"Si no hay industria de animación vamos a crearla nosotros en Cádiz"

Javier Coronilla, autor de efectos para Star Wars y Netflix, proyecta crear un estudio en la provincia

El técnico isleño impartirá un curso en la UCA de robótica cinematográfica

Javier Coronilla, el pasado viernes, en Cádiz. / Fito Carreto
Pedro Ingelmo

28 de enero 2018 - 12:31

Cádiz/Javier Coronilla (San Fernando, 1982) pasa la mayor parte de su tiempo laboral en Londres. Allí acaba de terminar un trabajo para Netflix, "un personaje completo", y ahora espera su siguiente proyecto después de que su nombre figurara en créditos de grandes producciones como la última película de la serie de Star Wars o Un monstruo viene a verme. Consolidado en los departamentos de efectos de la industria audiovisual, dentro de los subdepartamentos que se llaman de criaturas, Coronilla rumia crear algo en su tierra. "Cada vez me tira más volver a casa y creo que es un sector que nos da muchas posibilidades porque está casi todo por hacer. Recuerdo cuando se rodó aquí James Bond y no paró de llover y no había ni un plató. Contar con cierta infraestructura cinematográfica podría atraer inversión. Es cierto que en España no hay una industria muy consolidada de efectos especiales, animatrónica o 3D, por lo que podríamos crearla nosotros. Aquí hay magníficos profesionales. Sin ir más lejos tenemos a Javier León, también de La Isla, que ha sido nominado al EMI por la entradilla de The Crown. Pero hay muchos más".

Coronilla está dándole vueltas a esto mientras prepara la master class que durante toda la próxima semana se va a celebrar en la Universidad de Cádiz dentro de la programación de la escuela de cine, que dirige Bruto Pomeroy, y que trae a Cádiz a lo más granado del panorama audiovisual patrio. "En una semana no da para entrar en profundidad en un universo tan complejo, pero sí para ofrecer las herramientas para seguir investigando y conocer los fundamentos".

Porque a lo que se dedica Coronilla es a un negocio que mueve cientos de millones y cuyas posibilidades laborales son inmensas. "Para una gran producción trabajan en el departamento de criaturas unas cien personas. Diez son escultores, otros diez se dedican a mecanismos... y así. Y es un trabajo en el que se avanza en equipo, unos dependen de otros en una línea de producción que es una cadena, pero al mismo tiempo es una tarea muy creativa".

Esto es lo que quiere transmitir a un curso que es una matrícula abierta, no sólo reservada a los alumnos de la Universidad. Coronilla habla con pasión de su trabajo y es lo que quiere transmitir a los que van a ser sus alumnos. "Quiero que nos divirtamos". Lo primero que explica es que una cosa es "el arte y otra la técnica, pero sin embargo hay que estar continuamente improvisando. Nos llaman los frikis de la industria del ocio, pero no es friquismo, sino que nos gusta nuestro trabajo y una vez que te sumerges en un proyecto vives para él cada hora del día. Es extenuante, tienes que conseguir, por poner un ejemplo, que la piel de una criatura sea flexible, que se mueva, que gesticule, que se enfade y que no parezca un robot. Y a eso dedicas todo tu pensamiento hasta que lo consigues porque los plazos de entrega son cortos y se rueda muy rápido. No es un trabajo en el que acabes algo y te metas directamente en otro. Yo, al menos, cuando acabo, necesito regresar a casa y volver a coger fuerzas. Cuando empezaba lo cogía todo, empalmaba un trabajo con otro, aquello era de locos".

Y es que hoy recuerda cuando empezó, cómo una casualidad le llevó a Guillermo del Toro, cuando rodaba en España El laberinto del fauno. Del Toro le dijo que enseñara su trabajo amateur a la empresa de efectos especiales, DDT, la más potente de España. "Allí fueron muy amables, pero me dieron la bofetada más útil que me han dado en mi vida. Eso me hizo irme a Londres a aprender. Ganaba siete libras la hora por limpiar moldes con agua a presión en la productora de Dr. Who. Hace años todos los que intentábamos llegar éramos autodidactas, pero ahí aprendí que necesitas alguien que te guíe para dar los primeros pasos. Si podemos dar esos primeros pasos con un curso como éste desde Cádiz, algo habremos avanzado".

Los primeros profesionales de la Escuela

Pese a que la Universidad de Cádiz carece de grados específicos de audiovisual, su activa Escuela de Cine, que dirige Bruto Pomeroy, está empezando a dar sus resultados consiguiendo sus primeros profesionales en el sector, algo de lo que su director, Bruto Pomeroy, se siente especialmente orgulloso. "Lo que queremos es crear una inquietud en un campo que ofrece unas grandes posibilidades laborales". Por sus aulas han desfilado algunos de los más reputados profesionales del cine y la televisión, abarcando todos los campos, desde el guión, la dirección de arte, la actuación o, como en el caso de Coronilla, la animación. Una de estas primeras profesionales con ya pie y medio en el mundo del cine es la joven Teresa Trasancos, que gracias a la Escuela conoció a Isaki Lacuesta y pudo trabajar primero como becaria y luego contratada como ayudante de dirección de arte de su última producción. En la actualidad cursa estudios en el Taller de Artes Imaginarias, lo que compagina con trabajos en una industria cada vez más activa y con mayor volumen de producción. Otro de los alumnos que ha logrado dar el salto es David Rendo, un diseñador gráfico que es el encargado de realizar los originales carteles de la Escuela de Cine. Un curso con el animador español Raúl García, que trabaja en Los Ángeles, le ha servido para ser incluido en la nómina de su siguiente producción como diseñador de personajes. Pero las pretensiones de Pomeroy no son tan elevadas y lo que quiere es que su Escuela de Cine sea un primer peldaño para quienes estén interesados en la industria y que a través de estos cursos "tengan una hoja de ruta para poder adentrarse en la industria o que simplemente sacien su curiosidad sobre algo que tanto nos fascina. A todo el mundo le gusta ver películas o series. Desde la Escuela ofrecemos la posibilidad de dar a conocer cómo funciona este mecanismo por dentro". En su tercera edición, que finaliza en junio de este año, la UCA habrá ofertado un total de 15 módulos de 25 horas cada uno.

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