Dios en Berlín
Mapa de Músicas | Karajan, grabaciones radiofónicas con la Filarmónica de Berlín
La Filarmónica de Berlín publica grabaciones inéditas de radio con Herbert von Karajan

Cuando murió en el verano de 1989 era sin discusión el nombre más popular de la música clásica internacional. Si un comentarista deportivo quería hacer una metáfora sobre un excelso director de juego (fútbol, baloncesto, daba lo mismo), era a su nombre al que recurría. Karajan trascendía el ámbito de la música: su imagen inconfundible, con el gesto hierático, los ojos cerrados, como en permanente trance, y el cabello plateado, se había convertido en un símbolo de autoridad, verdad y perfección. Con más de 200 millones de discos vendidos, omnipresente en las estanterías de cualquier aficionado medio y dueño de una visión casi cinematográfica de la música, dominaba tanto el escenario como la industria fonográfica. Su legado, construido a través de décadas al frente de la Filarmónica de Berlín, marcó una era en la interpretación orquestal y en la forma en que la música clásica llegaba al gran público.
Por Alemania circulaba entonces un chiste que definía bien su personalidad: Karajan se encontraba con Leonard Bernstein, uno de sus grandes rivales, que le comentaba: “Mi Misa me la inspiró el mismísimo Dios”. El austriaco le respondía: “¡Mentira! Yo no he sido”.
Nacido en Salzburgo en 1908, en el seno de una familia de la alta burguesía austriaca, Herbert von Karajan debutó como director de orquesta en 1929 nada menos que con una Salomé en el Festival de su ciudad natal. Fue Kapellmeister en Ulm con sólo 21 años y ascendió de forma fulgurante en la Alemania de los años 30, impulsado por su pertenencia al Partido nazi (aunque él negase siempre cualquier implicación política –“necesitaba el carnet para trabajar”, repetía–, esa sombra lo acompañaría toda su vida). Dirigió por primera vez a la Filarmónica de Berlín en 1937, pero no fue hasta 1955, tras la muerte de Wilhelm Furtwängler, que fue nombrado director titular de la formación, con la condición de que el nombramiento sería vitalicio, y así fue. Empezó entonces una era de dominio absoluto en la que convirtió a la Filarmónica de Berlín en una de las orquestas más legendarias del siglo XX. Su sonido pulido, homogéneo y su meticulosa atención al detalle quedaron plasmados en sus más de mil grabaciones y en sus innovaciones en la industria discográfica (su visión fue vital para el lanzamiento del CD o el Láser Disc).
Pero aún quedaban flancos de su actividad por cubrir. Lo muestra esta impresionante colección que le dedica el sello de la filarmónica berlinesa: 24 discos en formato SACD que documentan 23 conciertos transmitidos por radio entre 1953 y 1969, posiblemente los mejores años de Karajan. Casi todo el material estaba inédito e incluye buena parte del repertorio que lo hizo famoso: Bruckner (4ª y 8ª), Beethoven (3ª y tres versiones de la 9ª, además de un Concierto nº3 con un invitado especial, Glenn Gould), Strauss (Así habló Zaratustra, Don Quijote, Una vida de héroe, 4 últimas canciones con Schwarzkopf, que también canta el aria de Ariadna, Concierto para oboe), Brahms (2ª, 3ª, 4ª, Concierto nº2 con Géza Anda), 4ª de Schumann, 9ª de Dvořák, 5ª de Chaikovski, de Prokófiev y de Sibelius, Grande de Schubert, Variaciones Op.31 de Schoenberg, Suite nº2 de Daphnis et Chloe de Ravel, Música para cuerda, percusión y celesta de Bartók, Prélude de Debussy, Preludio y Liebestod del Tristán de Wagner... Están también Bach (Magnificat), Haendel (un par de concerti grossi) y Mozart (la Júpiter, el Concierto nº20 con Wilhelm Kempf y el Concierto para tres pianos en el que el propio Karajan asume la sencilla parte del tercer piano). Pero además hay algunas obras bastante raras en su repertorio: Aubade de Richard Rodney Bennett, Capriccio para soprano y violín de Rolf Liebermann (con Irmgard Seefried de solista), la Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis de Vaughan Williams y hasta Atmósferas de Ligeti, un compositor que le era completamente ajeno, pero el espíritu comercial de Karajan no pudo reprimirse ante el estreno en Alemania de 2001, la película de Kubrick que utiliza esa obra en su banda sonora.
Dios vuelve a hacerse oír desde Berlín en una edición de lujo, no barata (269 euros en la web de la orquesta), pero que los nostálgicos de aquellos años en que un disco era mucho más que una carta de presentación de un artista, anhelarán por lo que tiene de tangible, de objeto de colección, de museo.
La ficha
Live in Berlin. 1953-1969
Orquesta Filarmónica de Berlín. Herbert von Karajan.
Berliner Philharmoniker Recordings (24 SACD)
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