Nicolas Feuz: “No creo que haya personas 100% buenas o malas”

Negro sobre negro

El escritor y fiscal en el cantón suizo de Neuchâtel, autor de 17 novelas, debuta en España con ‘El Filatelista’, una historia muy dura y que se desarrolla con un ritmo frenético

Nicolas Feuz.
Nicolas Feuz. / Stéphanie Bochanay

Nicolas Feuz (Neuchâtel, Suiza, 1971) lleva años entre los autores más vendidos de su país. Además de ejercer como fiscal del cantón de Neuchâtel, ha escrito 17 novelas policiacas. Por su obra Heresix recibió el Premio Évêché 2022, otorgado por la policía judicial de Marsella, pero, hasta ahora, nunca había publicado en España. No obstante, su aterrizaje en nuestro país, con El Filatelista, de la mano de Alfaguara, está convirtiéndose en todo un éxito. Esta pasada semana estuvo de visita en Madrid y pudimos entrevistarlo.

Pregunta.–Después de alcanzar el éxito en su Suiza natal o en Francia llega a España. ¿Qué espera del mercado español?

Respuesta.–Espero que España acoja bien El Filatelista, por supuesto, y no solamente España, también todos los países de habla hispana. Realmente no tengo conocimiento del mercado español, así que estoy un poco a la espera y en las manos de las editoras españolas para que saquen el máximo partido de él.

P.–La novela arranca a toda velocidad. ¿Cómo consigue imprimir ese ritmo narrativo tan trepidante?

R.–Es una técnica de escritura que realmente no tenía en mi primera novela. De hecho, me acuerdo que esa tenía 15 o 16 capítulos, muy largos, y era una novela más larga que El Filatelista. Digamos que después de unas 10 novelas empecé a hacer capítulos más cortos, que van de una escena a otra. Tenemos dos o tres historias paralelas. Con esta técnica creo que el libro gana ritmo, rapidez. El hecho de que los capítulos sean cortos anima al lector a decir, venga, sigue, venga, va, me leo un capítulo más porque no es largo. Hay lectores que me dicen: no he dormido toda la noche porque quería saber más, quería un capítulo más, no podía parar. Me gusta terminar cada capítulo con un punto suspensivo, de a ver qué pasa, que te obliga a leer el capítulo siguiente. Esta técnica también se puede aplicar en el cine o en una serie de televisión.

P.El Filatelista es una novela muy cinematográfica. ¿La ve en un futuro en la pequeña pantalla como serie o película?

R.–Sí. Cada vez que escribo un libro, una escena, tengo la impresión de estar viéndola en cine o televisión. Y esto es así porque soy un fan de las series del cine policíaco desde que tenía 15 años, así que sí que la veo trasladada a la pantalla.

P.–¿Mandar pequeños sellos de piel humana cortada con un dermatólogo por correo no es llevar un poco al límite la filatelia?

R.–A ver, no creo que El Filatelista vaya a matar el hobby de la filatelia. Creo que lo que mata o matará a la filatelia por un lado son los sellos que se pegan solos, porque a día de hoy es que ya casi no hay sellos. Es verdad que es una técnica que me vino a la cabeza porque me gustan las escenas un poco duras, un poco gore, como podemos ver en la película Seven.

P.–¿Le ha ayudado su trabajo como fiscal en Neuchâtel para conocer un poco mejor la negrura de la condición humana?

R.–Sí, llevo 26 años trabajando como fiscal y he aprendido no solamente de las técnicas policiales, de la policía judicial, la medicina legal, todo el universo de los procedimientos, también he aprendido a descubrir el alma humana, a descubrir, desde mi punto de vista, que el maniqueísmo no existe, que no hay personas 100% buenas o 100% malas, que la policía no tiene por qué ser 100% buena, que también tienen su lado sombrío, que los autores, los que cometen los crímenes, los asesinos, aunque sean muy duros, tampoco son 100% malos, que muchas veces tienen explicaciones. Eso no quiere decir que los perdonemos, pero podemos intentar entender por qué han pasado a la acción. O sea, el mundo está lleno de gris, no de blancos ni de negros.

P.–En su novela, en otra de las subtramas, está muy presente el acoso escolar, en este caso en la figura del pequeño Sam. En España hemos tenido casos aberrantes que han acabado de la peor manera. Como fiscal y como escritor, ¿qué medidas crees que se podrían tomar para evitar estas situaciones?

