Luis García Jambrina: "En el siglo XVI Roma era Sodoma y Gomorra"
El autor recupera al pesquisidor Fernando de Rojas en 'El manuscrito de sangre' (Espasa), séptima entrega de una saga que fusiona la novela negra y la histórica
María Reig: "La novela histórica no tiene edad"
![El escritor y profesor de la Universidad de Salamanca Luis García Jambrina (Zamora, 1960), durante su última visita a Sevilla.](https://static.grupojoly.com/clip/ad1a917e-e0c5-412b-beea-1c5e0d56dbaa_source-aspect-ratio_1600w_0.jpg)
El escritor y profesor de la Universidad de Salamanca Luis García Jambrina (Zamora, 1960) recupera al pesquisidor Fernando de Rojas en El manuscrito de sangre (Espasa), séptima entrega de esta saga que fusiona la novela negra y la histórica. En esta ocasión, despliega todas sus habilidades detectivescas en la Roma vaticana y renacentista de los Borgia.
Pregunta.Imagine que se encuentra con un lector en una librería buscando una novela, ¿cómo le recomendaría El manuscrito de sangre?
Respuesta.Le diría que es una novela que ofrece muchas cosas, armonizadas. Tenemos un trasfondo histórico maravilloso, no se me ocurre un periodo más atractivo de la historia de Occidente que la Roma de los Borgia. Una etapa sublime, de gran esplendor artístico y literario, pero también de una gran corrupción política y moral. Y a esto le debemos sumar una intriga política muy trabajada, jugando con los elementos que te brinda la historia. Novela histórica, novela negra, novela de personajes, sobre todo, muy atractivos y complejos, con mucha fuerza. Y tantos, que es prácticamente una novela coral.
P.En esta ocasión, se lleva a Fernando de Rojas a la Roma del Renacimiento. ¿Por qué esta elección?
R.Quería sacar a Fernando de Rojas de su zona de confort, de Salamanca o Castilla. El gran foco cultural, político, donde se estaba debatiendo todo y donde estaban ocurriendo y cociendo todo era Roma, donde, además, había muchos españoles entonces. Y no solo en el Vaticano. Roma era un burdel en aquella época, y muchas de las prostitutas eran españolas, al igual que muchos judíos y conversos habían ido a parar allí.
P.En su novela muestra la cara B de la Roma vaticana, pero también del Renacimiento.
R.Que es el mundo de la delincuencia y de la prostitución. Hablamos de una cara B íntimamente ligada a la cara A. Roma era Sodoma y Gomorra, era Babilonia. La delincuencia y los proxenetas estaban muy bien organizados, y eran los que suministraban al Vaticano lo que demandaba buena parte de su gran población, compuesta por clérigos, cardenales y otros religiosos.
P.En El manuscrito de sangre el poder está muy presente. Y a veces no hay límites con tal de conseguirlo…
R.No hay límites. Pero eso es algo que estamos viendo ahora. Es la gran lección que nos deja la Historia. En el Vaticano, en los cónclaves, se desarrollaban todas las intrigas de poder. Había sobornos, compra de votos. Algo que se le adjudica a los Borgia, pero lo hacían todos los papas, así como todas las grandes familias. En Roma hay emisarios de todas las potencias, de España, de Francia o Alemania, y el Vaticano es el tablero en el que se desarrollan esas luchas de poder. No es una casualidad que El príncipe de Maquiavelo se escriba justamente en ese momento. Roma es un laboratorio, donde se están gestando muchas cosas. Maquiavelo es el primero en hablar de la mentira como arma e instrumento político. Eso es lo que ahora está sucediendo. En aquella época la mentira era un pecado, y ahora parece que lo que es pecado es decir la verdad.
P.El lector encuentra en El manuscrito de sangre un buen número de cameos de celebridades del momento.
R.Con los Borgia, por ejemplo, he intentado que no sean los típicos Borgia que tantas veces nos han contado. Porque además eran una familia muy culta, muy refinada, que amaba el arte. Sobre todo Lucrecia, que inspiró a muchos artistas y poetas, y no era solo esa mujer que llevaba un anillo con veneno. Una mujer que participaba en los debates con personalidades de la época, y que también era muy piadosa y amante de sus hijos. En fin, he intentado mostrar esos personajes desde otros ángulos. También tenemos a Maquiavelo, a La lozana andaluza, a Miguel Ángel, Leonardo o Rafael. Y es que nunca hubo en un espacio, como en aquella Roma, tanta concentración de personajes tan diversos y tan potentes, tan poderosos.
P.¿Cuesta que convivan en una novela la ficción y el rigor histórico?
R.Bueno, esa es la madre del cordero de este género y más si lo mezclas con otros géneros y además introduces personajes tan diversos, históricos la mayoría. Como también los hay inventados, por necesidades narrativas. Incluso personajes históricos de ficción, como es el caso de La lozana andaluza. Es complicado casar todos esos elementos en un escenario como aquella Roma y que no se vean las costuras, que es una metáfora que me gusta utilizar. Tienes que hacer un vestido con telas diversas, sin que se noten las costuras.
P.Salamanca vuelve a estar presente en una de sus novelas, pero también Andalucía, Córdoba más concretamente…
R.No ha sido algo premeditado, me los he encontrado. En esa Roma estaba Francisco Delicado, que era cordobés y oficiaba como clérigo en Santa María in Posterula. Fue el autor de La lozana andaluza (que también era cordobesa), que en realidad es una hija, también literaria, de La Celestina y que no deja de ser el espejo en el que se miran las prostitutas. Tengamos en cuenta que la denominación "La Celestina" se crea en Roma, tras el éxito de la traducción de la obra de Fernando de Rojas. Yo no los calificaría como elementos metaliterarios, simplemente que la literatura también forma parte de la vida.
P.Usted, que forma parte del ámbito universitario, retrata al estamento eclesiástico en su novela. Dicen que son los espacios que menos han evolucionado a lo largo de los siglos, que en determinadas cuestiones siguen estando en la Edad Media.
R.La Universidad nació al cobijo de la Iglesia. Eso se percibe muy nítidamente en Salmanca, ya que la Catedral Vieja la albergó inicialmente. La Iglesia representaba y era el poder en esos momentos. Cuando el poder pasa al Estado, a los gobernantes, la Universidad no tarda en abrazarse. Siempre ha estado a la sombra y al servicio del poder, y eso le empuja a no cambiar, a seguir siempre igual.
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