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En los últimos meses, varias joyas patrimoniales de la provincia de Cádiz de las que agonizan en el tiempo se han hecho hueco en la Lista roja del patrimonio. Según la web de esta iniciativa que promueve la Asociación Hispania Nostra para denunciar el mal estado de estos enclaves, hace apenas unos días se incorporó el Molino de Marea del Río Arillo en la frontera de Cádiz y San Fernando. Previamente se integró en ella el Palacio de Riquelme en Jerez, el Palacio de Orleans-Borbons de Sanlúcar de Barrameda, el Castillo de Vallehermoso en Olvera y la Ermita de Santa Ana en Medina Sidonia. Así lucen actualmente.
El molino de marea del Río Arillo que marca el límite de Cádiz con San Fernando, fue construido en el año 1759 para abastecer de harina a ambas ciudades limítrofes, dejando de funcionar en los años 30 del siglo XX. Desde el año 2002 está considerado BIC, aunque se encuentra en pésimo estado de conservación y apuntalado desde 2007, para evitar el derrumbe total.
Carece de las cubiertas y solo mantiene en pie los muros y la estructura de arcos sobre el agua. Para esta emblemática arquitectura no parece que haya una solución en el horizonte, siendo otro de los ejemplos de la inoperancia de las administraciones debido a las disputas entre las mismas.
Este edificio que se antoja como el primero de estilo neomudéjar construido en España está prácticamente en ruinas, según alertaba este verano Hispania Nostra. Así, esta arquitectura BIC con aspecto de alcázar o fortaleza y que está considerada como uno de los mejores edificios civiles de la ciudad, lleva abandonada a su suerte desde los años 90, arrastrando graves problemas de mantenimiento como desprendimientos en sus ostentosos techos.
Fue edificada por los mejores arquitectos del momento en 1852 y 1880 en el barrio alto de Sanlúcar. Estuvo habitada hasta 1955 cuando el infante Alfonso de Orleans y Borbón, por discrepancias con Franco, se exilió en su finca El Botánico. En la década de los 70, este edificio fue vendido hasta en dos ocasiones. Finalmente en 1979, el Ayuntamiento de Sanlúcar lo adquirió para evitar su destrucción y destinar un uso público al mismo.
Otro de los edificios que deja en evidencia la dejadez del patrimonio gaditano es el Palacio de Riquelme de Jerez. A finales de septiembre este edificio que es propiedad municipal fue incluido en la lista de Hispania Nostra, haciendo alusión al estado de abandono, grietas en la galería interior y el riesgo permanente de derrumbe, además de señalar la falta de estabilidad estructural de esta casa palaciega construida en 1535 por encargo del noble Hernán Riquelme.
El edificio tiene un zaguán de entrada, un jardín rectangular renacentista usado para uso familiar y un patio con arcadas de columnas de mármol, realizado en torno a 1537 y su portada se considera una joya del Renacimiento. En una intervención pasada realizada por arqueólogos municipales, se descubrió una galería oculta realizada tras una reforma neoclásica en el siglo XIX de dos plantas.
El verano pasado se incluyó en la lista esta fortaleza del siglo XIV que también se conoce como el Castillo de Ayamonte o el Castillo de Carasta y que se localiza entre Olvera y Almargen.
La fortaleza que se alza sobre una roca caliza se encuentra "en ruinas y en total estado de abandono", según Hispania Nostra. Señalan en su informe el deterioro generalizado tanto en los accesos como en los muros que sustentan la estructura de las torres y la muralla. Además, añade el documento, su situación estratégica en la cima de una roca caliza, sin elementos naturales de protección adyacentes, favorece un progresivo y constante desgaste causado por las inclemencias meteorológicas.
El Castillo de Vallehermoso pertenecía a la línea fronteriza que separaba la España cristiana de la España musulmana durante la Edad Media. Dentro del recinto permanece actualmente un edificio y una torre alargada que en su día tuvo dos plantas. Cuenta con una torre del homenaje y bajo la misma hay un aljibe casi cegado. Ha sido utilizado como redil de ganado hasta prácticamente hoy día.
La Ermita de Santa Ana es lo que se conoce como una ermita extramuros, situada a las afueras de la ciudad, en un entorno conocido como Hoyo de Santa Ana, que se caracteriza por ser rico en huertas, frutales y agua, próxima a la fuente de los Naranjos. Fue utilizada como lugar de culto por las personas que vivían en las huertas de la zona, no teniendo así que desplazarse al pueblo para oír misa.
En mayo entró en la lista roja del patrimonio por su pésimo estado de conservación. La falta de mantenimiento ha hecho que el tejado se haya caído y que exista un deterioro importante de las fábricas de los muros. De la misma manera, los elementos muebles han ido desapareciendo por su saqueo y abandono, por lo que se encuentra en un estado de progresivo deterioro.
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