Pasión y entusiasmo por lo artístico

La exposición ‘Universos paralelos’ agrupa, en la sede de la Fundación Cajasol de Cádiz, a catorce artistas tremendamente implicados en la creación gaditana

Carmen Bustamante, sabia hacedora de una pintura excelsa, es el alma de esta exposición que organiza la Real Academia Provincial de Bellas Artes

Una ventana al arte contemporáneo en Cádiz

Algunas de las obras que se muestran en la eposición de la Fundación Cajasol en Cádiz.
Algunas de las obras que se muestran en la eposición de la Fundación Cajasol en Cádiz. / Jesús Marín

Que la provincia de Cádiz es un espléndido vergel, de fértil tierra para lo artístico, nadie lo puede poner en duda a estas alturas de la historia. En las últimas décadas y sin solución de continuidad, un número impresionante de artistas plásticos se han hecho presentes copando segmentos creativos, que no cabe la menor, pueden comprobarse como los más importantes de nuestro país. Desde los años ochenta de la anterior centuria la realidad artística gaditana ha ido creciendo y entrando en una apasionante dinámica de actividad y asunción de bastantes de los planteamientos de lo contemporáneo. Esto se debe en gran medida a que, desde el principio, las cosas se hicieron bien y, además, existieron personas implicadas, muy implicadas diría yo, que pusieron las bases y las fórmulas activas para que la plástica contemporánea calase profundamente en una parte importante de la ciudadanía, hasta aquellos momentos totalmente de espaldas a lo nuevo. Hay que tener en cuenta que Magda Bellotti, que había iniciado su andadura como galerista en 1982, dos años más tarde, ya, formaba parte del programa general de ARCO, la Feria de Arte Contemporáneo de Madrid que la gran Juana de Aizpuru creara y que se puso en marcha en los Pabellones de Exposiciones de la Castellana, el mismo año de la inauguración de la galería algecireña. Magda, por tanto, tuvo mucho que ver en aquellos momentos iniciáticos. Siguiendo en el Campo de Gibraltar, tres artistas de Tarifa, Guillermo Pérez Villalta, Chema Cobo y Antonio Rojas, se encontraban adscritos a lo mejor de la pintura española de aquel momento y constituían una buenísima referencia para los aficionados, sobre todo, para los jóvenes futuros artistas que veían en ellos unos inmejorables modelos a seguir.

Por aquellos tiempos, en La Línea, Manolo Alés comenzaba a trazar la líneas de lo que sería su genial modo de actuación en un arte que, en poco tiempo, se convertiría en una de las acciones más importantes y apasionantes de cuantas han tenido lugar en el panorama artístico andaluz. Su espacio expositivo -ahora lleva su nombre- fue, sin duda, el centro generador y activista del arte en la provincia de Cádiz. Manolo Alés llevó a La Línea lo mejor del arte contemporáneo, su programación era de las más lúcida, sensata, rigurosa y apasionante que alguien pudiera pensar en aquellos años iniciáticos. Luchó por lo artístico y los artistas; abrió caminos y generó gran parte del entusiasmo que existe por el arte en esta zona. Su nombre sigue estando vivo y es máxima referencia para casi todos los que, de una manera u otra, nos encontramos en esto.

En el resto de la provincia, probablemente, auspiciado por la labor de Manolo Alés, también, existieron muy buenos planteamientos y las cosas se hicieron muy bien. La Diputación Provincial, primero con Manolo Caballero y Eduardo Rodríguez trabajando codo a codo, pusieron en marcha un sistema expositivo, en el Claustro del Palacio de la Diputación, de mucha importancia y crearon el Certamen Aduana, uno de los mejores y de mayor trascendencia de su tiempo. Más tarde, ya con Eduardo Rodríguez sólo, el dinamismo continuó hasta que las épocas de endeblez económica -y de escasas luces políticas- impusieran sus espurios episodios. Ahora, Paco Mármol continúa aquella labor heroica en la sala Rivadavia. No podemos olvidarnos de Fali Benot con su galería; casi cuarenta años dando vida a una actividad artística de suma entidad. Aquellos apasionantes tiempos tuvieron su esclarecedora continuidad en los años noventa cuando varias galerías asumieron una nueva dimensión -Carmen de la Calle, Milagros Delicado, El Laberinto, Belén- que contribuyeron a que lo artístico tuviese visibilidad y contribuyera a que muchos jóvenes se interesaran y buscaran la carrera de Bellas Artes como fórmula inequívoca para entrar en una profesión que, a la postre, daría unos frutos maravillosos: el conjunto, amplio y de gran valía, de artistas que hoy conforman uno de los episodios creativos más importantes de España.

En este buen paisaje existente en el arte de la provincia de Cádiz ha existido un grupo de artistas que, siempre, han estado ahí; que han ejercido una eficiente labor, a veces callada y sin muchas alharacas; artistas sin más que han dejado constancia de su pasión creativa, que han realizado un encomiable trabajo siempre haciendo lo que querían y cómo lo querían. Autores esforzados que han mantenido expectante el arte de la provincia y que configuran esa historia afortunada de la creación en este rincón donde lo artístico forma parte, probablemente más que cualquier otro modo de expresión, del núcleo central de la gran cultura. La exposición ‘Universos paralelos’ agrupa a catorce artistas tremendamente implicados en la creación gaditana. Existen muchísimos más que dan -y seguro que va a ser así- para otras muestras. Artistas grandes, lúcidos, que trabajan a diario y que son, de verdad, los protagonistas de esta historia feliz y fecunda.

Carmen Bustamante, sabia hacedora de una pintura excelsa, es el alma de esta exposición. Ella sabe mejor que nadie, porque ejerce, como los demás artistas, de ese entusiasmo desmedido, cuál es la situación del arte provincial, del conjunto de universos paralelos que constituye la realidad artística de Cádiz. Su idea es tremendamente importante porque da luz a la creación de este grupo de autores y porque sirve para el feliz encuentro con una realidad que no tiene vuelta de hoja. La exposición parte de las actividades de la Real Academia Provincial de Bellas Artes y de sus actuaciones como entidad que tiene a lo artístico como uno de sus pilares fundamentales. 

El catálogo de la muestra nos sitúa en los buenos proyectos de la gran escultura de Sylvain Marc, en la espectacularidad dibujística de Paco Mármol, en el esencial realismo de Pepe Cano, en las exuberancias expresivas de Manolo Caballero, en la sintética geometría de Magdalena Murciano, en el sutil cromatismo de Malali Bachiller, en la jocosa esplendidez figurativa de Antonio Vela, en el rigor figurativo de Fernando Rubio, en el lúcido alcance pictórico de Julián Delgado, en el poderoso estamento plástico de Bárbara Shunyí, en los espacios bien definidos de la fotografía tanto de Begoña Lombardía como de Nuria Reina, en el sutil testimonio de máximos escultóricos de Mario César de las Cuevas y en los contundentes estamentos plásticos de Marisa Bascuñana.

Buena exposición que forma parte del convenio de la Academia con la Fundación Cajasol y que homenajea a la entusiasta y pasional creación artística existente en la provincia de Cádiz. Sin duda, la feliz historia con muchos esclarecedores capítulos.

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