El Alambique
Manolo Morillo
Betilo
Jamás he almorzado con él. Tampoco le he echado nunca un pulso, aunque no me cabe duda de que el almuerzo sería muy divertido y de que yo ganaría el desafío. Mi trato con él se ciñe únicamente a algunas visitas a su Bodegón, la vez que hice un pedido a domicilio de una maceta de cabrillas y tuvo el detalle de traérmelas él en persona porque no tenía repartidor, y algunos artículos de opinión que comparto en un multitudinario foro que tiene en Facebook a cuenta de su negocio: "Siéntete bodegonero".
Coincidiendo con que al fin vuelven sus macetas caracoleras al mercado, Alfonsito cumple años. Veo por una red chivata que soy unos meses mayor que él, aunque posiblemente aparente muchos años más, así que aprovecho para felicitarle públicamente por ello. Llevaba ya algún tiempo pensando en escribir sobre él; méritos no le faltan. Estamos hablando de una persona que ha sido Rey Baltasar, Papá Noel y puede que hasta Estrella de Oriente (esto tengo que comprobarlo), alguien que es poeta en su tierra y ha conseguido generar grandes campañas solidarias.
Pienso en él y lo primero que me viene a la cabeza son sus innumerables ayudas al deporte isleño, sus colaboraciones y patrocinios con el SFCD o el Cimbis, por ejemplo. Luego recuerdo aquella genialidad de incluir en la carta de su Bodegón Andalucía la "Dieta de Alfonsito", que él mismo seguía para bajar de peso. Las campañas de recogidas de juguetes, las entregas altruistas de bocadillos, las puntadas solidarias, yo qué sé. Cada pocos meses deja su impronta con algún acto benéfico que mejora su ciudad.
Hace unos meses me envió por WhatsApp un vídeo que muestra muy mucho cómo es. Se trataba de un programa de cámara oculta. Su esposa -ávida lectora de buenos libros, por cierto- había servido de gancho, y lo había llevado a tomar un café a Bahía Sur. Allí era testigo de una desconcertante puesta en escena en la que un tipo impertinente y faltón vejaba y humillaba a una joven bailarina con sobrepeso. Al verlo pensé que su mujer había jugado con fuego. Alfonsito es un tipo alto, grande, musculado tras años de dieta y ejercicio, y cualquiera que lo conozca mínimamente sabe que va a saltar ante un atropello como aquél. Donde Will Smith hubiera repartido una hostia bien dá, Su Majestad ejerció de Rey Mago, interviniendo ante una injusticia, defendiendo a la muchacha agraviada. Y lo hizo con calma, razonando, aguantando las provocaciones del actor hasta que no aguantó más pamplinas y lo amenazó con… llamar a la policía.
Una vez más, Alfonsito dando ejemplo, con su mirada aniñada, un poco traviesa, algo ingenua, sin creerse su propio papel porque no es tal, sino su verdadera forma de ser. Es una persona especial: ha conseguido que en esta Isla nuestra en la que hay que morirse para que te reconozcan algo, la gente le muestre un aprecio sincero. Feliz cumpleaños, Alfonso. Sigue siendo tú (y no entres en política).
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