La memoria de Luis Gonzalo se hace perenne con la difusión de su legado

Cádiz/Luis Gonzalo fue un artista espléndido, un hombre entregado por completo a una vida que perdió cuando aún por su cabeza, habitualmente convertida en un creativo torbellino de ideas, pululaban decenas de iniciativas en las que proyectar su brillante legado pictórico y científico. Su inesperada marcha, sin embargo, no supondrá el final de este deseo de aquel Luis Gonzalo tan vitalista como su colorida obra. Su familia, poco después de un mes de su fallecimiento, ha decidido agarrar con fuerza su testigo para conducirlo a la misma meta que el propio artista jerezano se había propuesto como objetivo con sus pasos y con la creación de una fundación con su nombre. El primer proyecto será abrir en octubre en Cádiz un espacio cultural que comience a convertir en perenne su memoria a partir de su rico legado artístico y humano, al tiempo que para el futuro se tiene la vista puesta, igual que la tenía Gonzalo, en hacerlo también en su Jerez natal.

Sus hijas Maite y Belén González García-Negrotto, con el inestimable y activo empeño personal de María Teresa, viuda de Luis y madre de ambas, son quienes están moviendo los hilos para llevar a buen puerto ese primer proyecto, la creación del Centro Cultural, Artístico-Científico Luis Gonzalo, que ocupará un local ahora sin uso junto a la avenida de Andalucía, 21 de la capital gaditana y que quiere convertirse en “un gran centro de cultura donde se acogerán disciplinas del mundo artístico y científico y del patrimonio cultural. Su intención es ser un punto neurálgico de estas disciplinas y, para ello, acogerá eventos como congresos, jornadas, convenciones, masterclass y talleres de dibujo, pintura, creatividad, sesiones personalizadas de arte-terapia, proyectos de restauración y conservación y formación desde el punto de vista del diseño industrial, entre otros”, según explican sus hijas. De la coordinación artística se encargará Belén, licenciada en Bellas Artes, especialista en Restauración y Conservación y doctora en Ingeniería Mecánica y Diseño Industrial, mientras que la gestión social, legal y fiscal será responsabilidad de Maite, abogada y diplomada en Empresariales.

Como señalan, el objetivo final es mantener vivo el legado y la memoria de Luis Gonzalo y hacerlo, además, siendo fiel a la intención primitiva del propio artista, a su genuino estilo que caminaba entre el propio valor de la obra artística, la difusión del conocimiento científico –con sus patentes a la cabeza–, su carácter extremadamente desprendido y su insistencia en construir puentes de entendimiento entre Jerez, la ciudad que lo vio nacer y donde alumbró muchas de sus inquietudes, y Cádiz, en la que vivió durante décadas y donde desarrolló su fructífera carrera artística, junto a sus valiosas incursiones en territorios europeos y americanos para empaparse de otros estilos y otras técnicas artísticas.

Por eso la intención es contar para impartir talleres y cursos con las personas en las que ya confió Luis Gonzalo, artistas y discípulos de su confianza que saben cómo respiraba creativamente y cuáles eran los objetivos de cada uno de sus pasos. Casi como si lo hiciera el propio Luis: “De este modo, jóvenes talentos en campos como la arquitectura, las artes visuales y la ingeniería tienen una oportunidad única de acceder a la sabiduría, la experiencia y las ideas de un gran artista como Luis Gonzalo para aprender, crecer y tomar el testigo en la inestimable labor de preservar el legado cultural y humano”, afirman sus hijas.

Y desde la familia se concluye: “Estamos orgullosas, obligadas y comprometidas en aportar y compartir con el mundo sus frutos y sus enseñanzas técnicas y artísticas. Necesitábamos no tener miedo, creer firmemente que sigue vivo y que su alma sigue enriqueciendo como siempre hizo a los demás”.