad, queremos reflejar esa luz con altura poética y estética. En Sevilla retomamos el espacio al aire libre, bajo el cielo estrellado, en un escenario más realista después de haberse representado en teatros. Cobrará de nuevo vida”, explica el bailaor. Con este espectáculo Guerrero estará también en el Flamenco Arts Festival de Santa Bárbara (Estados Unidos) el 28 de septiembre -unas tierras americanas que ya acogieron con gran éxito en 2018 una amplia gira llamada Gaditanía- y con dos fechas en Lanzarote en diciembre.

A Sevilla, esta vez al Teatro de la Maestranza, volverá el artista el 1 de diciembre (20.00 horas) para estrenar el espectáculo Sombra efímera II, bajo la dirección artística de Mateo Feijóo, el final de un proceso creativo y de investigación que se ha desarrollado en varias etapas. Las entradas para el espectáculo de la capital hispalense ya están disponibles y pueden adquirirse a través de la página web www.teatrodelamaestranza.es.

PAULATINA SOMBRA

La propuesta Sombra efímera II ya tuvo su preestreno en el XXIII Festival de Jerez XXIII Festival de Jerezel pasado mes de febrero y se ha fraguado dentro de la residencia que el bailaor está realizando en el Centro Danza Canal (Madrid), dentro de los Teatros del Canal y el ciclo denominado Abierto en canal. El resultado podrá disfrutarse allí mismo los próximos 5 y 6 de septiembre, a las 19.00 horas.

Denominado el proceso Work in progress Sombra efímera II, el gaditano sigue perfilando este trabajo antes de su puesta de largo en Sevilla “con un nuevo giro, estamos desnudando el espectáculo, sin escenografía, estamos haciendo un trabajo de miradas, de destrucción del espacio. Estamos contentos después de todo el proceso de residencia”, admite.

Un proceso que ha discurrido en paralelo al resto de espectáculos que presenta Eduardo Guerrero: “Es ilusionante completar todo el proceso creativo, construir durante un año el espectáculo sin desatender al resto porque seguimos trabajando con Guerrero - que viajará de aquí a finales de año a Málaga, Palma de Mallorca, Santurce, Arganda del Rey, St. Pölten (Austria), Coslada, Palencia, Tordesillas, Torrejón, Oporto y Lisboa (Portugal) y Alicante; y Desplante", que volverá a disfrutarse el 21 de noviembre en Toronto (Canadá).

Eduardo Guerrero cuenta que en Sombra efímera II “no hay letras populares sino hechas para el propio espectáculo, con una poesía sutil y con una dramaturgia densa, con un gran trabajo en la escenografía de Soledad Seseña, que fue la que creó los telones del espectáculo”. Es este uno de los aspectos más llamativos del show, la puesta en escena. Explica Guerrero que “en la primera parte de la residencia contactamos con la ONG Mensajeros de la Paz y en lugar de destinar dinero a contratar a un escenógrafo decidimos comprar ropa que la gente entregaba. La organización invirtió ese dinero en comprar alimentos”.

Así, con la primera parte de este proyecto, Sombra efímera -estrenada en la Bienal de Flamenco de Sevilla 2018-, el bailaor quiso visibilizar “lo que no vemos”, la realidad de la inmigración. “Pensamos que podíamos darle una segunda vida a ese material, son telones que cubren todo el escenario y crecen desde el mismo suelo. Creamos algo totalmente diferente a partir de esas piezas y el público puede ver cómo crece la sombra que dejan las pateras en la playa, las prendas por el suelo, y suben y buscan una nueva vida. La primera parte de Sombra efímera nos conciencia de lo que ocurre en el mundo, de que nos olvidamos de todo, de los naufragios, de los niños tirados en la playa, y de cómo los telediarios pasan de hablar de estas tragedias al fútbol. Lo estamos convirtiendo todo en algo efímero, algo que ya mañana no existirá”, relata.

