La particular semana de pasión de La Roldana
Ocho días han pasado desde que se conoció la desaparición de la esculturas y se ha resuelto el caso
Cádiz/Final feliz para las cuatro esculturas de La Roldana que se guardaban en los fondos catedralicios y de cuya desaparición se supo hace ahora una semana tras el decisivo paso público dado por el restaurador gaditano José Miguel Sánchez Peña, quien hace ya algún tiempo registró en la Delegación Territorial de Cultura un escrito informativo sobre la posible desaparición de las cuatro esculturas y que, además, el lunes de la semana pasada realizó una denuncia pública alertando del desconocido paradero de unas imágenes que estaban en muy mal estado pero que poseían, indudablemente, un relevante valor artístico y patrimonial.
Decía entonces Sánchez Peña en declaraciones a este periódico que si había dado el paso de poner el caso en conocimiento de la opinión pública era porque sabía que las obras no estaban en los almacenes de la Catedral ni del museo de la Casa de la Contaduría. Posiblemente desaparecieron cuando se hizo limpieza de las estancias anexas a la cripta, donde en su día se guardaron la cuatro esculturas, y se tiraron a la basura algunas piezas allí depositadas, como hacheros y candelabros. Pero con ello no quiso afirmar Sánchez Peña que las esculturas de Luisa Roldán se hubieran tirado a la basura. Dejó claro el restaurador gaditano que habían desaparecido, que había coincidido con aquella limpieza profunda pero que, también, podrían estar en manos de alguna persona.
Ha sido desde luego una especie de semana de pasión, una semana y un día en la que el Obispado ha buscado en todas las dependencias catedralicias las cuatro esculturas, desembalando piezas y comprobando inventarios hasta confirmar que efectivamente las piezas no estaban ya en los fondos catedralicios. Fue entonces, entre el jueves y el viernes, cuando se dio el paso de denunciar el caso ante la Policía, que lo ha resuelto con evidente rapidez aunque aún queden algunas comprobaciones y la investigación esté abierta.
Las cuatro esculturas pertenecen al grupo de ocho ángeles que la escultura sevillana Luisa Roldán hizo para la Catedral gaditana, por expreso encargo de las autoridades eclesiales de la época, en 1686. Su función fue la de formar parte del llamado Monumento del Jueves Santo, un ejemplo de arquitectura efímera que se instalaba junto a la puerta de la Catedral que da a la calle Arquitecto Acero.
El monumento se montaba y desmontaba cada año, en una tradición que perduró hasta la década de los años 70 del pasado siglo XX, y por eso las esculturas fueron deteriorando con el paso de los años. El monumento, del que se conserva una maqueta en el museo de la casa de Contaduría, tenía una altura considerable y para subir y bajar imágenes se usaban unas carruchas en unas maniobras que fueron dañando las distintas piezas.
Sánchez Peña conoce muy bien los fondos catedralicios porque los inventarió en los años 80, y conoce en concreto las esculturas de La Roldana porque en el año 2007 restauró dos de ellas, además de una imagen del Ecce Homo, para una exposición en Sevilla del programa 'Andalucía Barroca'. Esos dos ángeles se pueden ver en la Catedral, otros dos se dieron a una parroquia de Barbate y los otros cuatro quedaron en los almacenes catedralicios, de cuyo templo se perdieron hace mucho tiempo aunque ahora se han hallado en cuanto la noticia se hizo pública y se divulgó en los medios.
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