50 sombras de Errejón

Balas de plata

28 de octubre 2024 - 08:00

Era un título guay, pero me dijo una amiga por Facebook que ya me lo habían levantado. Bueno, qué más da. Resulta significativo. Los libros de las sombras de Grey supusieron un antes y un después en lo que se refiere a la literatura erótica-romántica, y la denuncia en redes que ha supuesto la dimisión de Íñigo Errejón como portavoz de Sumar tiene muchos componentes de aquellas novelas: la conquista, la sumisión, la subyugación. Los falos. Recuerdo aquel meme en el que una mujer decía que si lo del Grey se lo hacía a ella su Manolo, el libro se llamaría 50 órdenes de alejamiento. Algo de eso ha debido haber.

Lo cierto es que todo es sucio en este asunto, y no me refiero al sexo, quede claro. Es sucio el modo en que se ha descubierto -con una filtración de denuncias anónimas realizada por Cristina Fallarás-, sigue siendo sucio el feedback recibido por una de las presuntas víctimas, a la que le han dicho de todo menos bonito en redes (la nueva inquisición), y es mucho más que sucia la reacción de los compañeros de partido, amigos y ex parejas de Errejón, al que Montero Glez llamaba Eneko en un ensayo novelizado sobre un mitin de Podemos en Cádiz capital. Fíjese si es sucio que precisamente ayer ha desvelado la señora Fallarás la publicación de un libro sobre denuncias anónimas de abusos sexuales: la mejor y más sucia campaña de marketing de la historia.

Da más asco que vergüenza, eso sí, el hecho de que ahora aparezcan periodistas, feligresas y conmilitones de Íñigo Errejón diciendo que lo de sus adicciones lo sabían todos hace dos años. ¿Qué ha pasado aquí? ¿La modernidad a la hora de afrontar las prácticas de alcoba exime del cumplimiento de los códigos éticos y del respeto a la indemnidad sexual? Que tertulianas de la izquierda más pura digan ahora que sabían desde hacía dos años de las labores íntimas de aquel al que denominan ahora con una valentía sumamente peligrosa como “depredador sexual” nos hace preguntarnos si la filtración tiene que ver con que el Gobierno las esté pasando canutas.

¿Es el cromo de Errejón el naipe que ha contrarrestado la foto de Aldama con Pedro Sánchez disparada por Koldo? ¿La filtración del relato de la denuncia de la actriz Elisa Mouliaá evita que se hable de un tren que cruzó Madrid carente de frenos? Teorías de la conspiración.

Personalmente, que el calculín de Íñigo sea más o menos satirón en la cama, me da lo mismo. Ya lo dice el refrán: "Dios los cría y ellos se juntan" Y no hay más que ver con quién se ha venido juntando el chico desde que saltó a la palestra mediática. En la alcoba rige un sistema de pactos que ni los de Montesquieau, y en ese uno contra uno es complicado saber qué versión es la correcta; para eso tenemos la presunción de inocencia.

Eso sí, resultaría preocupante descubrir que toda esa faramalla de rayas de coca esnifadas entre la suavidad de unas nalgas de mujer y la rapidez a la hora de desenfundar el arma en presencia de la misma, no son sino la consecuencia de la atribución de poder y notoriedad a un niñato intelectualoide que ha desvelado con su actuar la verdadera realidad de esos nuevos políticos que llegaron a nuestras vidas como un soplo de aire fresco y que sólo querían azotarlas hasta que sangraran.

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