"Si La Cubana se hubiera fundado en 2018, ya no existiría"
Teatro en el Falla
La compañía, que el próximo año celebrará su 40 aniversario, inicia las cinco funciones de su obra ‘Adiós Arturo’ en el coliseo gaditano
A pie de calle, incitando, provocando, invitando, los diez actores que ponen en pie el funeral sui géneris que encierra Adiós Arturo firman una inusual rueda de prensa en la plaza Fragela durante el mediodía de ayer. Un encuentro con periodistas, viandantes y curiosos tan especial como lo es la compañía que desde hoy jueves 21 de marzo y hasta el próximo domingo pone en escena su última propuesta en el Gran Teatro Falla. La compañía La Cubana.
“Si La Cubana se hubiera fundado en 2019, no existiría”. Así de rotundo se muestra su director, Jordi Milán, a un año del 40 aniversario de la veterana compañía, ya que “en estos tiempos donde impera lo políticamente correcto, una propuesta de teatro como la nuestra no hubiera tenido apoyos para arrancar, como le está ocurriendo a muchos jóvenes creadores hoy día, que son muy buenos pero no se apuesta por desarrollar sus ideas”, asegura.
De esta forma, para Milán “para que haya creación tiene que haber locura o no hay obra de arte”. “El teatro –prosigue– es una obra de arte efímera, fíjate en la que hemos montado aquí hace unos minutos (dice mirando la plaza Fragela mientras los operarios desmontan el atrezo), y toda obra de arte tiene ese componente de locura sin el que no puede vivir”.
Pero La Cubana, cantera de actores como José Corbacho o Santi Millán, vive. Y con muchos de los mejores atributos de las antiguas compañías de teatro, con ese halo “artesanal”, donde “todos hacemos de todo”, “pegado a la calle”, y que mueve a un volumen importante de trabajadores a su alrededor en cada temporada y gira. “Sí, sabemos que estamos un poco a contracorriente de lo que se da ahora mismo, pero todo eso sólo ha sido posible porque el público nos ha apoyado, simplemente el público, porque nosotros no tenemos subvenciones de ningún tipo, ni historias de esas, el favor y el cariño del público ha sido nuestra subvención en todos estos años”, añade.
Hablan los números. Adiós Arturo, por ejemplo, el montaje que saldrá a escena durante cinco jornadas en el Falla, ya ha sido visto “por 140.000 personas en más de 200 funciones”, precisa.
Una obra donde La Cubana hace “lo mismo de siempre, siempre nos repetimos como si fuéramos loros”, ríe Milán, en referencia a ese núcleo fundacional de “hacer teatro de la vida cotidiana” y en un guiño a la parlanchina ave que acompaña a los actores en este espectáculo pero que no estará en las tablas del Falla por la normativa que prohíbe la inclusión en escena de un animal.
Así, si en Campanadas de boda la compañía catalana hacía “teatro del matrimonio”, en Adiós Arturo toca dar un toque “muy loco y divertido” a una despedida, un funeral, “pero muy alegre”. En este caso, el sepelio de Arturo Cirera Mompou, un prohombre del mundo de las artes y de la cultura mundial pero un tanto extravangante pues en sus últimas voluntades dejó firmado que en vez de un triste sepelio al uso prefería una alegra fiesta en su honor más en consonancia con la que fue su filosofía de vida, la de aprovechar el momento.
“Y como ninguna funeraria quería hacerse cargo de esta fiesta-funeral pues los amigos decidieron encargarle este trabajo a La Cubana, y aquí hemos venido”, nos embaucaba el director, guionista e ideólogo de este espectáculo que, para terminar de involucrar al público gaditano, tilda a su ausente protagonista como paisano nuestro: “Arturo era de aquí y vivía en la calle Pelota, cerca de la Catedral, vamos que estudió con los marianistas de San Felipe Neri y su hermana en las Carmelitas...”
No estará el pobre-rico Arturo pero sí estarán todos sus amigos (como unos 80 personajes) encarnados por 10 actores que igual cantan, que bailan, que, sobre todo, prometen hacer pasar al público un rato divertido. Marca de la casa. De La Cubana.
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