R.–Es difícil contestar específicamente a esta pregunta, porque como fiscal yo me ocupo de los acusados mayores de edad. No estoy encargado del derecho penal de los menores. De todas formas, tengo contacto con un grupo de la Policía de la región donde estoy que se ocupa de hacer ejercicios de prevención en las escuelas. Conozco un poco su trabajo y creo que tener policías especialistas en el terreno, y no solamente policías que hacen investigaciones, sino que invierten tiempo de su trabajo a ir a las clases, a hacer visitas, a hacer ejercicios de prevención, a hablar de este problema. Esto anima a las víctimas de este tipo de abusos a expresarse, a no sufrir solas.

P.–Su protagonista, Ana, sufre una crisis existencial de la mediana edad a lo bestia. ¿Qué es más nocivo para la salud, sufrir uno de estos arrebatos o toparse con un psicópata?

R.–Tenemos grados distintos de psicopatía, grados distintos de enfermedad o de crisis y hay grados distintos de la cuarentena. Ana está sufriendo gravemente esta crisis de la cuarentena y creo que las personas que sufren esta crisis no tienen por qué ser como ella ni tampoco dejar a su familia detrás. Tal vez se hagan preguntas sobre el significado de su vida, saber si han hecho las elecciones correctas, si se arrepienten de no haber elegido otro camino en la vida. Creo que es porque nos hacemos preguntas que a veces nos olvidamos de su lado más destructivo. A una persona la pueden diagnosticar como psicópata y pero no hace falta pasar a la acción.

P.–¿Qué ha supuesto para su carrera que el sello editorial de Joël Dicker apostara por su trabajo?

R.–Realmente en Suiza ya vendo muchos libros y no me podría aportar más cosas, pero sí que me puede aportar mucho en Francia, en Bélgica, en Canadá y eso es lo que está haciendo. Y más allá del mundo francófono, las traducciones, porque nunca había conseguido una traducción y es el caso con El Filatelista.

P.–La Suiza francófona podría decirse que es otra protagonista de la novela, esos escenarios tan maravillosos. ¿Puede conocerse un país por como mata?

R.–Creo que El Filatelista es una trama que podría suceder en cualquier lugar del mundo. Está claro que hay descripciones geográficas, hay descripciones del ambiente muy frío porque siempre tenemos la nieve presente, pero desde mi punto de vista podría haber sucedido en la Costa Brava en julio sin problemas.

P.–Durante todos estos años, aparte de su trabajo como fiscal, ha escrito 17 novelas. ¿De dónde ha sacado el tiempo?

R.–Es verdad que desde el año 2010 mi vida se centra mucho en estos dos aspectos. Desde hace cuatro años reduje mi nivel de trabajo como fiscal porque no podía, no era capaz de gestionar las dos cosas en paralelo al 100%. Incluso he hecho ya una petición de pasar del 70% al 50%. Porque es verdad que estoy envejeciendo y con la edad uno se cansa antes y lo que he sido capaz de gestionar y manejar en paralelo pues hay personas que me dicen que si soy un robot, que si tengo un clon. Y no, es verdad que soy una persona sumamente organizada. Hay cosas que he sacrificado en mi vida. He sacrificado mi matrimonio por la escritura. Porque mi mujer hace años me dijo: elige, el papel o yo. Y la miré y le dije pues el papel. Hay otros problemas que conlleva esto, pero por no entrar en detalles tampoco he sido el mejor padre para mis hijos. He sacrificado el deporte también. Haría falta que hiciera más deporte.

P.–¿Cuándo comenzó esta afición suya por la novela negra?

R.–Soy fan de las novelas y películas policíacas desde que tenía 15 años. Mi primera lectura por placer fue una novela policíaca cuando era adolescente. Y muy pronto, entre los 15 y 20 ya imaginaba escenarios policiales. Básicamente no tenía conocimiento sobre el terreno para escribir algo realista. Y empecé a escribir a la edad de 39, después de llevar ya 11 años como fiscal. Así que si decidí hacerlo es porque pensaba que tenía material o conocimiento suficiente.

P.–¿Tiene algún autor preferido?

R.–Me gusta mucho Jean-Christophe Grange, que ha escrito Los ríos de color purpurá, y otras 20 novelas policíacas muy buenas.

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