Tan triste, cómica, cálida y emocionante como la vida

GHOSTLIGHT | CRÍTICA

El actor Keith Kupferer encabeza el reparto del filme.
El actor Keith Kupferer encabeza el reparto del filme. / D. S.

La ficha

**** 'Ghostlight'. Comedia dramática. Estados Unidos. 2024. 110 min. Dirección: Alex Thompson, Kelly O'Sullivan. Guion: Kelly O'Sullivan. Música: Quinn Tsan. Fotografía: Luke Dyra. Intérpretes: Keith Kupferer, Dolly De Leon, Katherine Mallen Kupferer, Tara Mallen.

La productora, guionista y actriz Kelly O’Sullivan, que ha interpretado las dos películas anteriores de su pareja, Alex Thompson –Saint Frances y Rounding- y escrito el guión de la primera, suma aquí el papel de codirectora al de guionista. Caso singular, esta película codirigida por una pareja está interpretada por una pareja en la vida real, Keith Kupferer y Tara Mallen, y por su hija Katherine Mallen Kupferer. Los tres asumen los roles de una familia atormentada por una tragedia que ha abierto el abismo de un duelo al parecer sin consuelo posible. Sobre todo para el padre, un maduro obrero que, sorprendentemente encontrará la posibilidad de superarlo al encontrarse con una compañía de aficionados que está ensayando Romeo y Julieta. El grupo humano encontrado y las correspondencias entre la tragedia real y la teatral le servirán de terapia.

Con emoción, con humor, con una mirada próxima a lo más cotidiano y común que permite sortear los peligros tanto de la inverosimilitud como de lo lacrimógeno, Thompson y O’Sullivan logran que con una puesta en imagen simple y naturalista y unas grandes interpretaciones -además de los tres actores de la mencionada familia Kupferer-Mallen hace un extraordinario trabajo la actriz filipina Dolly De León, descubierta para el cine internacional por Östlund en El triángulo de la tristeza- funcione la siempre arriesgada propuesta del arte como tabla de salvación.

Arriesgada porque puede tender a la simplificación reduciendo e incluso devaluando a Shakespeare al llevarlo a los manidos territorios de la autoayuda. Es evidente que el arte ayuda a vivir entreteniendo, emocionando y, en los casos de mayor altura creativa, interpretando la vida y su sentido o carencia de él al representarla. No hace mucho se estrenaba otra película –Las vidas de Sing Sing- en la que Shakespeare era también una tabla de salvación, en aquel caso para presos, sin incurrir en este error.

Ghostlight tampoco lo hace. Las interpretaciones, a partir de un guión muy bien escrito que logra mantener ese precario equilibrio entre comedia y tragedia, y entre realidad y ficción, son la pieza maestra de esta película. Y los directores lo han comprendido simplificando el aparato formal en un ejercicio de austero realismo para que la pantalla sea un doble escenario, el de la vida real y el de los ensayos de la obra de Shakespeare, en el que la cámara, el plano, el montaje, todos los procedimientos fílmicos, son solo transmisores de la calidez humana de unos personajes magníficamente interpretados. Una pequeña gran película.

stats