Cómics
Desde Rusia con temor
Dario Regattieri | Productor del musical ‘El médico’
Desde el próximo jueves día 10 de febrero, el escenario del Gran Teatro Falla de Cádiz acogerá la adaptación teatral y musical de la novela El médico, el célebre texto de Noah Gordon. Seis funciones en total, hasta el domingo 13, de un espectáculo que se presenta después de tres años de éxitos y con un monumental montaje actoral y escénico. Su productor, Dario Regattieri, comparte las claves del espectáculo.
–¿Qué le espera al público que vaya a ver este musical al Teatro Falla de Cádiz?
–Pues va a ver un espectáculo que lleva tres años de éxitos y ganando premios porque es una producción que está a la altura de lo que el libro es a nivel global. Hay gente que tiene a El médico como uno de sus libros favoritos, y los lectores reconocen muy bien la historia y los personajes. Y nosotros, gracias al trabajo con Noah Gordon cuando aún estaba vivo y con la familia, hemos hecho una obra muy exacta para reflejar muy bien el libro. Creo que eso es una parte del éxito.
Además, la música hecha por Iván Macías es absolutamente maravillosa y dará mucho que hablar en un futuro. Es una de esas músicas que a la gente le encanta, la reconoce, la vuelve a escuchar una y otra vez, y además te transporta a esa emoción de la historia. También se ha trabajado muy bien el vestuario y la escenografía, y esto hace que la historia se traslade muy bien en sus diferentes momentos, con tres puntos muy marcados: el Londres del siglo XI, donde el valor de la vida era nula; la belleza del desierto y, finalmente, Persia, a Isfahán, una ciudad que estaba llena de color y de luz. Trasladamos al espectador a tres momentos muy distintos.
–Y en el fondo estará el mensaje con ese cruce de culturas y religiones.
–Correcto. El tratamiento de la religión es de un respeto absoluto, desde una objetividad. Aquí no se cuestionan religiones, simplemente se pone el valor que tiene cada religión según el momento de la historia que le ha tocado vivir. Al final, la historia de Rob J. Cole es una historia de poder aprovechar el don que tiene para ayudar de alguna forma a la humanidad, a mejorar la vida de las personas. Y eso con el momento covid que vivimos es muy actual. Ese ímpetu por salvar vidas... Hay una empatía muy grande hacia esa historia con lo que estamos viviendo. Se reconoce en la historia.
–He leído que en ocasiones se ha referido a los grandes talentos españoles: ¿nos lo llegamos a creer?
–Lo que pasa con esto es muy curioso. Siempre parece que lo que viene de fuera es mejor, y yo que he nacido en otro país con una cultura más anglosajona, muy distinta, me da pena que aquí en España no se sepa valorar la capacidad, el talento y la creatividad que hay. Es verdad que si hablamos de teatro de texto sí está más asumido lo nuestro, pero los grandes espectáculos suelen ser franquicias que vienen de fuera. Desde aquí, desde nuestra productora, lo que intentamos es coger grandes obras y poner al talento que hay aquí, de compositores, creadores, escenógrafos, que hay una calidad tan grande que no hace falta traerlos de fuera. Y por una vez nos podemos convertir en exportadores de espectáculos. El médico está a la altura de cualquier espectáculo que puedas ver, por ejemplo, en Broadway, podría ir a cualquier sitio.
Como con El tiempo entre costuras, otra gran novela, hemos conseguido montar un gran espectáculo de creación propia, con textos originales. Esto en España tiene un desarrollo enorme a partir de que se reconozca el valor real de la capacidad que hay de hacer cosas propias.
Además, El médico es un producto muy andaluz. El compositor, el escritor..., todos son andaluces. Estamos hablando de uno de los libros más leídos del mundo en una obra creada en Andalucía y con un espectáculo que va a ir a Europa y tiene productoras que se están interesando por él. Esto demuestra la capacidad creativa y de calidad de producción que tenemos en Andalucía y en España. Es un valor que hay que aprovechar, que hay que utilizar, y crear una industria porque esto crea muchísimos puestos de trabajo.
–¿Una gira, y más después de tres años, es más relajada que un estreno?
–(Ríe) Una gira es muy complicada porque conlleva un movimiento de gente constante. Estamos hablando de 70 personas, de cinco trailers con material, más de 500 cambios de vestuarios... Estamos hablando de una escenografía que montarla y desmontarla en distintos teatros resulta complicado. No hay que olvidar que cada teatro, cada espacio, es distinto y hay que adaptar cosas.
–¿Como productor cuándo se sabe que un espectáculo está para decir ¡Eureka!, esto es lo que yo quiero?
–(Ríe) Eso es como la lotería, eso es muy complicado. Hay un riesgo siempre. El problema de esto es que es muy difícil ser objetivo, el teatro no deja de ser algo muy emocional y muy personal. Lo que a mí me puede parecer una historia increíble a otra persona le es completamente indiferente. Mantener una parcialidad es complicado porque no es algo matemático, sino que tiene que ver con las emociones. Y cuando tratas con emociones, no existe una varita para decir si va a funcionar o no. Los criterios del público, de ir o no ir, son muy diferentes. Hay quien quiere un teatro de autor, a otro que le gusta por la profundidad del mensaje y a otro porque sale el famoso de turno. La motivación de ir a un espectáculo es muy diferente. La dificultad del productor es intuir cuál es una de las historias que realmente la gente quiere ver, que no hay que olvidar que al final esto tiene que tener un retorno, es una apuesta privada, no tiene ayuda de ningún tipo. Al final, el retorno está en la venta de entradas para hacer sostenible un proyecto. Como productor tienes que dimensionarlo todo para que realmente sea sostenible. Luego, claro, el factor suerte es importante. Para mí, tener que tomar la decisión de ir en febrero a Cádiz..., ha sido una decisión compleja teniendo en cuenta el tema del Carnaval (ríe).
–Una última reflexión como productor: ¿le ha sorprendido el revuelo que se ha montado con la selección de la canción española para Eurovisión?
–Son industrias muy distintas de las que nos movemos nosotros. ¿Cuál es la finalidad de las cosas, de las críticas y de cómo se hacen las cosas? No hay que olvidar que hay mucho marketing, mucha comunicación y hay mucho ruido, y a veces hay que saber distinguir la esencia de las cosas, y qué es comunicación, qué es marketing, qué es publicidad. Es complicado entender las razones reales que mueven las cosas, porque al final no olvidemos que Eurovisión no deja de ser un grandísimo negocio, y al final los intereses de cada uno son los que son; al final, Eurovisión es un escaparate más, y lo que hay detrás es continuidad, una carrera... Al final, todo es negocio.
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