El templo escondido
El arquitecto madrileño José Sancho Roda recuerda el ofrecimiento que le hicieron hace 40 años para descubrir el Templo de Hércules y plantea hacer sondeos en Sancti Petri
Hace casi 40 años que José Menéndez-Pidal Álvarez, entonces arquitecto jefe en Andalucía de la Dirección General de Bellas Artes planteó al también arquitecto José Sancho Roda, destinado en la central de Madrid, que se ocupara de dirigir prospecciones submarinas en torno al islote de Sancti Petri para tratar de localizar la ubicación y los posibles restos arqueológicos del Templo de Hércules construido en la zona por los fenicios. José Sancho declinó el ofrecimiento por motivos laborales, y aquella primera intención, que tuvo su origen en los militares de la época, ni siquiera alcanzó el calificativo de proyecto. La conversación entre Sancho Roda y Menéndez-Pidal se quedó entre las paredes de los despachos oficiales y de la historia no quedó constancia alguna más que en la memoria de sus protagonistas. Sin embargo, el primero de ellos, José Sancho Roda, no pudo olvidar nunca aquel nonato proyecto de 1973 y desde entonces ha leído cualquier texto relacionado con el mítico templo y no ha podido dejar de pensar que las administraciones públicas, en los tiempos que corren, podrían dar el paso que en su día ni él ni los que le rodeaban pudieron iniciar.
"Creo que sería posible -dice José Sancho a este periódico- afrontar un programa conjunto entre varias instituciones. Si cada una de ellas aporta las personas y los medios para llevar adelante el proyecto, éste llegaría a hacerse realidad y sería un motivo de satisfacción para todos porque estamos hablando de la 'cuna' de la civilización europea y haría mucho más interesante la zona para el turismo".
Sancho despierta así su memoria para alentar a los poderes públicos a formar un equipo pluridisciplinar capaz de llevar a cabo una serie de sondeos y prospecciones submarinas que, a su juicio, tendría "un bajo coste" y sería factible porque la profundidad del agua alrededor del islote se sitúa "entre los 12 y los 20 metros".
De todos los estudios e investigaciones que de manera particular ha llevado a cabo este arquitecto madrileño sobre la historia del Templo de Hércules y su destrucción o desaparición bajo las aguas de la costa gaditana, José Sancho destaca que la que debió ser una imponente construcción pereció a causa de un destructivo maremoto que la historia sitúa en torno al año 382 de nuestra era, un tsunami que sumió bajo el océano decenas de ciudades en la zona y toda una civilización de envidiable historia cultural y riqueza patrimonial. Sancho Roda cree que fue un maremoto el que acabó con el templo porque si hubiera sido por una guerra o una invasión, habrían quedado "restos o alguna noticia histórica", y si la causa fuera un seísmo, también habrían sobrevivido algunos vestigios. Igualmente descarta la posibilidad de que la invasión de los bárbaros acabara con el templo, "porque no llegaron a la zona de Cádiz antes del año 410".
Une estas tesis el arquitecto madrileño con los escritos del historiador Ceán Bermúdez, que sostiene que en 1730 hubo una gran bajamar en la zona del islote de Sancti Petri y junto a él se descubrieron "cimientos y paredones del templo". También después del maremoto de Lisboa, en 1755, hubo otra gran bajamar y "en torno al islote había restos de columnas y grandes sillares". Así, cree que fue un maremoto el que hundió definitivamente el templo y el que modificó sustancialmente la línea de costa, una idea que reafirma después de ver los efectos de los últimos tsunamis en Indonesia o Japón.
José Sancho, autor del libro El atlas de las fortificaciones de la isla de San Fernando, de Carlos Vargas Machuca, piensa que ha llegado la hora de profundizar en la historia de aquel mítico templo que pudo ser visitado por Julio César o Aníbal, de manera que las administraciones se unan y se impliquen en la búsqueda de unos restos con los que reescribir toda una civilización: "Por las referencias de historiadores griegos y romanos con la descripción del templo, sabemos que ocupaba casi toda la superficie de la isla y que estaría rodeado, a semejanza de los templos de Jerusalén o Tiro, de otras construcciones importantes".
La sugerencia de este arquitecto madrileño coincide, en el tiempo y quizás en las formas, con la puesta en marcha de la segunda campaña de prospecciones arqueológicas en el frente costero de la provincia de Cádiz, desde la desembocadura del Guadalquivir hasta Tarifa, un proyecto multidisciplinar en el que intervienen el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía a través de su Centro de Arqueología Subacuática en Cádiz. Ellos buscan y localizan pecios, que se sepa, pero igual también se han sentido subyugados por aquel templo consagrado al dios Melkart.
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