Melchor Mateo

Antituristificación a toda velocidad

Crónica de San Juan de Dios

El equipo de Gobierno tiene prisa en aplicar las medidas para regular los hospedajes

Miembros de Calle Viva durante una protesta frente al muelle de Cádiz.
Miembros de Calle Viva durante una protesta frente al muelle de Cádiz. / DC

28 de junio 2020 - 07:00

¿Es el mejor momento?

El equipo de Gobierno en el Ayuntamiento tiene tendencia a ir contracorriente. En ellos es un halago porque siempre han tratado de presentarse ante el mundo como antisistema, pese a que poco a poco son devorados por el mismo. El Consistorio quiere regular las viviendas con fines turísticos, los apartahoteles y los hoteles propiamente dichos. Como una gota malaya llevamos meses viendo pequeñas pintadas y sellos en las calles del colectivo Calle Viva protestando contra la llamada turistificación.

El objetivo de la norma no es malo y hay que adelantarse a los tiempos antes de que se vaya de las manos. Sin embargo, lo curioso es la prisa por meter una modificación e iniciar la suspensión de las licencias desde ya mismo por espacio de un año. Cádiz no está en una situación crítica como Barcelona, Venecia o Sevilla, por poner tres ejemplos de la invasión de turistas y la proliferación de hospedajes a costa de vaciar los edificios de residentes.

Todavía estamos en la crisis del Covid-19 y las heridas económicas que ha dejado la paralización del mundo. Ya sabemos que ni el turismo nos saca de los peores índices estadísticos socioeconómicos, pero sí es de las pocas actividades que generan riqueza.

El momento elegido no es el más adecuado salvo que tenga como objetivo parar todos los proyectos que están en marcha en la actualidad, que son unos cuantos.

Un experto en el sector, además, alerta de que las viviendas con fines turísticos no se pueden regular hasta que no se produzca el cambio en el PGOU, por lo que durante esta paralización de las licencias puede crecer el número.

El papel del PSOE

El líder de los populares en el Ayuntamiento de Cádiz, Juancho Ortiz, portavoz de hecho pero no de derecho, soltó el término “moción de censura” en el pasado pleno ordinario que varias veces sobrevoló San Juan de Dios durante el pasado mandato. Claramente es un brindis al sol porque la oposición quedó muy debilitada tras las elecciones municipales del pasado año. La exhortación de Ortiz era hacia la bancada socialista, hacia una Mara Rodríguez a la que se le pide un posicionamiento claro. ¿Carne o pescado? ¿Blanco o negro?

El equipo de Gobierno despreció una posible alianza con el PSOE para aprobar los presupuestos municipales al contar con el comodín de Domingo Villero, el concejal no adscrito. El PP también trata de meterle el dedo en el ojo y le lanza un órdago para saber hasta dónde es capaz de llegar. Como ocurrió en el pasado mandato, están emparedados con el peligro de quedar en la tierra de nadie.

Una moción de censura es una idea peregrina pero hasta ahora el PSOE ha proyectado una imagen de bajo perfil y sin uso instrumental. Ni es llave, ni tiene capacidad de influencia ni tampoco se le ve una oposición dura. Los socialistas huyen de lo de “los palos en las ruedas” del anterior mandato pero actualmente corren el riesgo de caer en la nada.

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