Ese viejo escalofrío…
Cómics
Han pasado veinte años desde su publicación, y el cómic ‘Miedo’ regresa a las librerías en una flamante edición conmemorativa
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Sí, yo también pertenezco a la misma generación que David Muñoz, Antonio Trashorras y Javier Rodríguez. Aquella en la que, a principios de los años ochenta, padecimos en nuestras carnes los antiguos métodos educativos de la EGB. Aquellos cuyo principal, y temible, lema era “La letra, con sangre entra” (de hecho, mi clase del colegio estaba coronada por un gran cartel con esta ominosa frase).
Recordar aquellos días ahora es como repetir una vieja pesadilla, en la que te levantabas por la mañana, tomabas tu desayuno y al salir a la calle, rumbo al colegio, no sabías lo que allí te esperaba. Porque ya no era solamente la competitividad que los profesores generaban entre los alumnos, sometiéndolos a exámenes diarios, elaborando un ranking diario que hacía que pudieras estar sentado el primero de la clase, o el último, con todo el escarnio que ello conllevaba.
Pero lo peor, sin duda, era esa maldita herencia de los tiempos franquistas, en una España que aún se estaba recuperando de los cuarenta años de férrea dictadura. No puedo borrar de mi memoria a uno de mis profesores, don Francisco, ex guardia civil, que tras una socarrona sonrisa ocultaba el más cruel y violento de los métodos ‘educativos’, por llamarlos de alguna manera.
En más de una ocasión probé en mi mano derecha a su regla preferida, la Colombo; o ese sello de oro que portaba en uno de sus dedos, y que remachaba su peculiar forma de enseñarte los acentos, dejando una sangrienta marca en tu cabeza…
Y no solo eso. Sumemos a este temor la obligación del rezo diario antes de las clases, o el tener que cantar a viva voz aquella tonadilla que hizo famosa Marujita Díaz, el “banderita”.
Pues bien, esta época, los ochenta, es precisamente donde vamos a regresar con la lectura del cómic Miedo, que ahora Astiberri reedita en una edición que además incluye una sección de extras en la que los tres autores, Muñoz, Trashorras y Rodríguez, conversan y tiran de recuerdos para volver a aquellos tiempos en los que la palabra bullying no existía, y las pasabas canutas por culpa no tan solo del comportamiento de algunos profesores, sino que además, ya fueras gordito, delgado, alto, bajo, llevaras gafas, fueras tímido o tartamudearas, te convertías en la diana de los golfos de la clase, que con rapidez te adjudicaban un mote por el que se te iba a conocer a lo largo de tu trayectoria como estudiante.
Eso mismo les ocurre a los atribulados personajes protagonistas de este cómic, Adrián y Raúl, que soportan diariamente las chanzas de muchos de sus compañeros, que los han rebautizado como Porky y Patapalo.
Adrián es un niño callado, amante los tebeos y cuyo único amigo es Raúl, en el que confía plenamente. Su vida en la calle le ha convertido en un paria, ya que siempre es el objetivo de las más crueles pullas en clase, ya sea de sus compañeros o de profesores como el detestable don Arsenio, al que por supuesto, como no podía ser de otra manera, apodan El Lapo, debido a una repugnante costumbre que os dejo descubráis al leer el cómic.
Afortunadamente, una nueva y fresca generación de jóvenes profesores estaba comenzando a llegar a las escuelas e institutos, cuyos métodos de estudio no incluían la violencia entre sus enseñanzas. Es el caso de Chema, un profe que va a enfrentarse en más de una ocasión a sus carcamales compañeros.
Pero el miedo que da título a esta obra era el que también se vivía en los hogares de aquellos españolitos que temblaron cuando un grupo de guardia civiles, comandados por el infame Tejero, se colaron en el Congreso de los Diputados, con la intención de traer de regreso unos tiempos oscuros, tenebrosos.
En la figura de los padres de Adrián, Raúl, el propio Chema, estará representada aquella población que se agarró con fuerza a sus aparatos de radio para conocer qué estaba ocurriendo en el país, mientras los más pequeños de la casa disfrutaban de un largo, larguísimo día en lo que lo único que podían verse en la televisión eran dibujos animados y series de la época. Doy fe de ello.
Y por si esto no fuera poco en la trama, unos amenazantes mensajes anónimos comienzan a llegar a la escuela de los protagonistas…
Miedo es una obra que no ha perdido un ápice de frescura, debido al talento de sus creadores, dos guionistas con una larguísima experiencia en el terreno de la ficción, ya sea televisiva o cinematográfica, y un dibujante que es uno de los artistas españoles más interesantes y personales dentro del comic-book norteamericano.
Una última cosa, estaría muy bien que este cómic formara parte de las bibliotecas de los colegios e institutos, para que los chicos y chicas de hoy conozcan un pasado, y unas maneras de actuar, no tan lejanos.
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