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Por tierras del Danubio

Con ecos de ‘El Danubio’ de Claudio Magris, Denis de Rougemont nos ofrece su periplo fluvial y sentimental por el corazón de Europa

El escritor y filósofo Denis de Rougemont. / D. S.
Javier González-Cotta

23 de febrero 2025 - 06:00

La ficha

'En tierras del Danubio. Una geografía sentimental'. Denis de Rougemont. Traducción de Marta Cabanillas. Gallo Nero. 2176 páginas. 19 euros

“Hace un tiempo, demorándome en esa geografía sentimental, concebí la idea de crear un mapa de los afectos de la Europa central”. He aquí, pues, aquella idea ya concebida, esta suerte de geografía literaria, donde Europa central trasciende la geografía misma y se convierte, más bien, en una idea de lugar.

Denis de Rougemont (1906-1985), escritor y teórico de la cultura suizo, refleja En tierras del Danubio lo que aún en 1932 formaba parte de la Europa sentimental. Era como la patria de la demora, acosada ya por la aceleración y la maquinaria afín, como esas Bugattis que empezaban a destrozar los regalos de antaño, donde el silencio y la lentitud de las cosas. En tierras del Danubio recoge el periplo de un esteta que acota el paisaje y lo trasciende entre el diario de viaje y el diario privado, entre la prosa y el vuelo poético.

El libro reclama el viaje a la antigua. Hoy causa sonrojo hablar del viaje como lección moral. Pero así era entonces, en el periodo de entreguerras, pese a las secuelas de la carnicería del 14. Denis de Rougemont recorre los predios que el Danubio irriga a ambos lados de sus ribazos. Atravesamos el sereno paisaje húngaro, lo que fuera Prusia oriental, con sus castillos, y hacemos parada en Tubinga, donde la torre de Hölderlin. Viajamos también al lago Garda en Italia, entre los Alpes y la Padana, y regresamos a Alemania, a Suabia, donde el simpático dialecto alemán (tan reconocible en quien sería aquel zorro del desierto, el mariscal Rommel).

El volumen se completa con apuntes sobre la estancia del autor en Nueva York, incluida su vuelta a Europa tras los horrores del nazismo y la imposibilidad, por fortuna impugnada, de volver a la poesía (pese a todo Adorno se equivocó). Sobre estas páginas palpitan los grandes tributos que la literatura y el cine han regalado a Europa a través de esa narración fluvial que es el Danubio. De ahí aquella otra Mittleuropa de Claudio Magris (El Danubio) o el periplo por buena parte del río matriz, desde Londres hasta Estambul, de aquel jovenzuelo de otrora que atendía al nombre de Patrick Leigh Fermor (El tiempo de los regalos, Entre los bosques y el agua). Asimismo, en el cine, el Danubio halló su otro cauce sentimental con La mirada de Ulises de Theo Angelopoulos. Es el mismo río de Europa que fluye en la lírica prosa de Denis de Rougemont.

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