El Alambique
Belén Domínguez
El río que nos lleva
Este 14 de febrero, fecha que no tengo por costumbre celebrar, me preguntaba si entre la juventud actual pervivía esa idea pseudorromántica de celebrar el día de los enamorados. Por una parte me inclino a pensar que no, pero por otra, veo que la publicidad sigue apostando fuerte por esta idea y no suele disparar en vano. Sea como sea, me alegra constatar que las actitudes son variadas, que se alejan de la uniformidad que había hasta hace poco. Si la fecha es una excusa para celebrar el éxito de una relación, perfecto, y si no la hay, pues no veo que eso provoque una depresión como reflejaban las películas americanas hasta no hace mucho, en las que la chica, si no tenía con quién celebrar San Valentín, sentía que su vida estaba vacía.
Y es que venimos de una larga tradición en la que el patrón por el que se medían las relaciones era único. Pareja heterosexual en la que él corteja y asedia hasta conquistar. (El tufillo bélico del vocabulario no era, por cierto, casual). Luego, rendida la plaza, ya no se sabía qué cabía esperar. Así, durante generaciones, la mayoría de las chicas han aspirado a que un chico apareciera en sus vidas para rescatarlas, realizarlas, darles sentido... Es el cuento ya felizmente obsoleto de la princesa que es rescatada por el príncipe azul.
Bueno, no sé si tan obsoleto porque compruebo que gran parte del cine comercial sigue reproduciendo esos papeles. Pero de lo que sí estoy segura es de que el patrón ya no es único. Quiero pensar que las nuevas generaciones son más libres, que las chicas ahora se rescatan a sí mismas y que los chicos ya no sienten la presión de tener que ser el elemento fuerte que sostiene y salva.
La idea del amor se ha hecho más amplia y cabe casi todo. El reto es que continúe por ese camino sin caer en el extremo contrario, es decir, que no pasemos de ser educados por las edulcoradas producciones clásicas de Disney como Blancanieves o La bella durmiente a ser deseducados por ese acceso fácil y gratuito a la pornografía que ahora tanto nos preocupa. Habrá que seguir pendientes.
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