El navegante, vecino de Puerto Real, que exploró Alcatraz
Historia
El Archivo Histórico de Cádiz dedica su documento destacado al marino Juan Manuel de Ayala, nacido en Osuna pero con residencia en Puerto Real, que capitaneó en 1774 una expedición a la bahía de San Francisco
Cádiz/El Archivo Histórico Provincial de Cádiz vuelve a su cita bimestral con el documento destacado, esta vez el dedicado a los meses de noviembre y diciembre, y lo hace con la originalidad y el rigor acostumbrados, con su empeño por rescatar de sus legajos aquellos relatos jugosos y curiosos que destacan por su valor histórico y por recuperar la figura de gaditanos desconocidos. Es el caso de Juan Manuel de Ayala, navegante y marino nacido en Osuna pero vecino de Puerto Real que capitaneó expediciones para explorar y cartografiar la bahía y el puerto de San Francisco, en California, y parajes como la Isla de Alcatraz que son conocidos por todos por referencias literarias y cinematográficas. El documento lleva por título El (primer) hombre de Alcatraz (1774) : Juan Manuel de Ayala, primer europeo en la bahía de San Francisco. Y es que, como curiosidad, en una de sus expediciones su buque fue el encargado de abastecer un presidio ubicado en Monterrey.
Con la firma de José Ramón Barroso, técnico del Archivo Provincial, el documento rescata el testamento que con apenas 30 años dejó escrito Juan Manuel de Ayala antes de partir, en la última parte del siglo XVIII, a su expedición a tierras americanas.
Explica el monumento que Juan Manuel de Ayala y Aranza fue un marino y explorador nacido en localidad sevillana de Osuna en 1745 y que fue vivió en Puerto Real. Ingresó muy joven en la Academia de Guardias Marinas de Cádiz. Su destino inicial fue en el departamento marítimo de Cádiz, a las órdenes de José Solano, y sus primeras misiones tuvieron lugar en el Mediterráneo y en el Atlántico. En 1767 viaja por primera vez a América, cuando es destinado al puerto de El Callao. Regresó a Cádiz en 1772, para ser enviado a El Ferrol convertido en alférez de navío.
En noviembre de 1773, Ayala es destinado al puerto de San Blas (Nayarit, México) con el fin de descubrir nuevas tierras y mares al norte de California, y fue ascendido a teniente de fragata el 28 de abril de 1774. Autorizado por el virrey Antonio María Bucareli, llegó al puerto de San Blas a tiempo para unirse a una expedición a los descubrimientos con la fragata ‘Santiago’, bajo las órdenes de Bruno de Hezeta, y la pequeña goleta ‘Sonora’, cuyo mando le fue otorgado. Sin embargo, al poco de hacerse a la mar, fue trasladado al paquebote ‘San Carlos’, pues su capitán tuvo un ataque de locura. “Dicha embarcación –se relata desde el Archivo Provincial – debía conducir víveres y armas para el presidio de Monterrey (California), así como explorar por mar el puerto de San Francisco, que ya había sido avistado en varias ocasiones por tierra, pero no había sido explorado ni cartografiado”.
Después de llevar la carga al presidio allí situado, el ‘San Carlos’ partió el 27 de julio y se adentró en el puerto de San Francisco el 5 de agosto no sin dificultades en la entrada (actualmente llamada Golden Gate): “La bahía fue explorada y cartografiada con minuciosidad, reflejando los islotes, canales y otros accidentes geográficos. Como resultado de las exploraciones se levantó un mapa general del puerto de San Francisco y se hicieron varios informes geográficos. La bahía de San Francisco se llenó de topónimos españoles ( isla de Alcatraz, isla de los Ángeles, isla del Carmen). Son interesantes los informes del capellán del ‘San Carlos’, fray Vicente de Santa María, sobre los indios miwok, (de los que Ayala apadrinó a un niño). Las órdenes del virrey Bucareli eran de no molestar a los indios y darles un trato digno”.
Juan Manuel de Ayala volvería a la zona en otras ocasiones. Y tras un breve paso por La Habana, llegó a Cádiz en 1784 retirándose de la Armada por motivos de salud con el grado de capitán de fragata. Por sus servicios en California, se le concedió en sueldo completo, según se recuerda desde el Archivo gaditano.
En las dependencias de la calle Cristóbal Colón se conserva un testamento otorgado por Juan Manuel de Ayala en Puerto Real el 5 de junio de 1774, justo antes de embarcar para la expedición en el Pacífico norte, lo que era costumbre en marinos incluso jóvenes y en buen estado de salud.
En el texto detalla cómo debe ser su entierro y las misas las misas que debían celebrarse por su alma, así como las correspondientes limosnas. Soltero como es, declara que los bienes propios y los que le podían corresponder por la herencia de su padre, se repartan entre sus albaceas y entre los pobres vergonzantes de Osuna, rogándoles que encomienden su alma a Dios. Nombra heredera universal a su madre, y lega el remanente de sus bienes a sus dos hermanas, “siempre que en el momento de su fallecimiento permanezcan sin contraer matrimonio”.
También te puede interesar
Lo último