El fin del futuro
Cómics
El genial dibujante José Ortiz regresa a las librerías gracias a la increíble labor de la editorial sevillana Isla de Nabumbu
Los avances tecnológicos de los últimos años nos han ido convirtiendo, cada vez más, en una sociedad cómoda. Vivimos rodeados de artilugios que nos ofrecen todo lo que necesitamos al instante, sin necesidad de que nos esforcemos. Es por ello que cuando hay un corte de luz o la red de internet se cae, un profundo abismo se abre ante nuestros pies. ¿Qué hacer?
Corremos como pollos sin cabeza, incapaces de comunicarnos, sin ese dinero electrónico que gastamos con un solo toque a la pantalla de nuestro móvil de última generación. El caos se origina, y los llantos de los influencers resuenan en todas partes, rasgándose las vestiduras porque no pueden colgar en sus redes sociales esa última instantánea de eso que ellos y ellas denominan ‘vida’…
Pues bien, y ahora ya hablando de lo que nos importa en esta cabecera, que son los cómics. En los ya lejanos años ochenta, dentro de la segunda etapa de la mítica revista británica Eagle, una pareja de creadores formada por el guionista Alan Hebden y el mítico dibujante José Ortiz ya se planteaban la cuestión con la que abría este texto.
A simple vista no podemos verlos, pero este planeta en el que vivimos está rodeado por infinidad, cientos, diría que miles de satélites que orbitan a su alrededor. Para muchas de esas comodidades de las que os hablaba dependemos de su correcto funcionamiento, por lo que, ya trasladándonos a las viñetas de este cómic, se plantea la siguiente cuestión, provocada por un súbito error en los cálculos científicos que se suponía iban a proveer de energía ilimitada al planeta verde.
¿Qué ocurrirá en un mundo sin electricidad?
He aquí la respuesta, con la que observamos cómo la sociedad retrocede hasta un estado muy parecido al medieval, formado por diferentes clanes que, con la violencia como única arma, tratan de arrebatarse los pocos medios de supervivencia, convirtiendo la existencia diaria en una auténtica lucha sin fin.
Y es justo aquí donde aparece el héroe de esta historia, cuya imponente figura a caballo protagoniza la portada de este cómic titulado El rey de la torre.
Aunque por su aspecto e indumentaria penséis la mayoría que es un caballero medieval, si os fijáis bien, el cañón de un rifle sobresale en la potente imagen, lo que nos transporta inmediatamente a este autentico carrusel de emociones que comenzaremos a experimentar al abrir la primera página.
Porque si algo consigue este tándem de artistas es que no puedas soltar este cómic hasta terminártelo, ya que la montaña rusa de peripecias por la que pasará su protagonista le llevará a tener que, junto a sus huestes, tratar de defender esa torre que da título a la obra, que no es otra que la Torre de Londres, un punto turístico que seguro que muchos de vosotros habéis tenido la suerte de visitar.
Pues bien, el potente trazo de José Ortiz llevará a las viñetas los desquiciados rostros de los hombres comandados por Lord Spencer, un temible enemigo al que Nick Tempest, el protagonista, tendrá que enfrentarse en un principio y que, con el tiempo, tal vez consiga que sus ansias de conquista desaparezcan y entre los dos hombres surja un pacto de no agresión que, de hecho, salvará el cuello de uno de ellos en más de una ocasión.
Pero este peligro nos es nada con las amenazas que irán surgiendo al final de capa episodio, ya que al concluir las tres páginas que componen habitualmente estos, el guionista Alan Hebden nos deja a todos boquiabiertos con un cliffhanger que nos obliga sin remedio a seguir leyendo…
De las profundidades de las estaciones de metro surge una autentica horda de seres que hace tiempo fueron humanos, pero que ahora se han convertido en bestias sin mente. Son los temidos hombres rata, una amenaza a la que Tempest tendrá que plantar cara si quiere que él y ese pequeño reducto de sociedad que encabeza sobreviva.
Por desgracia para él y regocijo para nosotros, los lectores, este solamente va a ser uno de los peligros a los que se enfrente al atribulado protagonista, y a lo largo de las siguientes páginas vamos a toparnos con que, a veces, los médicos no están para curar, más bien lo contrario…
A lo largo del apasionante camino que supone esta aventura va a quedar muy claro que José Ortiz era un profesional de tomo y lomo, ya que su labor aquí es de primer nivel, sin nada que envidiar a trabajos más personales (Hombre, Las mil caras de Jack el Destripador…).
Tan solo me queda dar las gracias a los ‘culpables’ de que esta edición llegue a las librerías, ese dúo de amantes del noveno arte compuesto por el editor Javier Alcázar que sigue al pie del cañón, contra viento y marea, luchando ante mil dificultades y desde un sello modesto como Isla de Nabumbu lograr la magia que otra editoriales más grandes ignoran.
Junto a él, otro ‘mago’, Antonio Moreno, que hace que tras pasar por sus manos, las páginas de este y otros cómics luzcan mejor que nunca.
Por si todo esto no fuera suficiente, al finalizar las aventuras de Tempest nos aguardan aún algunas sorpresas que no os voy a desvelar…
No hay comentarios