"Se suele olvidar que también hay investigadores de Letras"

El Centro Reina Sofía acogió la presentación de la biblioteca digital de Mercedes Agulló, un proyecto puesto en marcha por la Universidad de Massachusetts

De izq. a dcha., Daniel Ortiz-Zapata, Winston Langley, Teófila Martínez y Mercedes Agulló.
De izq. a dcha., Daniel Ortiz-Zapata, Winston Langley, Teófila Martínez y Mercedes Agulló.
Pilar Vera/ Cádiz

04 de octubre 2012 - 05:00

"Como ustedes comprenderán, con 86 años, a una le da tiempo de haber vivido de todo -comentaba ayer tarde, en el Centro Cultural Reina Sofía, la historiadora e investigadora Mercedes Agulló-: los últimos años de Alfonso XIII, la República, la Guerra en Madrid, el Franquismo, la Transición, el desmembramiento... ya sólo me queda la resurrección".

Una trayectoria en la que la estudiosa agradece haber tenido unos padres "inteligentes, cultos, con una madre profesora de Griego y un padre que era un excelente lector": "No fui una niña prodigio, porque en esos tiempos las única niña prodigio era Shirley Temple -explicó-. Pero sí es cierto que ese ambiente me permitió, por ejemplo, ir a conciertos y tener acceso a una biblioteca enorme".

Ahí estaría el inicio de una carrera académica trufada de publicaciones; un recorrido en el que Mercedes Agulló aseguró haberse movido siempre por la curiosidad: "Los investigadores -apuntaba- también somos gente de Letras, algo que suele olvidarse".

Agulló afirmaba estar especialmente orgullosa de su tesis, La imprenta y el comercio de libros en Madrid. Siglos XVI-XVII, así comode su labor como directora de los Museos de Madrid durante doce años. En 2010, en A vueltas con el autor del Lazarillo, la investigadora defendió que Diego Hurtado de Mendoza era el autor del clásico: "Los filólogos -comentaba al respecto- siguen influencias literarias, pero no tienen en cuenta el recorrido físico del libro..."

Sus aportaciones, en fin, han sido tantas y tan significativas que la Biblioteca Joseph P. Healey de la Universidad de Massachusetts decidió digitalizar cuarenta y seis volúmenes firmados por la historiadora madrileña. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, las tres entregas de Documentos sobre los escritores de los siglos XVI y XVII o las cuatro de Madrid en sus diarios.

Por ahora, son quince los textos que se han tratado digitalmente y pueden consultarse -íntegramente y por búsquedas- en los archivos abiertos de la Universidad, además de la veintena que se encuentran todavía en proceso: "De hecho, aunque la digitalización de estos fondos no es aún oficial, desde agosto de 2011 hemos recibido más de 9.000 visitas", explicaba el bibliotecario y director de Bibliotecas de la Universidad de Massachusetts, Daniel Ortiz-Zapata. El responsable se encontraba acompañado en la presentación del proyecto por el rector del centro norteamericano, Winston Langley.

"En la investigación universitaria resulta clave la circulación de nuevas ideas -indicó Langley-. De hecho, entre las funciones de toda universidad está, por supuesto, la aproximación al mundo desde puntos de vista especializados: matemático, filosófico, histórico... Pero además se ha de recoger el conocimiento que ha llegado hasta nosotros del pasado, repararlo y restaurar su legado. De hecho, se puede concebir como una especie de capital intercultural para el hoy y el mañana, para las muchas generaciones venideras".

En ese espíritu se incluyen los proyectos de digitalización, capaces de reunir los trabajos de investigadores a nivel mundial. "En el caso de las aportaciones de Mercedes -continuó Winston Langley-, es posible encontrar un sentido de pertenencia a la cultura española en sus distintas formas, además de un profundo conocimiento del pasado y un interés por ensalzar el valor del ser humano".

La alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, declaró sentirse "emocionada" ante la oportunidad que ha tenido el Ayuntamiento gaditano de actuar de anfitrión de esta iniciativa que "aproxima las investigaciones de estudiosos individuales, sumando distintos proyectos. Además -prosiguió-, estoy segura de que Mercedes Agulló pasará a la historia como la persona que descubrió que el Lazarillo de Tormes no era anónimo".

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