"No escribo desde el rencor, lo que quiero es rescatar la dignidad olvidada"
Lorenzo silva. escritor
El escritor madrileño defiende la recuperación de la historia de "personas que se comportaron con humanidad, con honor, en escenarios infames" como la Guerra Civil o la lucha contra ETA
San fernando/La voz de Lorenzo Silva resuena en el patio y el claustro del colegio Liceo de San Fernando. No habla de su obra, sino que como conferenciante realiza un acercamiento al poeta místico San Juan de la Cruz al que está dedicado el Certamen Literario al que ha sido invitado. Antes atiende a este medio.
-¿Cómo surgió su participación en este certamen escolar?
-Me invitaron y me parece necesario apoyar a los chavales que tienen inquietud creativa.Cuando yo tenía 15 años y escribía, pensaba que estaba haciendo el tonto. Pero gané un concurso en mi instituto y me pareció que lo que hacía era importante. Hasta ese momento no había tenido muy claro si lo que hacía merecía la pena. Es importante en los momentos en que uno siente nacer la vocación, pero envuelta en muchas dudas -lo que es inherente al trabajo creativo, muy solitario, autodidacta-, recibir apoyo.
-He intentado apartar la actualidad para preparar la entrevista, pero ha sido imposible. Usted como escritor, ¿logra escapar?
-Depende de lo que esté escribiendo. Cuando escribo novelas de Bevilacqua no puedo evadirme porque las historias las sitúo como un par de años antes del momento en que las estoy escribiendo. Con otros libros, sí lo hago. Con la última novela, la historia de un hombre que vivió entre 1875 y 1939 [se refiere a la novela sobre el general José Aranguren], me he evadido absolutamente. Lo que ocurre es que incluso cuando viajas a la historia encuentras rebotes en la actualidad. En esa novela, en determinado pasaje habla de lo que pasó en Barcelona en julio del 36, en octubre del 34, en mayo del 37... y hay tantas concomitancias y tantos ecos, tantas réplicas, que resulta difícil sustraerse a una lectura desde el hoy.
-Sus últimos trabajos son ejemplos de memoria histórica de la lucha contra ETA de la Guardia Civil y de la Guerra Civil. A no todo el mundo le gusta esa recuperación de la historia.
-Siempre molestas, salvo que adoptes el discurso establecido de cualquiera de los dos bandos. Luego, hay alguien a quien molestas últimamente -me ha pasado tanto con el libro de ETA como con el de Guerra Civil- que te dice "eso hay que dejarlo, olvidarlo, pasar página". Te dicen "para qué removerlo". Y cuando lo hacen respondo lo mismo: Yo no escribo desde el rencor, escribo desde la reivindicación de personas que en contextos infames se comportaron con dignidad. No quiero hacer hincapié en los verdugos, ni en los que se comportaron de forma indigna. Al revés, quiero rescatar esa dignidad olvidada. Si echas una manta de olvido lo tapa todo y haces que se pierdan las conductas humanas que pueden ser un ejemplo. He tratado de recuperar esas conductas, el valor de esas personas que en contextos tan terribles se comportaron con humanidad, lealtad, incluso con honor. Estos días fui a ver una película, Coco, que me dio un poco de luz sobre esto. Va sobre la memoria, el recuerdo, sobre cómo necesitamos recordar a la gente que fue un referente para nosotros y cómo esa gente necesita que la recordemos porque si no muere del todo. No podemos dejar que ciertas personas sean olvidadas, porque sería como volverlas a matar.
-¿Por qué tenemos memoria selectiva? Lo digo, por ejemplo, por la visión que ha quedado del comportamiento de los militares con el Golpe de Estado, en la Guerra Civil, por mantener esa idea ahora...
-Lo que pasa es que es más fácil despachar el relato en un par de titulares, y partir de las premisas simplificadas por el olvido. Precisamente el oficio del que cuenta historias es huir de esa simplificación, buscar su complejidad, incluso la paradoja. Para mí lo es que quien hizo fracasar el golpe militar en Barcelona fuera un general de la Guardia Civil, que además era católico practicante y un veterano de la guerra de Marruecos, tan veterano como los que dieron el golpe. Esa paradoja me atrae desde el punto de vista narrativo y me parece interesante mostrar esa complejidad. También otros datos que la gente no conoce, como que en el 36 hubiera 24 generales de división en activo en España y sólo cuatro se sublevaron. Los otros 20 se mantuvieron fieles a la República.
-Pero, insisto, ¿por qué esa memoria selectiva?
-Porque cada uno reivindica aquello con lo que vende su producto. Yo no lo hago, es una gran ventaja. No vendo ninguna ideología, no quiero gobernar, ni dirigir la vida de nadie. Quiero contar lo que veo y lo que he tenido la oportunidad de conocer. Cuando te haces cargo de la integridad de una historia, de su complejidad, acaba siendo necesariamente incómoda para alguien, o para todos. La historia de la Guerra Civil es una historia complicada, que no puede despacharse en un relato sencillo de buenos y malos, donde además los míos siempre quedan bien. Pues no. Ni en esto, ni en nada.
- Ha sacado Recordarán tu nombre sobre un guardia civil en la Cataluña de la Guerra Civil, tiene una saga sobre dos guardias civiles como Bevilacqua y Chamorro, no ha dejado de dar su opinión sobre la situación catalana, sabe que no es la persona más popular ahora mismo allí, ¿no?
-Me han llegado mensajes de que han dejado de poner mis libros en algunos colegios, de que algunas personas me han dejado de leer. Ellos sabrán. Yo sé por qué he opinado lo que he opinado. Creo que se han hecho muchas cosas mal. Es un problema político que no se puede llevar como lo ha llevado el gobierno del PP, con desidia, negligencia, una imprudencia temeraria. Dicho esto, cuando una parte de la sociedad se salta todas las reglas, y decide, por sí y ante sí sin contar con los demás, el destino de la mitad de los ciudadanos, yo no puedo respaldar eso. Tengo una convicción clara: cuando se echa a la ley, al estado, el que paga es el débil. Porque surge la selva, y en la selva manda el fuerte. El procés ha sido eso, un intento de aplastamiento del débil por parte del fuerte, arruinando a la sociedad catalana, haciendo cosas inasumibles como tramitar leyes secretas, utilizar a la policía para promover una agenda política -que es destruir a un cuerpo policial-. ¿Cómo puedo respaldar todo eso?
-Tengo una curiosidad, ¿existen guardias civiles como Bevilacqua en el cuerpo?
-Sí, y más raros. A lo mejor conozco a 800 guardias civiles, y cada uno es de su padre y de su madre. Hay gente que se acerca mucho a la imagen arquetípica que se pueda tener; otra, se aleja. Sí, se han incorporado a una institución que tiene un carácter que imprime de una manera clara, pero son individuos. La última vez que estuve con guardias civiles fue en una patrullera en el Estrecho, y eran cinco tipos completamente diferentes.
-Por cierto, ¿la próxima entrega?
-Acabo de sacar un libro de cuentos, calculo que en mayo de 2019.
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