“Las mejores dos horas y media que se pueden comprar están en un musical”

José María Cámara | Productor musical

El exitoso musical ‘West Side Story’ llega con toda su grandiosidad al Teatro Falla de Cádiz, donde ofrecerá siete funciones desde el jueves día 12 hasta el domingo 15

El productor José María Cámara, en la hemeroteca de 'Diario de Cádiz'.
El productor José María Cámara, en la hemeroteca de 'Diario de Cádiz'. / Jesús Marín

–¿Cómo convencería José María Cámara a alguien que dude si ir al Falla a ver West Side Story?

–Yo diría que hay cosas en la vida que pasan solo una vez, y esta es una de ellas. Es una obra que se estrenó hace 65 años en Broadway y ha tardado 65 años en llegar aquí, así que la posibilidad de que esto se repita no es muy elevada... Se considera el musical más grande de todos los tiempos, porque cuando se estrenó en 1957 cambió las reglas del juego, cambió el mundo de los musicales y el modo de hacer música en los musicales porque Bernstein lo hizo. Y es una obra que, además, conserva la vigencia plena en su libreto. Todos los conflictos que hay en West Side Story, para bien o para mal, permanecen.

–No deja de ser un clásico.

–Como decía Paco de Lucía, clásico es lo que tiene futuro y no lo que tiene pasado. Y esa es la realidad, que los conflictos de la obra permanecen vigentes, desde el amor imposible de Romeo y Julieta a la lucha por el territorio, la inmigración, el conflicto étnico, social y económico. Hay gente que se reconoce en escena. Y, desde luego, la partitura, esa sí que es eterna, y con una gran capacidad de generar emociones. Yen este caso con una orquesta completamente en directo. Es de las pocas ocasiones en que la vida te regala la posibilidad de asistir a un espectáculo eterno, sublime y que te va a cambiar la vida.

–¿Ayuda la versión cinematográfica en este caso al musical?

–Ha ayudado el cine, sí, pero todos los que han tenido ocasión de ver la película se van a encontrar con algo que es mejor que la película. Además, la versión que viaja no es una producción disminuida respecto a la que se estrenó en Madrid, es exactamente lo mismo que se estrenó en Madrid. Y Madrid se ha convertido en la capital de los musicales en español, porque hacemos producciones de nivel internacional, de primerísimo nivel, y porque las hacemos en español, con lo cual la gente entiende perfectamente la trama y todo lo que sucede, y disfruta del espectáculo. Ese es el montaje que gira, con la misma producción y los mismos artistas originales. No es frecuente que se pueda ver fuera de Madrid la misma producción original. Son casi 70 personas en cada función entre actores, actrices, músicos y técnicos. Lo que van a disfrutar en Cádiz es como si fueran a Broadway pero comiendo en casa.

–Los números que rodean al música son rotundos: 32 artistas en escena, 15 músicos, más de 20 técnicos, 22 escenarios, siete camiones para transportarlos:¿cuántas veces se piensa un productor sacar adelante un proyecto así?

–Bueno, nuestra compañía (Som Produce) se ha convertido en la principal compañía de producción española. Ahora tenemos en cartel West Side Story, estamos preparando una nueva versión de Grease, está aún en cartel en Madrid Billy Elliot después de tres años, con 1.050 funciones y casi un millón de espectadores. Cuando tú te pones a hacer una producción de este tipo, sabes que te metes en un lío, pero si uno quiere hacer musicales, solo hay una forma de hacerlos, que es hacerlos bien, y hacerlos bien es hacerlos caros porque son muy costosos desde cualquier punto de vista. Como mantener girando un grupo de 70 personas, nada más que la logística es impresionante. Con mucha frecuencia estamos en el límite de ganar o perder dinero, pero cuando haces una producción de este tipo tienes que asumirlo. Unas veces se gana, otras no, pero no lo puedes hacer a medias. Y ese es el compromiso que tenemos, nosotros giramos obras completas. Y la gira está siendo un éxito y está rompiendo récords.

–¿Y la cuestión técnica de adaptar toda la escenografía a las características de cada teatro?

–Está muy estudiado. Ten en cuenta que el director de la obra, Federico Barrios, que viaja con la producción, lo primero que hacen cuando llegan al lugar, tras montar durante dos días la producción, es adaptar las entradas y salidas al escenario local. Esta producción está concebida, diseñada, desde su origen para poder girar. En cada lugar, hay una primera sesión de un par de horas en la que se revisan algunas escenas para adecuar las entradas y las salidas de los actores en función del recinto.

–¿Girará también Billy Elliot?

–No, es imposible. Por dos razones: por los niños, que tienen que convivir con su vida cotidiana como estudiantes y con sus familias, y el tipo de escenografía con una casa de grandes dimensiones que sube y baja del escenario. Pero sobre todo por los niños, tienes que tener 40 niños y niñas, con 40 familias, 40 clases...

–Tengo la impresión de que en la época de la crisis el género del musical resistió.

–Resistimos, resistimos. Hay que tener en cuenta que con la llegada del musical de Mecano, que le hablaba a la gente de una historia que le concernía y le ofrecía unas canciones que reconocía, eso cambió el modo en que la gente percibía los musicales en España. De repente, descubrió la gente que era una forma de entretenimiento muy completa donde la gama de experiencias que recibe el espectador es muy amplia. En el teatro de texto te satisfacen las emociones hasta un cierto nivel, pero a partir de cierto nivel la emoción requiere la música, cantar. Y esa combinación nada más que se produce en los musicales. El espectador adopta una actitud de participación. Las mejores dos horas y media que se pueden comprar con dinero están en un musical.

–¿Y cómo está el panorama español de actores para musicales?

–Pues está muy bien. Como consecuencia del éxito de los musicales, se ha ido desarrollando en paralelo una nueva generación de artistas, de público, de empresarios, y eso ha crecido de modo natural. España, ahora mismo, está muy bien dotada para mantener en cartel, como ahora pasa en Madrid, seis o siete musicales de primerísimo orden, todos con unos elencos excelentes, que podrían hacer musicales en cualquier rincón del mundo. Eso es una buena noticia. Hay también argentinos, empiezan a llegar artistas de países sajones, pero el nivel que hay ahora mismo en España es internacional.

El caso de Billy Elliot es un ejemplo maravilloso. Cuando íbamos a hacerlo, decíamos que estos niños no existían en España. Montamos una escuela en mayo de 2015 para estrenar en octubre de 2017, y no solo descubrimos que existían los niños, sino que eran muchos y muy buenos. Y ahora hay la generación Billy Elliot, que están preparados y que van a ser los que den lugar a la nueva versión de Grease. Y por primera vez en la historia van a hacer que los personajes de Grease tengan la edad que tienen que tener. En lugar de tener 35 años como Travolta y fingir que estaba en el instituto, que parecía salido de una tuna, ahora van a tener la edad.

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