Esa fotografía que manifiesta verdad
Arte
El fotógrafo Fran Núñez expone en San Fernando
La fotografía moderna es un cajón de sastre hasta donde muchos han llegado para posicionar unas realizaciones que, desgraciadamente, hay mucho para olvidar. Amparándose en una falsa modernidad, en unos planteamientos erróneos por los cuales se quieren validar lo que no tiene sustancia alguna, muchos quieren acceder a un estamento artístico que no tiene la más mínima envergadura. Existen falsos fotógrafos que, por tener una cámara más o menos adecuada, se creen artistas superiores e, incluso, tienen la osadía de exponer obras que no sirven ni para estar guardadas en carpetas olvidadas. De todo esto tenemos muchos ejemplos y hemos sido testigos de cómo algunos quieren mostrarse como lo que nunca han sido y como lo que jamás han sabido realizar: fotografías de entidad y calidad.
La ficha
Fran Núñez.
Sala Polaroid. San Fernando
En cierta ocasión, hablando con el querido y siempre recordado Adrián Fatou sobre los fotógrafos de ahora y, sobre todo, manifestando nuestras dudas sobre los que se consideraban fotógrafos artistas, salieron los nombres de los que, en estos momentos, merecían el reconocimiento de verdaderos fotógrafos. Los dos estuvimos de acuerdo en que, aquí, muchos de los que ejercían de artistas superiores, poco –yo aventuro que nada– tenían que aportar. Entre los más jóvenes, él y yo, estábamos de acuerdo en que el nombre de Fran Núñez era de los que merecía toda la consideración por su trabajo, su solvencia fotográfica, su capacidad artística y, por supuesto, por su posición como hacedor de una realidad que, la mayoría, no sabía ni siquiera que existía. Las tonterías que algunos se aventuran a exponer y que sonrojan, atestiguan estos planteamientos que exponemos.
Fran Núñez presenta su obra tras el seudónimo de FRANAGAN –su nombre lleva incluido el símbolo de la tabla periódica de la plata, AG, como integrante principal de los elementos que intervienen en la conformación tradicional de la positivación fotográfica; algo que la mayoría de los muchos de los que, hoy, se llaman fotógrafos desconocen– y nos hace partícipes de su obra en la sala Polaroid, el espacio dirigido por José Julián Ochoa que mantiene vivas las expectativas de la mejor fotografía actual y que abre las perspectivas de un arte grande que sí deja entrever los postulados de una fotografía adecuada, consciente y llena de dimensión artística.
La muestra nos introduce en los modos y en los medios de la mejor fotografía analógica; esa que encierra todos los valores de una realización que se aparta diametralmente de esos vacíos y nulos estamentos de mucha de lo que hoy se nos presenta como fotografía. Fran Núñez nos ofrece una documentada serie sobre ese universo nómada que constituye los hombres y mujeres de las ferias, esa especie de transumancia humana que habita una existencia callada y humilde, alejada de las alharacas de nuestras fiestas populares. El artista se ha introducido en esas ciudades efímeras, desmontables y con una gran particularidad vital, para captar toda la humanidad de una realidad que se desconoce y que ofrece muchos esquemas dignos de ser resaltados. El fotógrafo jerezano, con el entusiasmo de los grandes fotógrafos documentalistas –hoy ya casi todos han desaparecido y refugian su obra en adocenadas manifestaciones igualatorias donde acuden para no aportar nada–, se adentra como los antiguos fotógrafos en los lugares adecuados donde se encuentra lo que verdaderamente se busca y nos sitúa ante unos personajes que hacen participar sus muy particulares identidades. Jéssica, Gabi, Raúl; Juan el del tren del escobazo; Sergio hierático guardián de la caseta de tiro; Mari en su carromato lleno de macetas de geranios; Francisco, el turronero, con su carga de curiosa existencia que no duda en ofrecernos el retrato del día de comunión de su hijo; las rumanas Beatriz y Alina, con su belleza representante de un tiempo eternizado; Capelo y Gitanito, los churreros... representantes todos de una existencia vivida y asumida y que deja tras de sí, una historia entrañable, cercana y alejada al mismo tiempo, y que forma parte de esa realidad que todos vivimos y de la que tan poco sabemos.
Fran Núñez es un fotógrafo fotógrafo, dominador de la fotografía analógica, esa que transmite de verdad un estamento artístico al que todos dicen pertenecer y muy pocos son los que suscriben la autenticidad del arte.
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