La familia Aramburu, dispuesta a donar una colección de cuadros
Ha ofrecido al Ayuntamiento de Cádiz una serie de obras de temática costumbrista
La familia Aramburu se ha ofrecido a donar al Ayuntamiento de Cádiz una colección de cuadros de pintura costumbrista de autores como Godoy y Felipe Abarzuza, con la idea de que se ubiquen en un lugar dedicado expresamente a estas obras de arte, como ocurre con la sala que acoge las piezas del escultor gaditano Juan Luis Vassallo en el Centro Cultural Reina Sofía o la que estará dedicada a Costus en el futuro Centro de Arte Contemporáneo. Según ha podido saber este periódico, el Consistorio está estudiando este ofrecimiento.
Si se lleva acabo esta donación, sería la segunda que la familia Aramburu realiza en los últimos años a una institución pública. En 2003, siendo consejera de Cultura de la Junta de Andalucía Carmen Calvo, donó al Museo de Cádiz un retrato de gran tamaño de Micaela Aramburu y Picardo realizado por Ignacio Zuloaga, uno de los pintores españoles más importantes del siglo XX. El cuadro, óleo sobre lienzo de dos metros por 1,20, podría valer más de 600.000 euros.
La donación la efectuaron Álvaro y María Luisa Aramburu por expreso deseo de su hermana Micaela, apenas cinco meses después del fallecimiento de la dama gaditana.
El cuadro fue pintado cuando Micaela contaba 18 años y fue un regalo de su madrina, la esposa de José Moreno de Mora, bodeguero gaditano de enorme fortuna a quien se debe, entre otros destacados logros para la ciudad, la construcción del Hospital de Mora.
El encargo se hizo a través de una hermana de Manuel de Falla, muy amiga de la madre de Micaela. Falla escribió a Zuloaga a París recomendándola. El pintor pidió una fotografía, pero no le gustó y dijo que le mandaran a la muchacha. Micaela pasó un mes en París, posando para el cuadro y los bocetos previos, trabó amistad con la hija del artista y con su esposa, y conoció a numerosos artistas, intelectuales, bailarines y toreros, que pasaron por el estudio.
Según comentó María Luisa Aramburu el día de la donación, Zuloaga "pensaba pintarla con Cádiz al fondo. Pero por aquella época un pintor, creo que Manet, dijo que Zuloaga no sabía usar el azul, así que la pintó de azul con el fondo azul". Contó que al artista le encantó el resultado y quiso quedarse con el cuadro, pero Micaela no cedió. De vez en cuando, Zuloaga venía a Cádiz para verlo y saludar a sus amigos.
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