Enrique Montiel
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La bandera blanca sigue ondeando en el Ayuntamiento de Cádiz. Por ahora, el nuevo alcalde está consiguiendo imponer su táctica del buenismo político huyendo de toda confrontación y crítica hacia el adversario; algo a lo que sin duda ayuda la mayoría absoluta que le otorga mucha más comodidad a la hora de gobernar y tomar decisiones. La amabilidad que Bruno García viene practicando desde que fue designado candidato a la Alcaldía, que mantuvo firme durante toda la campaña y que sigue vigente tras el 28 de mayo está favoreciendo, hasta el momento, una dulce transición en el Ayuntamiento de Cádiz.
Ya fue el alcalde de lo más diplomático el sábado en su discurso de investidura, agradeciendo a Kichi la labor realizada y tendiendo públicamente la mano a la oposición. Y en estos primeros días de su gobierno recién organizado, estamos asistiendo -porque así nos lo está contando la oposición, no por parte del equipo de García- a lo que posiblemente debería ser habitual, pero que se convierte en destacable; un traspaso de concejalías de lo más amable y conciliador.
Los concejales que ya tienen asignadas las áreas (a la espera de formalizar los nombramientos en los próximos días) están manteniendo reuniones con sus antecesores al frente de esas responsabilidades para conocer cuál es la situación de cada concejalía, en qué puntos estaba trabajando cada una antes del 17 de junio y qué proyectos ha dejado Adelante Cádiz en su hoja de ruta.
El partido que Kichi ha dejado en manos de David de la Cruz ha puesto luz al traspaso de las concejalías, lo que favorece una mejor entrada de los nuevos responsables. El miércoles lo hicieron los antiguos ediles de Turismo y Comercio (Montemayor Mures, que ha acudido al encuentro pese a haber quedado ya fuera de la Corporación) y de Asuntos Sociales, Mayores y Discapacidad (Helena Fernández); y el jueves seguirían esas reuniones con los que hasta las elecciones han estado al frente de Fomento y Empleo (Carlos Paradas) y Enseñanza (Ana Fernández).
Estos encuentros están sirviendo, de paso, para que la ahora oposición ponga de relieve el trabajo realizado en esas concejalías y los proyectos que estaban en proceso o en la agenda de Adelante Izquierda Gaditana. Todo ello defendiendo “una oposición constructiva, leal a Cádiz y que mira por los intereses de la ciudad”. Una política bañada en almíbar que habrá que ver cuánto dura, pero que por ahora está permitiendo esa dulce transición que vive esta semana el Ayuntamiento.
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