“El latín no es una lengua muerta, es una lengua inmortal; ha resistido a todo”
Emilio del Río | Profesor de Filología Latina y escritor
El docente riojano publica con la editorial Espasa el libro ‘Latín Lovers’, una divertida reflexión de 53 capítulos que demuestra que el latín está presente en nuestras conversaciones diarias
“La lengua que hablamos aunque no nos demos cuenta”. Así se subtitula el libro de Espasa Latín Lovers, una divertida creación del riojano Emilio del Río, profesor de Filología Latina, que de una manera desenfadada y divertida trata de defender la lengua de los romanos demostrando que en nuestro lenguaje diario no hacemos más que usar palabras y expresiones que provienen del latín más clásico.
–Empecemos por La vida de Brian: ¿qué han hecho por nosotros los romanos?
–(Ríe) Pues lo han hecho todo. Nos han dado la manera de entender la vida, la manera de pensar, nuestras costumbres y, por supuesto, el Derecho, que es una de las grandes contribuciones, y por supuesto la lengua que hablamos, casi nada. Como en la escena de La vida de Brian, lo han hecho todo. Por eso es tan importante que sepamos algo de latín y de cultura clásica, porque eso hace que nos conozcamos mejor, que seamos ciudadanos más críticos y más libres. Por encima de todo, el latín es divertido.
–¿Cómo y por qué surge este libro?
–Es un libro que surge a partir de un espacio de radio de latín y cultura clásica que coordino los domingos en Radio Nacional, con Pepa Fernández en el programa ‘No es un día cualquiera’, y llevamos siete temporadas con este espacio en el que jugamos con el humor, con la sorpresa, y de ahí viene este libro que no tiene el mismo esquema pero sí la intención de hacer divertido el latín. Y Latin Lovers juega con la expresión del amante apasionado y atractivo y también con los amantes apasionados del latín. Es un libro divertido, pensado primero para los que no tienen ni idea de latín, para los que no han estudiado nunca latín, para los que no saben de qué va. Se lo van a pasar bien y les va a gustar.
–Entonces tendría que ser para los jóvenes de hoy, que casi ni estudian latín...
–Claro, claro... en el programa, la mayor parte de los que participan son alumnos de instituto.
Y el libro, en segundo lugar, es para los que han estudiando latín y lo odian, lo recuerdan con horror, para ellos es también este libro. Y tercero, para los que aman la cultura clásica. Son 53 capítulos que se pueden leer en cualquier orden. No hay que tener ni idea de latín para leerlo, y siendo gaditano hay casi una obligación de saber algo de latín (ríe). De ahí viene el gentilicio de gaditano, la salsa garum...
–Y el apelativo de los gaditanos más gaditanos, el gadita...
–Qué bonito, qué bueno...
–Y efectivamente es un libro divertido.
–Sí, juega con la actualidad, con el humor, con el sexo, con el cine, la música, el flamenco, la gastronomía... Por ejemplo, cuando pedimos una pizza, pues estamos pidiendo algo que ya pedían los romanos. De hecho, el Imperio Romano se fundó gracias a una pizza porque Eneas se queda en la Península Itálica porque se come una pizza. O cuando pedimos una racioncita de gambas y otra de jamón, y resulta que jamón y gamas son la misma palabra. O la pasión por el vino, que nos viene de los romanos.
–¿Ha habido alguien que le haya reprochado que está defendiendo una lengua muerta, cuando en su libro demuestra que se trata de una lengua muy viva?
–Claro, el latín no es una lengua muerta, es una lengua inmortal, y eso lo demuestro en el libro. Ha resistido a todo, a las lenguas romances que vienen del latín, ha resistido a las nuevas tecnologías; que cuando usamos una tableta, ya los romanos escribían en tableta. No hay nada más resistente y más vivo que el latín, es la lengua que hablamos sin darnos cuenta: el 80% de nuestro vocabulario viene del latín, nuestras costumbres, nuestra manera de entender la vida...
–¿Ha jugado la Iglesia un papel de custodio del latin, aunque con su pronunciación eclesiástica?
–Claro, y más allá del latín de la Iglesia, el latín, incluso cuando no se hablaba, ha seguido siendo la lengua de comunicación, de la cultura, de la ciencia; nuestra especie es homo sapiens, y esto se lo pone un sueco, ¡un sueco! Los nombres científicos son en latín. Además, estudiar latín nos hace tener más criterio, ser capaces de pensar por nosotros mismos, ser más libres.
–¿Cómo se ha planteado Emilio del Río este libro para no hacer de él, que no lo es, un farragoso estudio etimológico?
–Por eso la clave era hacer un libro para los que no tienen ni idea de latín y para los que lo han estudiado y lo odian. Por eso es un libro que, como en el espacio de radio, juega con el humor, la sorpresa y la actualidad. Es divertido. Es que el latín es divertido, es que nos lo podemos pasar muy bien. Y nos hace más libres. Hasta los ingleses, para salirse de la UniónEuropea, utilizan el latín porque ‘brexit’ es latín en estado puro.
–¿Qué hacemos con el latín en los institutos?
–España es un gran país, pero Alemania, Francia, Inglaterra, por citar otros grandes países cercanos a nosotros, estudian mucho más latín que nosotros. Tengo un amigo que ha enviado a su hijo a Inglaterra y con 12 años, aunque vaya a hacer ciencias, está estudiando latín y tiene cuatro años de latín. También en Francia. Hagamos lo que hacen los grandes países, y una de las claves, no la única, es que estudian más latín. Y nuestra lengua y nuestra cultura vienen del latín.
No hay comentarios