"Los personajes terminan teniendo voz propia más allá del escritor"

Beatriz Lerma publica la segunda parte de la trilogía protagonizada por June Vagsto

Pilar Vera/ Cádiz

29 de mayo 2012 - 05:00

Tras Viaje a los Reinos del Norte -una primera obra por la que ganó el premio As de Picas 2010-, Beatriz Lerma (San Sebastián, 1975) publica ahora la segunda parte de las aventuras de su heroína adolescente, June Vagsto: Viaje a Ultramar. Una serie que -afirma Lerma, vecina de Puerto Real desde hace tres años- fue concebida como una trilogía, aunque no descarta continuar futuras historias de la mano de alguno de los personajes.

La saga de June Vagsto se desarrolla en un escenario medieval en el que la autora, sin embargo, intenta reflejar su visión de la realidad: "Hay cosas que les suceden o que sienten los personajes que son muy actuales, muy del mundo que nos rodea", comenta. Así, a pesar de que no cree que "moralizar sea función del escritor", Beatriz Lerma sí que aprovecha las aventuras de su heroína para destacar lo que le parece correcto y aquello "que es mejorable".

"En Viaje a Ultramar hay un poco de todo -explica-. Por ejemplo, se habla del papel del hombre y de la mujer, en el sentido de que a veces se proyecta una igualdad mal entendida, porque tampoco creo que haya que buscar una igualdad ficticia... También se destaca el respeto a la naturaleza, a los animales, a los niños, a las personas más desvalidas..."

En su segunda entrega, June Vagsto se enfrenta a una realidad mucho más agresiva que la anterior: "Se encuentra por primera vez con cosas negativas que salen en su camino y que ve que es necesario cambiar".

Más que una saga fantástica, Beatriz Lerma concibe los libros de Vagsto como una saga de aventuras: "Un género en el que también entran todo este tipo de cosas, de artilugios extraños y pasajes como el de los piratas, con una visión no tan romántica a la que estamos acostumbrados", indica la escritora, que plasma en Viaje a Ultramar imágenes que hunden sus raíces en la mitología y en la literatura, como las islas de la eterna juventud, los ingenios volantes de Leonardo Da Vinci o el Nautilus.

Aunque publicista de formación, Beatriz Lerma se había sentido siempre atraída por el mundo del teatro y la interpretación, y a eso se dedicó tras terminar sus estudios. De hecho, fue gracias al teatro que terminó escribiendo: "A veces había obras interesantes que no podíamos representar por cuestiones de derechos de autor o similares -comenta-. Así que no había textos para poner en escena, y como me gustaba escribir, pues empecé a escribirlos allí. A partir de ahí fue cuando me animé a escribir una novela".

Aun así, la primera novela de June Vagsto tardó casi tres años en vez la luz: "Pasaba por entonces por una época en la que ni siquiera sabía dónde iba a terminar mi propia historia -explica-. Es curioso ver cómo, a veces, escribir te sirve un poco para organizar tu propia vida, tus propios pensamientos, y guiarte un poco a ti mismo. Y ves que tus vivencias o tu actitud aparecen en los personajes, pero a la vez ellos tienen su propia voz, y se hacen más fuertes conforme avanza la historia, hablando por sí mismo y ayudando al autor".

A la hora de plasmar las aventuras de su heroína adolescente, Lerma admite que tenía "varias ideas dando vueltas por la cabeza. No me planteé que fuera a ser una novela juvenil -indica-. Pero, al surgir la historia, las aventuras pegaban más para ese tipo de público. De hecho, de las opciones que tengo para cuando acabe esta trilogía ninguna encaja con el público juvenil: una de ellas es una historia para niños y otra, una novela concebida para un público típicamente adulto".

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