Un viaje deslumbrante

Crítica literaria

Hilda Martín refleja en estos cuentos su compromiso para acercar a los migrantes al valor de su origen

La escritora Hilda Martín.
La escritora Hilda Martín con una de sus anteriores publicaciones. / Andrés Carrasco
Miguel Ángel Toledano

05 de marzo 2025 - 08:00

Existe una concepción balzaquiana según la cual las narraciones, las novelas son la historia privada de las naciones y consiguen descubrir los mecanismos que funcionan como silencioso motor de la historia. Y por ello es muy de agradecer que la Universidad de Cádiz se interese y adquiera el compromiso de publicar un libro tan hermoso, ya desde su propio título, tan necesario y especial como este. Un libro que a todos nos concierne y que nace del encuentro de Hilda Martín con América Latina, a través de sus hijos, y con muchos más lugares de la tierra, a través de su alumnado. Unos encuentros que la han enriquecido como persona, madre y docente, pero que también le han permitido conocer el dolor y el sufrimiento de quienes padecen las dificultades de la migración, la ofensa y los prejuicios racistas.

Ficha

Almas de colores. Cuentos para trabajar el racismo en las aulas

Hilda Martín.

Editorial UCA. Cádiz, 2025.

Las causas que llevan a las personas a emigrar suelen ser muy dolorosas y estar acompañadas de vivencias y situaciones que vulneran los derechos humanos. Porque las humillaciones del racismo que padecen en los países de acogida no son solo administrativas, sino algo real y cotidiano que todos conocemos y que ocurren casi todos los días. Y, sin embargo, por ser una realidad tan injusta, tan dolorosa, a veces preferimos no saber, o nos ponemos de perfil, como muchas administraciones; a veces porque no sabemos qué hacer, y otras porque no sabemos cómo podríamos afrontarlo y ayudar. Pero siempre se podrá hacer algo.

Hilda Martín García ha escrito un puñado de cuentos que reflejan su compromiso para reconocer y alimentar el orgullo de pertenencia, para acercar a los migrantes al valor de su origen a partir de la riqueza de los países de los que proceden, recordándoles -y recordándonos- que son portadores de una historia magnífica. Almas de colores es un libro que duele, que conmueve, que anima a viajar, a descubrir otros mundos, a reflexionar sobre la adopción, la guerra, la pobreza, la inmigración, y también sobre la generosidad, la tolerancia y los derechos de la infancia. El resultado es una obra escrita, editada e ilustrada entre cuatro mujeres que han compartido la ilusión de implicarse con un texto literario, de viajar y conocer, de acercarse a estas realidades a través de los relatos y sus imágenes, consiguiendo abrir ventanas y espacios de reflexión y de diálogo.

Y además es un libro concebido también con fines educativos y didácticos dentro de las aulas, pues está dirigido a todos en general, y a los niños y niñas de 10 a 12 doce años que cursan los dos últimos cursos de la enseñanza Primaria, y el primer ciclo de la ESO, en particular. Cada uno de los cuentos, editados por María Jesús Paredes, lleva una breve guía de lectura, realizada por Ester Trigo Ibáñez, que contiene tres actividades para cada uno de los momentos de la lectura: antes de, para activar el conocimiento; durante, para mediar el proceso lector; y después de, para ampliar los contextos de la lectura y enriquecerla. Y así, aunque los textos han sido escritos pensando especialmente en lectores preadolescentes –hecho que la autora no pierde nunca de vista, tratándolos con la dignidad y el respeto que merecen–, conviene recordar que están igualmente destinados a lectores de cualquier edad.

Almas de colores es una obra versátil, pues permite que se pueda abrir por cualquier capítulo y entrar de lleno en la historia total del libro. Yo lo abrí y me encontré en el cuento segundo: El papá que atravesó el desierto, el de Mamadou, y allí estaba África, los personajes, sus colores y paisajes, la dificultad de la huida y la odisea para llegar a la supuesta tierra prometida. Y también el amor, la bondad, los sonidos tajantes, los ríos, las lenguas de todo un continente. Y allí también los dibujos de Amanda Yan, que atravesó el mundo para regalarnos su sensibilidad y alumbrar la historia con sus bellas ilustraciones, llenas de sencillez y cromatismo.

Si continuamos leyendo, descubriremos que los relatos se van abriendo en abanico, cual si paleta de pintora, trazando un arco iris temático y literario donde tienen cabida todos los colores, todos sus matices, todas las veladuras del ser humano. Y es que Hilda Martín, una escritora de amplia trayectoria literaria y reconocida solvencia docente, después de su última novela: La memoria de Olivia, se ha sumergido en la escritura de este libro atravesado por cinco cuentos sólidos, llenos de recuerdos y sentimientos memorables, de colores, de personas y paisajes que no deben olvidarse y están llenos de resonancias, de imágenes, de emoción; una emoción que logra que permanezcan y resuenen en nuestra memoria.

En todos los relatos se produce un deslumbramiento: son páginas que resplandecen con luz propia, y en las que, al mismo tiempo, hay un reverso de sombra, un vértice de silencio, algo que no se nombra directamente y es una invitación al lector para que se sumerja en ellos y participe en la construcción del sentido. Para que se implique e intervenga en la extraña normalidad de estas historias y pueda encontrar un poco de claridad contra la desdicha. En estos cuentos –Almas de colores– intimistas, sencillos y cargados de emoción, Hilda Martín nos descubre una voz nueva que revela a una escritora de asombros y temblores, de ahí su explícito empeño en el cuidado de la palabra. Hay un centro de gravedad narrativo desde el que se explica su economía estilística, su sutileza verbal, el ritmo de una prosa cargada de notas sensoriales.

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