El estudio geoarqueológico de Valcárcel revela un Gadir y un Gades inéditos

Arqueología

Las prospecciones previas a la rehabilitación del edificio demuestran que fenicios y romanos vivieron en dos islas, y que la unión de ambas no se produjo hasta siglos después

Los resultados de las catas arqueológicas no encuentran hallazgos que condicionen o retrasen el proyecto universitario

El rector Francisco Piniella (izquierda) y el arqueólogo de la UCA Darío Bernal, en la presentación del estudio de Valcárcel.l.
El rector Francisco Piniella (izquierda) y el arqueólogo de la UCA Darío Bernal, en la presentación del estudio de Valcárcel.l. / Jesús Marín

Sorpresa y de las grandes en los estudios geoarqueológicos previos a la rehabilitación del edificio Valcárcel. Si bien el proyecto universitario de transformación del edificio no se ve condicionado por los hallazgos puramente arqueológicos, con catas que han revelado la existencia de restos de época moderna de "muy reducida entidad" que no será necesario conservarlos, las prospecciones geoarqueológicas realizadas con modernas técnicas y hasta a 50 metros de profundidad revelan que fenicios y romanos vivieron en una urbe aún separadas en dos islas, y que la unión de ambas, contrariamente a lo mantenido hasta ahora, no se produjo hasta siglos después, posiblemente en época tardo-romana o, incluso, medieval. Estas son las conclusiones más significativas presentadas esta misma mañana en la Universidad de Cádiz (UCA) por su rector, Francisco Piniella, y por el arqueólogo y coordinador del proyecto, el catedrático Darío Bernal.

Los exámenes arqueológicos sobre el terreno se realizaron entre los meses de junio y octubre de 2018. Y en noviembre de ese mismo año comenzaron los estudios en laboratorio, una labor que aún continúa en la actualidad y que promete desvelar en los próximos meses otros datos de relevancia. Darío Bernal ha explicado que se ha tardado algo más de un año en informar públicamente de los resultados para ofrecerlos a los medios de comunicación con certeza científica, dada su importancia.

Así, si hasta la fecha se ha pensado que fueron los fenicios quienes empezaron a unir las dos islas en las que inicialmente se asentaron, a las que llamaron Erytheia y Kotinoussa, ambos terrenos se mantuvieron separados bastantes siglos después, incluso en época romana y, posiblemente, muy cerca del periodo medieval. Fenicios y romanos, por tanto, navegaron con sus barcos por el llamado canal Bahía-Caleta, y vivieron en dos islas que tendrían que cruzar diariamente, se supone que incluso por medio de algún puente o en embarcaciones, para sus quehaceres cotidianos.

Las prospecciones arqueológicas han llegado a unas cotas de profundidad jamás alcanzadas en Cádiz: 50 metros en tres perforaciones distintas con tubos de unos nueve centímetros de diámetro que han permitido llegar al fondo del paleocanal. En palabras del arqueólogo Bernal: "Hemos llegado a la roca madre". Desde el suelo hasta los primeros cinco metros de profundidad han aparecido en las prospecciones restos desde el siglo XVIII hasta el siglo XX; desde los 5 hasta los 25 metros, una sedimentación natural de arena; y desde los 25 metros hasta los 50, lo que ha llegado a tierra a través de esos estrechos tubos demuestra la existencia de un fondeadero con restos fenicios y romanos completamente fragmentados: mucha cerámica, trozos de terracotas, paredes de ánforas, mandíbulas de corvinas, pepitas de uva, semillas... "Un fondeadero riquísimo en restos arqueológicos y orgánicos cuyas conclusiones verifican que las dos islas estaban abiertas y que el fondeadero estaba en uso en esas épocas. Es imposible que el canal estuviera cerrado", asegura Darío Bernal.

(Seguirá ampliación)

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