Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Inventarios de diciembre (4). Desigualdad
Si se repasan los 10 mandamientos que Jahvé entregó a Moisés en el monte Horeb, grabados en las Tablas de la Ley y recogidos en el Pentateuco y en el Deuteronomio, la ley para el pueblo judío, y que, por herencia, llegó a los cristianos, vemos como la mayoría son incumplidos, sobre todo por quienes se dan golpes de pecho e invocan sus firmes convicciones religiosas.
“No matarás”, así, sin excepciones, es el sexto mandamiento. ¿Cuántos asesinatos han sido cometidos por gobernantes autodenominados fervientes judíos o cristianos? ¿Cuántos amparados o ejecutados por las propias iglesias cristianas? El ultrareligioso gobierno israelí justifica el asesinato en masa de niños palestinos; y el muy católico Biden lo apoya.
El segundo mandamiento rezaba “No hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo”. Y así lo cumplen judíos y musulmanes, y lo cumplieron los cristianos en sus inicios. Pero la Iglesia se dio cuenta del enorme poder de las imágenes de cristos, vírgenes y santos ante un pueblo analfabeto, y en el II Concilio de Nicea cambió el mandamiento por “No tomarás el nombre de Dios en vano”, y llenó las iglesias, pueblos y ciudades de imágenes religiosas. Y la historia sigue, pues la religión católica es la que más procesiones y romerías celebra para pasear imágenes prohibidas de quienes se suponen están “arriba en el cielo”. Y no faltaron las corrientes iconoclastas contra esta idolatría, ni la represión sangrienta de la Iglesia contra quienes pedían el cumplimiento estricto de los mandamientos.
Otro mandamiento reformulado es el séptimo, que decía “No cometerás adulterio”, y se terminó cambiando por “No cometerás actos impuros”, proscribiendo prácticas sexuales no prohibidas por Yahvé, como las relaciones prematrimoniales entre solteros, la convivencia o la masturbación.
El octavo es también conciso “No robes”, por lo que se pueden incluir a los que explotan a los trabajadores, a los defraudadores fiscales y a los banqueros usureros.
Y qué decir del primero, el original dice “No tengas otros dioses aparte de mí”, cuando el cristianismo es la religión más politeísta que existe. Adora a miles de vírgenes, cristos y santos. Cada pueblo y ciudad tiene su dios o diosa que los protege, que proclaman distinto al del pueblo vecino.
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