Joaquín Benítez
Luces y sombras en navidad
Tras sus dos anteriores trabajos, Mosaico (2002) y Numen (2005), el saxofonista Pedro Cortejosa (Cádiz, 1970) ha presentado Trivio(Surfonía), un disco en el que se atreve con nueve composiciones propias arregladas para una formación de septeto y que se grabó en directo en la Facultad de Filosofía y Letras gaditana los días 22 (el DVD) y 23 (el CD) de noviembre de 2008 dentro del Festival de Música Española de Cádiz. Junto a Cortejosa, se encuentran en la formación José López (contrabajo), Dani Domínguez (batería), Javier Galiana (teclados), Carlos Pino (guitarra), Julián Sánchez (trompeta y fliscorno) y Claus Nymark (trombón). El resultado de esta combinación instrumental es un disco rebosante de música, muy compacto en ideas y colorista tanto desde el punto de vista tímbrico como armónico. Arreglos para el grupo que suenan elegantes y aterciopelados junto a improvisaciones de vibrante intensidad. Una hora larga de música que se escucha como un todo ordenado donde se dan espacios afines, frases musicales recurrentes y elementos armónicos que se distribuyen por la grabación para otorgarle la unidad de una obra de gran estatura compositiva e interpretativa.
-Ante todo, de Trivio me llama la atención el riesgo, y me refiero en concreto al modo de presentación del trabajo: un concierto en directo, del tirón y encima registrado en un DVD que entrega junto al disco.
-La idea del directo era algo que tenía claro desde el principio. Por varias razones. En primer lugar, por la frescura y entrega de las grabaciones en vivo, una experiencia que deseaba realizar desde hace tiempo. Y en segundo lugar, por una cuestión de infraestructura. Reunir un septeto, donde cada músico viaja desde un sitio distinto, la mayoría de Barcelona, pero también de Málaga o Lisboa, no es tarea fácil. De esta manera, agrupando los ensayos, y conviviendo juntos durante 3 ó 4 días, en torno a un concierto en el que todo tenía que estar a punto, además de ser algo muy estimulante, ha facilitado el trabajo. Con respecto a las composiciones, para mí grabar un disco es algo que lleva implícito componer música. En esta ocasión, incluso escribir unos textos explicativos que el narrador leería en el directo. Además, ha habido un trabajo bastante concienzudo de arreglos para una formación numerosa, donde no existe un trabajo previo de grupo. En principio sólo pensé en grabar el concierto en directo, pero luego se me ocurrió hacer una sesión al día siguiente en la misma sala a puerta cerrada, donde podríamos obtener otras versiones de los temas. Ni siquiera me planteé elegir entre una y otra para editarlo, así que el concierto con el público puede verse en el DVD y la sesión del día siguiente puede escucharse en el disco de audio que también se incluye.
-Tampoco puedo separar del riesgo la conformación del trabajo, a través del septeto, casi media big band, con tres instrumentos de viento, la sección rítmica y encima las aportaciones de teeclados y de guitarra que tienen funciones no sólo armónicas sino hasta protagonistas. Tiene que ser un reto la ordenación y los arreglos de nueve composiciones nuevas para un formato que resulta complejo.
-Quería que este disco tuviera una orquestación más sofisticada tímbricamente que la del formato de cuarteto con el que suelo trabajar más a menudo. Aunque hay mucho espacio para la improvisación, individual y colectiva, lo cierto es que hay mucha música escrita. Un trabajo más concienzudo de composición y arreglo para la formación que tenía en mente, no sólo en cuanto a los instrumentos, sino con las personas concretas, los excelentes músicos que han grabado esta música y que han estado presentes, con su expresión personal, en la manera en que he escrito para ellos. El trabajo previo de arreglo ha sido algo muy creativo. He intentado que no hubiera demasiadas premisas, para hacer algo imaginativo, lírico y sincero. Pero por encima de todo siempre está la idea del equilibrio: compensar densidades armónicas con melodías simples, ritmos sencillos con armonías más progresivas, etc., y además hacer un reparto equitativo entre todos los instrumentos, de tal manera que los vientos no fueran los protagonistas exclusivos, sino que la sección rítmica tuviera también una importante función melódica, o de contrapunto a dichas melodías.
-Trivio es un disco conceptual, aunque no por ello monolítico. Desarrolla tres distintas trilogías, pero ¿puede que sobre todos los temas sobrevuele una cierta unidad?
-Efectivamente. Al menos esa ha sido mi intención. El material temático de Trivio se desarrolla no de forma aislada en cada trilogía, sino que todo está relacionado. Conceptos rítmicos, citas de melodías, o pedales armónicos se suceden de un tema a otro conectando musicalmente todo el ideario personal que he desarrollado a lo largo de la composición de este disco. He pretendido hacer una música descriptiva de todas estas temáticas, sino mostrar una impresión personal de las mismas. La idea de escribir unos textos me parecía una buena manera de enmarcar todas estas reflexiones. Podía hacer llegar al oyente más información, y a la vez sentar unas premisas mínimas desde las cuales era más fácil que cada uno pudiera completar con imágenes la música que estaba oyendo.
-Casi resulta ocioso decir que este trabajo es una evolución muy significativa con respecto a los anteriores, pero eso siempre ha ocurrido con sus discos, ¿es este quizás su trabajo más personal?
-No sé si personal es la palabra. Quizás siento éste como más maduro. Supongo que he ido desarrollando y mejorando mis ideas a la vez que ido creciendo como persona y como músico. En este proceso habré descartado algunas cosas, y por supuesto me he enriquecido con muchas otras, pero en esencia me siento a escribir con la misma actitud: cantar lo que me gustaría que me cantaran. Es el mismo proceso que la improvisación, solo que hay tiempo de corregir errores hasta que las ideas se organizan en una bonita estructura. Creo que la palabra "jazz" es tan grande como una catedral, y cada uno se mueve dentro de este estilo como lo siente en cada momento. Siempre estamos experimentando, aprendiendo cosas nuevas, asimilando la tradición e intentando combinar toda la música del mundo con nuestra propia fórmula. El resultado puede ser original o no, pero es nuestro, y es de verdad.
-¿Es consciente de que, de todos los músicos de jazz de Cádiz y de su generación -y mira que los hay muchos y muy buenos- es el único que no sucumbe a la tentación de caer en cadencias o ritmos flamencos?
-Del flamenco me interesan los ritmos. Eso puedo sentirlo bien. Están en mi música, aunque no de forma evidente. También otros recursos. Por ejemplo, cuando toco alguna introducción sólo con el saxo, muy a menudo, y de forma totalmente inconsciente, me gusta colorear con el sonido de la escala frigia (cadencia andaluza); quizás en la coda de alguna bossa nova mi fraseo se asemeja más al de una habanera, o cuando tocamos algún tema en ritmo afro lo llevo a tanguillos… Toda la música que he oído está en la música que toco. Y el flamenco tiene una capacidad asombrosa de transmitir sentimientos que también son característicos del jazz: el dolor y la alegría. Aunque he hecho algunas cosas interesantes dentro del flamenco, colaborando con buenos cantaores como Palomar o Diego Carrasco, en respuesta a tu pregunta, no siento la tentación, de momento, de emprender un proyecto añadiéndole el ingrediente tan poderoso del flamenco. Es algo que debe surgir de forma espontánea y sincera.
También te puede interesar
Lo último
4 Comentarios