Visto y Oído
Broncano
La maravillosa isla de Kalokairi, donde supuestamente transcurre la acción de Mamma Mia!, no existe, pero todo lo que sale es real. Uno de los mayores atractivos de la película son esos paisajes griegos de blancos, verdes y azules. ¿Soñados? En realidad, kalokairi significa "buen tiempo" o sea 'verano' en griego, y el film se rodó en los escenarios naturales de las Espóradas, un conjunto de islas rebosantes de pinos y mar azul en el Egeo Central pero muy cerca del continente, y en la península del Pilion, mítica morada de los centauros a poca distancia de ese archipiélago. Skiathos y Skópelos, sobre todo esta última, recibieron durante meses a los integrantes de la exitosa cinta basada en las canciones de Abba. De hecho, desde hace más de un año, Skópelos ya se anuncia en muchos sitios como 'la isla de Mamma Mia!', y es imposible recorrer su bellísima capital sin ver escaparates con fotos de Pierce Brosnan comprando en esa tienda o comiendo en esa taverna. Las excursiones a la antes olvidada y aún recóndita ermita de Agios Ioannis (San Juan), donde se celebra la boda de la escena final, convierten la tortuosa carretera en una caravana de vehículos y autobuses en temporada alta. Merece la pena, aun así, visitar ese promontorio rocoso al noreste de la isla, con su capilla blanca y realmente fotogénica en lo alto y un mar habitualmente encrespado rompiendo contra su rotundo cimiento de piedra. Y, si uno se siente con voz y ganas, cantar The Winner takes it All mientras asciende a la carrera la empinada escalinata de Agios Ioannis, rememorando esa meritoria escena de Meryl Streep.
Skiathos, unida por uno o dos vuelos diario de apenas tres cuartos de hora con Atenas, está llena de ingleses, pero de los de la rama no molesta, de mediana edad para arriba y que normalmente viaja en familia. Eso se nota en la calle principal, Papadiamantis, llena de pubs al estilo británico. La capital es un anfiteatro de casas con tejados rojos sobre el puerto, y la isla posee , entre muchas espléndidas, dos playas absolutamente únicas: la casi caribeña de Koukounaries al sur, y la de Lalaria, al norte, con sus guijarros y sus rocas horadadas.
Skópelos, casi pegada y a media hora de barco rápido, es mucho más tranquila, aunque no falta ambiente en temporada alta. Aquí predomina el verde de los pinos que ocupan desde las cimas hasta la orilla. Isla para disfrutarla poco a poco en las innumerables terrazas y desde las altas vistas hacia el mar, en Glossa, el otro pueblo.
La auténtica joya de las Espóradas es Alónissos (media hora más de barco hacia el noreste), isla alargada y rodeada de un agua transparente que es paraíso de delfines y reserva de la foca monje. Su capital, Patitiri, es moderna y pequeña, fue el refugio de los habitantes de la antigua Hora, dos kilómetros hacia arriba en el interior, destruida por un terremoto, y hoy renacida y restaurada más bella que nunca. Visítenla, y guarden el secreto, que diría Javier Reverte.
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