Sombra efímera II es el resultado creativo y lógico de un proyecto primigenio que tuvo sus prolegómenos en 2016 en Holanda bajo el título de A solo piece for a flamenco dancer. Una forma de desafiar los límites del flamenco que derivó más tarde en Sombra efímera, un diálogo entre tradición y experimentación en el marco de la arquitectura temporal de Marco Canevacci, y que tendrá su continuación con esta nueva entrega a punto de estreno.

Eduardo Guerrero / LUIS MALIBRÁN

La ruptura con el espacio escénico no es novedad para Eduardo Guerrero tal y como él admite: “El trabajo dentro de la burbuja en Sombra efímera me permitió salir del escenario, llevarlo a otra dimensión. La residencia en los Teatros del Canal de Madrid además ha permitido que los artistas gaditanos que vienen conmigo puedan salir de nuestro territorio por las pocas oportunidades que tenemos en Cádiz. Hemos convivido como una familia y hemos trabajado las letras, las miradas, las sensaciones, los sentimientos, cómo construir el telón, desde la nada, el vacío y la soledad hasta alcanzar una explosión de energía”.

Esta manera tan personal de crear e investigar en y desde el flamenco hacia más allá “te hace darte cuenta de que vives muchos procesos en los que el proyecto se construye mediante diferentes vertientes que incluyen como un todo la poesía, el sonido, la arquitectura, la solidaridad... Una propuesta enfocada en un año de microespectáculos donde se va creando cada parte del mismo, con un paso totalmente diferente del anterior”, explica el artista.

En Sombra efímera II han participado, aparte de Mateo Feijóo en la dirección y Soledad Seseña en la escenografía, Javier Ibáñez (dirección musical), Samara Montañez y Manuel Soto (cante), Félix Vázquez (dirección técnica), Pablo Palacio (espacio sonoro), Camacho e Irene Montero (iluminación), Lurdes Bergada (Vestuario) y Clara Castro (producción). El resultado de la residencia madrileña finalizará, como se ha mencionado, con la muestra de la pieza al público “sin escenografía ni luces” para que “vean cómo es un proceso creativo” y luego “nos sentaremos con el público para preguntarles y tomar conciencia sobre el trabajo porque cada persona tendrá distintas versiones en su mente según lo que ha visto. En este proceso creativo Mateo (Feijóo) nos hace descubrir que no tiene por que ser siempre todo igual, que las cosas también pueden cambiar con el estado anímico. A veces en el flamenco no tenemos esa conciencia de que las piezas pueden cambiar en los espacios”, expone.

Dicha forma de fluir en el camino es justo una de las singularidades de la personalidad artística de Eduardo Guerrero y su equipo. “Quiero investigar desde mi raíz. Yo soy flamenco, no soy otra cosa y Mateo tampoco quiere que yo deje de serlo. Él deja que yo construya la coreografía desde mis apuntes y nuestras conversaciones, crea un todo de lo que es la pieza pero necesita la aportación del público. Manuel Soto comienza lanzándoles una pregunta que tiene todas las respuestas del mundo, que se abren para al final ser cerradas. Es un diálogo e intercambio de impresiones con los propios artistas que enriquece el espectáculo porque descubres aspectos de los que no te das cuenta pero la gente sí los observa”.

El bailaor gaditano Eduardo Guerrero / LUIS MALIBRÁN

EL 'MÉTODO GUERRERO'

El concepto de performance “es muy influyente dentro de la obra, nos ofrece una gran amplitud mental. Todas mis piezas son de mi dirección y necesitaba encontrar una nueva puerta para mi mente -admite Guerrero al profundizar en la preparación de Sombra efímera II en Madrid-”.

Una tarea global que incluye desde “trabajos de respiración a visionados de vídeos en los que hemos descubierto muchas cosas que no conocíamos de nuestra cultura, o el vestuario que hemos construido nosotros mismos desde nuestros personajes yendo a tiendas de segunda mano. Supone una labor de investigación”. También la propia expresividad de los ejecutantes ha sido analizada y perfeccionada hasta el más mínimo detalle: “He podido descubrir -afirma el cantaor- que hay mucho más que una soleá, que un fraseo, que un taranto en el que entierro las manos en la arena y bailo con los puños cerrados o como cuando Samara (Montañez) escarba en una montaña de arena. Esa arena mancha el espacio blanco y de paz y siembra otro lugar”, desgrana.

