Los papeles de la industria perdida de Cádiz
El ciclo El Documento Destacado, del Archivo Histórico Provincial, nos acerca a los fondos de Vigorito con los planos de una harinera realizados por la Compañía Anónima de Suministros Marítimos e Industriales
Por increíble que ahora nos parezca, atendiendo al panorama actual de la ciudad, durante buena parte del siglo XX se desarrollaba en Cádiz una fuerte actividad industrial de la que ahora sólo quedan recuerdos y papeles. En el Archivo Histórico Provincial se custodia buena parte de la memoria de esos años gloriosos de la industria gaditana, así, entre otros legajos, se encuentra el fondo Vigorito S. A., del que proviene la pieza protagonista de este mes del ciclo El Documento Destacado, los planos para la construcción e instalación de diversa maquinaria industrial de la Harinera Castro, S.A.
Los papeles, que durante este mes de abril se exhiben en las instalaciones del Archivo Provincial, en la calle Cristóbal Colón, son una buena muestra de la calidad y complejidad de los proyectos que se desarrollaban en una industria metalúrgica de mediano tamaño que funcionó durante casi todo el siglo XX en pleno centro de Cádiz.
Así, la fábrica de la Harinera Castro, que estaba situada en la calle Abreu, muy cerca del Mercado Central, encargó el trabajo a la Compañía Anónima de Suministros Marítimos e Industriales, conocida después como Vigorito.
Esta empresa se instala en la primera década del siglo XX en la esquina suroeste de la antigua ciudad medieval y ocupó el terreno de lo que hoy es el Teatro Romano. En sus inicios se trataba de unos talleres llamados de Rafael Manzano y hermano; ya en en 1918 pasa a denominarse Compañía Anónima de Suministros Marítimos e Industriales; en 1941, Talleres Manzano, S.A. y en 1950, Vigorito, S.A.
Este último cambio estuvo motivado por la absorción de otra empresa, Talleres mecánicos Domingo A. Vigorito, que supuso la entrada en la sociedad de una familia, los Vigorito, que había llegado a Cádiz desde Italia en los años veinte y que dirigirá la empresa hasta su desaparición.
Con esta operación se transfirieron también los fondos documentales de estos talleres que se conservan en el Archivo Histórico Provincial como un archivo independiente. Además, junto a los fondos de Vigorito llegó también al Archivo la documentación del Dique flotante Cachorro, propiedad particular de Francisco Martino Vigorito. Se trataba de un pequeño dique flotante, que en 1952 había comprado al armador gallego Raimundo Domínguez Macaya, que estaba instalado en el muelle pesquero y se utilizaba para la reparación de buques de pesca.
El motivo del ingreso de toda esta documentación en el Archivo Histórico Provincial fue la expropiación de la finca que ocupaba la empresa por parte de la Junta de Andalucía. El proceso fue muy largo, desde 1972, cuando se inicia la expropiación con un Decreto del Gobierno por el cual se declaró la utilidad púbica de la adquisición de las fincas situadas sobre la Alcazaba medieval de Cádiz, hasta 1990, con la demolición de los talleres. Así, la documentación fue a parar al Archivo, mientras que la maquinaria, herramientas y modelos de fundición se depositaron en el Museo del Dique, en la factoría de Navantia de Puerto Real, que actualmente se puede visitar.
El archivo de Vigorito tiene el interés de documentar la actividad de una empresa que funcionó en el mismo lugar durante más de ochenta años dedicándose a muy diversos trabajos, siempre dentro de su especialidad, la metalurgia tanto del acero como del bronce.
Así, en sus primeros años construyeron varios barcos de pequeño tamaño en los propios talleres como el buque Covadonga (1909), piezas por encargo para embarcaciones en construcción en astilleros de toda la geografía nacional, proyectos de varaderos, mobiliario urbano, máquinas diversas y hasta armaduras metálicas para edificios como La Salle Viña, el Convento de Santo Domingo, el Mercado de Jerez, el Penal de El Puerto, el Hotel Atlántico...
A modo de muestra, los planos (posiblemente de 1930-31) que se exhiben en El Documento Destacado, contextualizados con esta información que se pone a disposición del visitante, corresponden a un horno y una máquina de amasar para la Harinera Castro, S.A., una importante fábrica de harinas, sémolas, pan y bollería. La Harinera, una empresa señera con 36 sucursales de venta al público en Cádiz y San Fernando, era también una industria instalada en pleno casco histórico y que funcionó hasta los años setenta cuando fue trasladada a la Zona Franca. Parece que el edificio fue destruido con posterioridad por un incendio y el solar fue urbanizado y ocupado por viviendas modernas.
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