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Álvaro Romero
Tono alcista
Tribuna libre
El carnaval ha muerto; ha muerto, y no para resucitar como en otro tiempo resucitaba anualmente".
Valga esta conocida cita de Julio Caro Baroja que añade sin ambages que le ha matado el laicismo burocrático que lo regula todo "siguiendo criterios políticos y concejiles". De esta manera, el carnaval se ha transformado en una mera "diversión de casino pretencioso".
De todos es sabido que las fechas de celebración del Carnaval tienen relación directa con la Cuaresma. Hay que guardar las distancias del calendario porque, de lo contrario, no tendremos Carnaval propiamente dicho.
El Carnaval gaditano sufrió no solo la abolición franquista, común con el resto de España desde 1937, y de larga duración (hasta 1977) sino el atentado, en palabras de Alberto Ramos Santana, de 1967 cuando unas singulares votaciones, una suerte de referéndum carnavalesco, hizo trasladar las fechas tradicionales al mes de mayo con la excusa del mal tiempo en febrero. Lo demás es conocido. Casetas de baile de Droco, de estudiantes de ingeniería, de Galerías Preciados y demás con orquestas como Casablanca o Los Bombines amenizando el baile de moda mientras la típica fiesta, sucedáneo de Carnaval, entró en la UVI languideciendo paulatinamente.
¿Aquí no pasa ná? ¿Cómo que aquí no pasa ná si años hubo sin ningún coro en el Falla, sin tangos en la calle?
La caprichosa decisión municipal mayista duró algo más de diez años y por el regreso a las fechas propias lucharon un buen número de personas cuyos nombres están en la mente de muchos de los que lean este texto. Al final se consiguió y el Carnaval volvió a su fecha con su nombre de pila (Carnaval) y sus apellidos (de Cádiz).
Ahora vuelve a sufrir otro ataque. Se pretende que el viejo Carnaval, como anciano asilado tenga fecha fija y sillita al sol andaluz, no se sabe muy bien por qué y para qué. Esto habría que explicarlo muy detalladamente, dando razones y motivos, donde los pros superen a los contras y donde no se use el 'razonamiento' de que es un clamor en Twitter.
Si el problema es que hay años en los que se comprimen las fechas y no quedan muchas semanas entre la cabalgata de Reyes Magos y el Concurso, este problema de calendario no es insoluble puesto que, en primer lugar, esto no sucede todos los años sino algunos y, en segundo lugar, consiste en estrecharse todos un poco, y me refiero a no alargar el Concurso como ha sucedido en la fase clasificatoria este año.
Si prestamos un poco de atención nos daremos cuenta de que el Carnaval en sí (cuyas fechas figuran en el cartel oficial) tiene suficiente tiempo para celebrarse y no habría por qué retorcer el calendario para hacerlo coincidir con el Día de Andalucía.
En donde falta tiempo es en el Concurso y dentro del mismo en la larguísima fase clasificatoria. Como muestra un botón de este año: Cuartos de Final (6 días) Semifinales (3 días) Final (1 día), que arroja un total de 10 días. Por contra la Fase Clasificatoria consumió ella solita 21 días.
Deducimos pues que NO ES EL CARNAVAL el elemento problemático, sino la etapa inicial del Concurso.
Esta etapa se puede acortar como bien saben los mandamases de San Juan de Dios y si no se quiere por no sacrificar ingresos o cualquier otra razón, esta fase podría cambiar su fecha, los años de carnaval tempranero, y situarse, por ejemplo, en diciembre para continuar las siguientes fases inmediatamente después de los Reyes Magos.
Sinceramente no entendemos esta súbita pretensión de hacer coincidir el Carnaval con el día de los andaluces. Teófila tenía como idea fija llevar agrupaciones a Madrid bajo el eufemismo de 'presentar el carnaval' en la capital de España, supongo que con la esperanza de que lo viera el tío del bigote. Nuestro actual Ayuntamiento en lo que parece un rarísimo sarpullido nacionalista se envuelve en la blanquiverde para dar realce a la festividad con las agrupaciones gaditanas o vaya usted a saber las inexplicadas razones.
El Carnaval nuestro es muy viejo, tiene muchos años y con la edad no soporta bien cambios bruscos, ni casetas de feria ni ubicaciones temporales distintas. Ni es Hijo Predilecto de la ciudad, ni es Patrimonio Inmaterial, ni siquiera tiene un Museo a su nombre. Un poco de respeto, por favor. Creo que se lo ha merecido.
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