José Carlos Naranjo, premio José Arpa de Carmona
El pintor de Villamartín gana la 77 edición de este certamen con una obra, ‘C.R.E.A.M.’, en la que el artista despliega enigmas y misterios
Los juiciosos parámetros de la pintura moderna
Hemos comentado en multitud de ocasiones la importancia de la pintura de nuestra zona gaditana. Lo hemos hecho porque es una realidad absolutamente indiscutible a la que, sin embargo, no se le tiene la consideración que se debiera, por la injustificable cerrazón de las instituciones, públicas y privadas que no le concede la importancia que, sin duda alguna, posee. La nómina de artistas que tenemos no sólo es numerosísima sino que, al mismo tiempo, es de capital importancia en el contexto general del arte español. El cuadro de pintores que tenemos es, además de grande, bueno, muy bueno. Sólo con unos pocos de los que existen, ya, habría una sólida base para que tan importante parcela de la cultura fuese un reclamo con el que potenciar la propia realidad de cualquier ciudad. En otros sitios, con menos elementos y miembros de importancia, se han hecho y están en la cima de la cultura.
Todas las temporadas nuestros artistas son protagonistas de asuntos noticiables, exposiciones importantes, obtención de becas y, sobre todo, premios de la mayor consideración. En los últimos meses hemos visto cómo artistas de Jerez y del entorno han copado certámenes de muchísima importancia: Eduardo Millán, Ignacio Estudillo, Fermín García Villaescusa, David Maldonado, Rocío Cano, Magdalena Bachiller, Pepe Baena, Silvia Lermo... y, ahora, el pintor de Villamartín José Carlos Naranjo.
Los certámenes artísticos son, probablemente, de las pocas oportunidades que los artistas tienen de canalizar y dar a conocer su trabajo. Existen muchos y de muy variada tipología; algunos con poco atractivo y destinados a aficionados de fin de semana o a productores de escaso sentido artístico y dialéctica lenguaraz. Otros, de honda tradición, amplio recorrido y acertados planteamientos. A estos acuden artistas de contrastada dimensión y lúcidos postulados. José Carlos Naranjo es uno de nuestros artistas más importantes. Su trabajo no ofrece la menor duda y es pintor de pintores. En su historial encontramos comparecencias selectas -una de las últimas la exposición ‘Cuando la tarde ya es noche’ que pudimos contemplar y admirar en la Sala Pescadería- y cuenta con muchos de los mejores premios de pintura de este país -el Premio BMW de Pintura, ese al que tantos aspiran; obtuvo, asimismo, el Figurativas’11 de Barcelona, además del primer premio en el Griffin Art Prize Iberia de Londres y el del Club del Arte Paul Ricard, en Sevilla-. Su obra forma parte de colecciones como CAC Málaga, UNIA Universidad Internacional de Andalucía, BMW Ibérica, Paul Ricard. MEAM de Barcelona, Museo Alcalá de Guadaira y colecciones privadas en España, Portugal, Estados Unidos y Reino Unido. Para mí es uno de los artistas españoles en quien más confiar.
Entre los certámenes de pintura andaluces, el José Arpa de Carmona es de los más prestigiosos y al que acuden pintores de todos los sitios a sabiendas que se trata de un concurso con prestigio, certeza y honda tradición. Lleva, desde 1947, ininterrumpidamente setenta y siete ediciones; algo que es garantía de que avala un premio vivo con el que hay que contar. La prueba es la nómina de importantes artistas que han sido merecedores del mismo –por citar sólo algunos de los últimos, Ángel Alén, Norberto Gil, Fernando Clemente, Antonio Barahona, Daniel Franca, Ramón David Morales, entre otros-.
José Carlos Naranjo presentaba la obra ‘C.R.E.A.M.’, una pieza importante, transmisora de todos los postulados artísticos de este pintor; con los elementos de la realidad transformados hasta conseguir que desarrollen una posición mediata, llena de enigmas y misterios que distorsionan la visión directa y transportan la mirada a posiciones que sugieren y dejan abiertas los caminos de una realidad sabiamente mediatizada y circunscrita a nuevos desarrollos. Un personaje de su entorno es captado en una sencilla actitud en medio de un paisaje nocturno cuya oscuridad es rota por un alumbrado callejero que aparece en lontananza. El personaje se nos ofrece con la cara velada lo que acentúa esa carga de misterio, habitual en la obra de José Carlos Naranjo, que rompe lo inmediato y abre nuevos horizontes visuales.
El artista nacido en Villamartín es artista que prestigia todas las situaciones donde participa. Por eso, con su nombre en el palmarés de ganadores del premio de la ciudad sevillana de Carmona –ya con un buen elenco de artistas en su amplia colección-, el premio que lleva el nombre del pintor José Arpa consigue potenciar su carisma y convertirse en uno de los más atractivos de cuantos existen.
Con este premio ganado por uno de nuestros artistas más significativos, seguimos en ese estado de gracia en el que se encuentra la pintura que se hace en nuestra zona. Algo que no debe pasar desapercibido por nadie y menos por quienes tienen el gran honor de regir los destinos ciudadanos. Con artistas como José Carlos Naranjo y los muchos de su joven generación que tenemos entre nosotros, se puede aspirar a cualquier objetivo por difícil que fuere. Sólo hay que tenerlos en cuenta y saber cómo gestionarlos. Que así sea.
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