Un complejo trabajo técnico al servicio del planteamiento conceptual de la propuesta. “Yo por ejemplo bailo sobre el papel y cuando empiezo a zapatear éste se rompe, la destrucción es total. El suelo previamente tiene que estar cubierto por lo que se pone un linóleo encima de la superficie de papel para poder pisar y hacer las pruebas de luces. Es como lo que pasa en el mundo, como la Amazonía, que nos cargamos tantas cosas”, explica.

UN TABLAO ALTERNATIVO

La necesidad de contar con una residencia en la capital de España, y ante la imposibilidad de tenerla a largo plazo, llevó a Eduardo Guerrero a acudir al Corral de la Morería, un espacio para una producción llamada Onírico durante tres meses (noviembre y diciembre de 2018 y enero de 2019) todas las noches. En la propuesta, Guerrero y su grupo quisieron “deconstruir y construir a la vez el espacio del Corral de la Morería y salirnos de lo que es en sí un espectáculo de tablao al uso”, cuenta el bailaor.

De esta forma, esta onírica producción “nos iba a llevar a encontrar esos espacios que ya tenía el lugar y que eran todo un sueño, con proyecciones sobre el escenario de artistas que han pasado por ahí -incluso de Blanca del Rey, directora artística del Corral de la Morería- o transmisiones de otros números, en lugar del oscuro del tablao”, concreta.

Guerrero añade que “uno de los momentos mágicos del espectáculo es cuando elegimos una de las mesas del tablao y yo les bailo a los comensales encima, algo que nunca soñarían. Ellos piden estar lo más cerca posible del escenario y se encuentran con eso. La cantaora también baja a la zona de las mesas como una comensal más y de esta manera se traslada todo lo que ocurre en el escenario a otra parte del tablao que no es la habitual. La gente siempre se pregunta ¿me tocará a mí? Es una manera de vivir una experiencia diferente”, afirma el gaditano. Onírico está en cartel del 20 de agosto al 15 de septiembre en el Corral de la Morería.

¿CÁDIZ 2020?

“En Cádiz me encantaría tener un espacio creativo donde poder desarrollar todas mis piezas”, expresa Eduardo Guerrero tras la experiencia vivida en Madrid. “He descubierto -prosigue- que se avanza en el trabajo contando con un lugar de residencia. Necesitaría un espacio donde poder pintar el suelo, mancharlo de arena o llevarme desde las diez de la mañana a las diez de la noche creando. Ya mismo termina el año y estoy preparando una nueva propuesta. Lo solicitaré. Espero que alguien escuche el llamamiento”.

El bailaor gaditano concreta algo más qué tipo de proyecto sueña instalar en su ciudad: “Quiero trabajar con otros artistas, lo que me llevará a otros espacios de investigación, con otras técnicas y lenguajes. Sería un espacio donde cada seis meses poder hacer exposiciones abiertas al público para que se vea el trabajo que se está llevando a cabo. No es una escuela ni tiene ánimo de lucro -puntualiza-, sino un lugar donde tener reuniones, para que otros artistas vengan a mostrar sus piezas, donde dar cursos y talleres gratuitos a las diferentes escuelas, un lugar donde la creación vaya ocurriendo según se van probando cosas”.

Eduardo Guerrero, finalmente, se sigue mostrando crítico con la situación del arte flamenco en su tierra. “Creo que hemos retrocedido. Se ha perdido el festival Cádiz es Flamenco -junto con las Noches Canallas que él impulsó en 2018- como se perdió el Flamenco en los Balcones que se hace en Pamplona y que ha abierto los telediarios. Perdimos una gran oportunidad. Tenemos el verano, las playas, la oportunidad de movilizarnos y decir que Cádiz es flamenco. A mí me entristece y por eso quiero tomar otra dirección. No descarto conseguirlo y pactar con el Ayuntamiento. Dejo las cartas lanzadas al aire. Si la gente lo hace en los invernaderos, nosotros buscaremos bóvedas”, concluye el bailaor en constante progreso, el de la marcha incesante.

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