En mármol y piedra ostionera

SI hay algún material definitorio de la ciudad es la piedra ostionera, que se denomina así cuando ya es material de edificación, pero que en la playa todo el mundo le llama "rocas".

De "rocas" está Cádiz lleno y a la vista de las que se han empleado en las edificaciones, fueron muy abundantes. Pero se trata de un material pobre y de mala calidad, que muchas veces se deshace y por eso, antiguamente, siempre estaba revestida de mortero o de pintura al aceite.

En el interregno franquista se extendió la moda, no poco criticada por muchos autores locales, de dejar la piedra "vista", corriente que hizo fortuna como puede comprobar el paseante.

Pero no es el único material. La cuestión la estudió Teodoro Falcón Márquez en su tesis sobre Torcuato Benjumeda y la arquitectura neoclásica en Cádiz, señalando que el otro gran material clásico fue el mármol. De fuera del reino se empleó en muchísimas fachadas, patios e iglesias, hasta que se prohibió en 1797 para no perjudicar la industria nacional. Muestrario de materiales de la época es la Catedral según el estudio de Juan Alonso de la Sierra y Miguel Ángel Roldán.

De la provincia vino piedra del Caño de Sancti Petri, muy variada. Desde San Fernando se trajo piedra blanca para relieves, esculturas y molduras. Desde Puerto Real se empleó piedra franca para cimientos, utilizándose también para estos menesteres piedra de Rota.

Desde la Cueva de Geli, en Chiclana, se utilizó jaspe negro para las basas y pedestales de las columnas. Desde Arcos, de la cantera de Ballejas, se trabajó jaspe rojo para las molduras de la puerta principal. También se trajo jaspe rojo desde Gigonza.

Desde la cantera de La Graxa o la Graja, en Medina, se extrajo piedra ripia que, de poco peso y mucha resistencia, que se utilizó en las bóvedas de las capillas laterales .

El resto de material de fábrica vino de fuera de lo que iba a ser la provincia: desde Tortosa, Mijas, Casares, Antequera, Almayate, Manilva, Estepa y Morón.