Vivaldi y la escuela de calor

Novedades discográficas | Las cuatro estaciones

Coincide la salida al mercado de dos nuevas versiones de ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi hechas por intérpretes españoles

‘Pajaros y flores de las Cuatro estaciones’, dibujo japonés del período Monoyama (1573-1615) [detalle] / Museo Metropolitano de Nueva York
Pablo J. Vayón

28 de julio 2024 - 06:09

Cuando en 1725 Michel-Charles Le Cène publicó en ÁmsterdamLas cuatro estaciones de Vivaldi, la música de estos cuatro conciertos llevaba años ya circulando por Europa. En realidad Las cuatro estaciones eran sólo parte de una colección de doce conciertos para violín, cuerda y continuo que llevaba en su portada el número de Opus 8 y el título de Il cimento dell’armonia e dell’inventione, es decir, El combate entre la armonía y la invención (entiéndase melodía donde dice invención), una de las dualidades musicales que atravesaba centurias y se iba a convertir en breve en una de las grandes querellas intelectuales del siglo ilustrado.

Pero volvamos a los conciertos. Nacidos en el siglo XVII de los cambios que habían postergado la polifonía y traído la nueva armonía tonal, y desarrollados en distintas maneras, en las dos primeras décadas del XVIII Vivaldi fue el gran conformador del modelo principal, el concierto con solista, que alargaría su vida casi hasta nuestros días. El compositor veneciano experimentó con las formas para acabar consagrando la dominante: un violín principal o solista (su lugar lo podía ocupar también otro instrumento melódico) con un acompañamiento de cuerda que incluía dos partes de violín y una de viola más un bajo continuo (por norma, al menos un instrumento armónico, preferiblemente el clave, y otro melódico, el violonchelo, aunque podían añadirse más). El esquema quedó fijado en tres movimientos (dos rápidos en los extremos, el último casi siempre en forma danzable, y un lento en el centro) y las progresiones armónicas se organizaron en el llamado estilo ritornello, que dominó absolutamente los tiempos extremos: un estribillo orquestal (en el que participaba el violín principal) alternaba con pasajes solistas con acompañamientos diversos. El tiempo central, lento, se organizaba de otra forma: por norma era una cantinela del instrumento solista que a menudo tenía sólo el acompañamiento del continuo.

Con esa fórmula Vivaldi triunfó en su tiempo (¡y hoy!), influyendo a compositores de toda Europa (incluido Bach). Las cuatro estaciones incorporaban sin embargo un elemento nuevo, no demasiado habitual en la música italiana del tiempo: eran conciertos descriptivos, de un estilo ritornello en absoluto riguroso. El descriptivismo en música había arraigado en Francia y Alemania, pero no tanto en Italia, donde la vanguardia había optado por una música abstracta. Sin embargo, en los años 20, las cosas estaban cambiando: el estilo galante, con su énfasis sobre la melodía, estaba dando a la música un carácter más concreto y figurativo, y ahí encajaban bien estos conciertos en los que el canto de los pájaros, la tormenta del verano, el baile de los campesinos ebrios o las gotas de la lluvia invernal eran representados musicalmente. Le Cène lo entendió a la perfección y por eso añadió a la colección otros tres conciertos de Vivaldi también de carácter descriptivo (La tempesta di mare, Il piacere, La caccia) e hizo imprimir junto a los cuatro de las estaciones sendos sonetos demostrativos, todo un plan programático para cada una de las obras (a veces se dice que estos sonetos fueron escritos por el propio Vivaldi, pero no hay constancia de ello).

Transformados los conciertos con solista en el Clasicismo por el empleo de formas nuevas, olvidado Vivaldi durante más de un siglo, con su rescate ya en el XX, serían Las cuatro estaciones la punta de lanza de su popularidad, lo mismo cuando después de la Segunda Guerra Mundial los primeros conjuntos italianos de cámara asumieron la tarea de la difusión de su música que cuando desde los 60 este papel fue ocupado por los grupos de instrumentos originales. La visión de las obras se transformó además con la irrupción en los años 90 de los grandes conjuntos barrocos italianos (Europa Galante, Il Giardino Armonico, Sonatori de la Gioiosa Marca), que enfatizaron el carácter descriptivo y sensual de las obras.

Los grupos y solistas españoles asumieron los nuevos estilemas de la música barroca, pero tardaron en llevar la obra al disco hasta que Forma Antiqva lo hizo con el violín solista de Aitor Hevia para el sello Winter & Winter (2010). Pues bien, acaban de publicarse dos grabaciones de los conciertos con dos grandes músicos españoles como protagonistas. Por un lado, Jordi Savall ha registrado la obra para su sello Alia Vox en un doble cedé. La solista es la violinista austriaca de origen tártaro Alfia Bakieva y el acompañamiento está a cargo de un conjunto de jóvenes completamente femenino (la Orquesta de la Pietà dice el disco –en alusión al hospicio de chicas en el que trabajó Vivaldi–, pero las Estaciones no fueron escritas para la Pietà; más bien, el zeitgeist). Las Estaciones se ofrecen dos veces, la primera de ellas con el añadido de los sonetos demostrativos recitados por Olivia Manescalchi, pero no sólo al principio de las obras, sino resaltando los motivos descriptivos durante la interpretación. Se añaden conciertos que desmienten el título del CD, ya que de Il Cimento sólo figura La tempesta di mare. Además se incluye Il Proteo, un famoso concierto doble (para violín y cello), el Concierto en si menor para 4 violines de L’Estro armonico (1711) que Bach versionaría para cuatro claves y el movimiento lento del extraordinario RV 583.

Vivaldi. Le Quattro Stagioni - Jordi Savall

La ficha

LE QUATTRO STAGIONI & CONCERTI D'IL CIMENTO DELL'ARMONIE E DELL'INVENTIONE

Antonio Vivaldi (1678-1741)

Las cuatro estaciones Op.8 [con lectura de los sonetos]

Il Proteo RV 544

La tempesta di mare RV 523

Concierto en si menor RV 580 [L'Estro armonico, Op.3]

Andante del Concierto RV 583

Las cuatro estaciones Op.8 [solo instrumental]

Alfia Bakieva, violín solo

Les Musiciens du Concert des Nations

Director: Jordi Savall

Alia Vox (2 CD)

EL ÁLBUM EN SPOTIFY

Lina Tur Bonet, curiosamente concertino habitual de Savall, ha grabado con su Musica Alchemica una versión diferente, agitada, atrevida, voluptuosa, más volcada hacia el perfil descriptivo y ornamental, y le ha añadido un complemento que ya es habitual en violinistas que, como ella, alterna el violín barroco con el moderno, las Estaciones porteñas de Astor Piazzolla, cuatro obras del maestro argentino nacidas en momentos y ocasiones diferentes entre 1965 y 1970 y en este orden: Verano, Otoño, Primavera, Invierno. El nuevo tango se expresaba de forma libérrima en una escritura que originalmente estaba pensada para un quinteto (¡como en Vivaldi!): violín, piano, guitarra eléctrica, contrabajo y bandoneón. Lina elude la guitarra y se acompaña de tres grandes tangueros: Claudio Constantini (bandoneón), Horacio Fumero (contrabajo) y Juan Esteban Cuacci (piano).

Se4sons. Vivaldi Piazzolla - Lina Tur Bonet

La ficha

SE4SONS

Antonio Vivaldi (1678-1741)

Las cuatro estaciones Op.8

Astor Piazzolla (1921-1992)

Estaciones porteñas

Lina Tur Bonet, violín y directora. Musica Alchemica.

Glossa

EL CD EN SPOTIFY

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