En recuerdo de una represión olvidada

Historia de Cádiz

El ECCO acoge hasta el 27 de septiembre la exposición ‘10 de Marzo de 1820. Los mártires sacrificados por la tiranía’, un recorrido por los trágico sucesos vividos en Cádiz

Una de las vitrinas que se muestra en la exposición sobre los sucesos de 1820.
Una de las vitrinas que se muestra en la exposición sobre los sucesos de 1820. / Jesús Marín

Hace ocho años que Cádiz celebró por todo lo alto –al menos intentó que fuera por todo lo alto– el bicentenario de la Constitución de 1812, aquel texto liberal acordado y promulgado en pleno asedio francés de la ciudad y que en años posteriores fue marcando el devenir político de España. Pero después de aquel bicentenario vienen otros, entre ellos el que protagoniza la exposición 10 de marzo de 1820. Los mártires sacrificados por la tiranía, una muestra que se puede ver en el Espacio de Cultura Contemporánea de Cádiz (ECCO) hasta el 27 de septiembre y que recuerda un episodio olvidado de la historia de la ciudad: la cruenta represión que los absolutistas, con los militares a la cabeza, realizaron contra el pueblo de Cádiz que se preparaba en aquella fecha para celebrar pacíficamente el juramento de la Constitución de 1812 que, a regañadientes, ya había hecho en Madrid Fernando VII y que sería el pórtico del trienio liberal nacido del pronunciamiento de Riego.

La muestra ocupa dos pequeñas salas del ECCO y en su organización han trabajado como comisarios Javier Fernández Reina, director del Archivo Histórico Municipal, y Teodomiro Cardoso, técnico del citado archivo. Además de documentos procedentes de los fondos del Archivo ubicado en la calle Isabel la Católica, la exposición se nutre de cuadros, grabados, objetos y otros documentos del Museo Histórico, la Biblioteca Municipal, la Fundación Federico Joly, la biblioteca de la Real Academia Hispano Americana, el Obispado de Cádiz y Ceuta y la colección particular de Miguel García Díaz. También ha colaborado Onda Cádiz Televisión.

La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, Lola Cazalilla, recordó en la presentación que en principio estaba previsto inaugurar la muestra el pasado mes de marzo, justo cuando se cumplían los 200 años de los trágicos sucesos. Pero el estado de alarma y el confinamiento obligaron a aplazar una apertura que se recupera ahora para que la exposición pueda ser vista por gaditanos y visitantes durante todo el periodo veraniego. Para Cazalilla, la muestra es “muy completa” y confirma el arte como “herramienta para conocer y acercarnos a nuestra historia”. En este caso, a un episodio de la historia de Cádiz bastante olvidado y en el que los gaditanos fueron “perseguidos y masacrados”.

Fernández Reina, director del Archivo Municipal, abundó en el hecho de que la tragedia quedó marcada en la memoria colectiva de los gaditanos durante varias décadas, hasta que a partir de un momento los hechos se olvidaron oficialmente y el paso de las generaciones posteriores fue haciendo el resto hasta prácticamente borrar de la memoria histórica del siglo XIX aquella brutal represión que la oficialidad ocultó con los años.

La exposición, que Fernández Reina definió como “pequeña pero nutrida”, se divide en dos espacios, dos salas comunicadas pero independientes por las que se reparten pinturas, grabados, documentos oficiales, edictos, partituras musicales y algunos objetos como condecoraciones y sables.

Así, en la primera sala se muestran retratos de los protagonistas de aquella época, como Fernando VII, Manuel Freire, Antonio Alcalá-Galiano, Tomás de Istúriz, Juan Álvarez Méndez (Mendizábal) y José Vargas Ponce, entre otros, un elenco de personajes, en su gran mayoría liberales, que demuestran que la ciudad contaba con un sustrato político contrario al absolutismo y que explican el triunfo del pronunciamiento en Cádiz.

En esta sala también se proyecta un audiovisual en el que, a modo de breve documental, se explican los sucesos con el apoyo gráfico de cuadros y grabados de la época. Además, en una vitrina se muestran, entre otros documentos, partituras de la marcha patriótica dedicada a Riego y el decreto de la jura de la Constitución por parte de Fernando VII.

Es en el segundo espacio donde los documentos demuestran la magnitud de la tragedia, como los expedientes de socorro o los recibos del dinero entregado a los familiares de las víctimas, y otros papeles que confirman el intento, no siempre conseguido, de que la ciudad no olvidara lo ocurrido. Esta muestra, de hecho, es el primer intento del siglo XXI para recordar aquella brutal represión.

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