El gran legado de uno de nuestros más grandes
La colección multidisciplinar que Guillermo Pérez Villalta ha legado al CAAC sitúa al espectador en la historia de un artífice que ha creado un lenguaje único y de gran trascendencia
La exposición que tiene lugar en los espacios de la antigua Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla, hoy Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, no es una muestra más en la espectacular carrera de Guillermo Pérez Villalta. Muchos episodios importantísimos de su genio creador se han presentado llenando del máximo sentido artístico sus comparecencias por las salas más significativas. Nosotros hemos sido testigo de ello y, así lo hemos contado. Sin embargo, ésta es algo más. Tenemos la suerte de que el pintor de Tarifa haya legado al CAAC una gran parte de sus obras, realizadas a lo largo de muchos años. Pintura, escultura, dibujos, objetos, muebles van a tener su depósito definitivo en el Centro para bien cultural de todos y, con el claro objetivo, de que sirva, además, de estudio permanente y objeto de investigación por los estudiosos y amantes de la obra de uno de los grandes pintores españoles de todos los tiempos.
La exposición, comisariada por Óscar Alonso Molina, nos viene a situar por la historia de un artista total que ha sabido crear un lenguaje único donde se funden muchas circunstancias extraídas de ese pozo de cultura que acompaña las obras de un Guillermo Pérez Villalta que, a lo largo de los años, ha ido ganando en fortaleza pictórica, trascendencia creativa y significación artística.
La obra que se presenta en las estancias de la vieja Cartuja y antigua fábrica de loza, tiene varios momentos, que plantean el discurso estético de cada etapa creativa y los postulados que las han configurado. Desde aquellos registros primeros, en los que la pintura nos hacía partícipes de unas estructuras conceptuales cercanas a la estética pop, hasta las últimas creaciones donde la sutileza, lo esencial, marca unas pautas creativas llenas de sabia experiencia; pasando por esas obras llenas de estructuras arquitectónicas donde se vislumbra un racional sentido de la medida; un desarrollo urbanístico basado en su culto potencial, ese espectacular juego de posiciones entre lo oriental y lo occidental, entre la cultura clásica y la moderna, entre lo religioso y lo pagano, entre lo posible y lo imposible. Obras en las que el autor da muestras de una difícil sencillez para mostrar un mundo que roza lo surreal y que abre perspectivas de suprema racionalidad compositiva. Al mismo tiempo nos encontramos con piezas donde se representan escenas extraídas, unas de la más pura realidad, otras producto de una medida ficción con elementos cercanos a nuestra moderna historia cultural, que desentrañan una sociedad con infinitos matices. Y, además, piezas que mantienen el riguroso compendio estructural del artista, con un marcado equilibrio en fondo y forma y con un riguroso sentido ornamental desarrollado desde esa particular intención creativa, ese espectacular sentido del dibujo, esa racionalidad organizativa y esa especial manipulación de la iconografía donde se funden distintos espacios culturales y se generan nuevos discursos significativos.
Su obra ha estado siempre ligada a la más pura concepción artística. Tras sus amplios y variados desarrollos pictóricos -toda una amplia trayectoria mostrando entusiastamente una verdad creativa sin fisuras determinantes- se han podido leer los capítulos más apasionantes que se han escrito en la pintura de las últimas décadas. Pero un signo inequívoco de su trabajo a lo largo de este tiempo ha sido su poderosa capacidad reflexiva, su adecuado asentamiento en unas parcelas donde el concepto imprimía un carácter de personalidad a una obra llena de los más indiscutibles valores plásticos.
En la obra de Pérez Villalta están presentes los esquemas de la cultura clásica, donde se presienten los espacios culturales que fronteriza el Estrecho y en los que el Levante y el Poniente sintonizan en fórmulas y desenlaces mágicos, donde la arquitectura, lo geométrico y la racionalidad matemática imponen un sello especial hasta posibilitar un lenguaje personalísimo, una concepción estética poderosa cimentada en el conocimiento y un planteamiento conceptual capaz de las situaciones más determinantes.
Estamos en una muestra muy especial que viene a anunciar esa realidad determinante que es el legado especialísimo de Pérez Villalta al CAAC. Nosotros lo agradecemos infinitamente.
Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) SEVILLA
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