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Como existe un seguimiento acrítico de las modas, abrazar la idea del campus universitario disperso, al estilo estadounidense, se consideró en su día como el no va más de la modernidad. De esta forma surgió el campus universitario en el río San Pedro de Puerto Real, en un entorno, eso sí, privilegiado, rodeado de pinares y marismas. Se consolidó de esta manera un campus, el gaditano, disgregado, con cuatro emplazamientos en la provincia: Jerez, Cádiz ciudad, Puerto Real y Algeciras. Un sinsentido, que respondía al afán de que cada municipio importante contara con "su" universidad.
Como sabe bien, el nuevo rector, el coste y la ineficiencia de esta situación son notorios. Por ello, la iniciativa de reforzar el borde universitario del litoral norte de Cádiz, con el Rectorado, el aulario La Bomba, la Biblioteca, la facultad de Filosofía y Letras, la facultad de Medicina, el colegio mayor Beato Diego, la Facultad de Empresariales y la de Ciencias del Trabajo, con la recuperación del edificio Valcárcel para Ciencias de la Educación, tiene todo el sentido.
El concepto de smart city (ciudad inteligente) se ha restringido a la proliferación de dispositivos digitales y de automatización, cuando la verdadera inteligencia no se ciñe a la urbe, sino a sus ciudadanos. Es la elevación del nivel cultural, del compromiso activo y de la participación real los que hacen de verdad inteligente a una ciudad, y para ello que su Universidad proyecte el saber y el saber hacer sobre el entorno en el que se ubica es una necesidad. Esta es la razón más importante que justifica la venida de Ciencias de la Educación a Cádiz. El barrio en el que se ubicará, La Viña, refleja unos niveles de postergación y privación social alarmantes. Los más de 5.000 viñeros sufren la precariedad, el envejecimiento, la dependencia y la falta de habitabilidad, según el perfil del barrio que realizó el grupo motor del Plan Local de Salud. Además, que un 42 % de sus vecinos y vecinas carezca de estudios o cuente solo con una primaria incompleta, refleja este bajo nivel cultural. En este sentido, el rejuvenecimiento y la extensión cultural que proporcionaría Ciencias de la Educación sería notable, a poco que el Rectorado impulse este plan de choque para irradiar conocimiento y compromiso social con el barrio que lo aloja.
La elevación del nivel cultural de este barrio (y de otros barrios desfavorecidos) ha de ser una prioridad recogida en los planes de acción municipales. La redacción de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana y del Plan Local de Medidas frente al Cambio Climático, con una potente participación ciudadana, son dos buenas oportunidades para sacar a la ciudad de Cádiz de su decadencia y falta de expectativas.
La pérdida de población, el envejecimiento, la gentrificación, la descapitalización por ausencia de inversiones… no son calamidades irremediables a las que no podamos ni debamos ofrecer remedio. Toda esa imaginación, iniciativa y entusiasmo que se despliegan todos los años en estas fechas de Carnaval, tienen obligatoriamente que proyectarse también en la resolución de sus problemas: paro, carestía de vivienda, ausencia de proyecto de vida. Si no, estamos abocados a continuar siendo una ciudad centrifugadora de jóvenes y carente de futuro.
La sostenibilidad urbana tiene tres implicaciones: social, económica y ambiental. Cádiz ciudad está lejos de alcanzarla. Exclusión social, precariedad económica y conflicto ambiental nos muestran todo el recorrido que aún nos falta por hacer. Además de promover actividad económica y empleo, la Universidad en Cádiz tiene que atraer el talento y generar conocimiento. Nada diferente de lo que han hecho otras universidades, como por ejemplo San Francisco o Boston. Como proclama la plataforma ciudadana Valcárcel Universitaria: "Nuestra Universidad ha de ser un referente del conocimiento y del saber y una fuente de riqueza para la ciudad, a la vez que una oportunidad para su modernización".
La universidad no puede circunscribirse a sus labores de investigación y docencia, sino que hay que exigirle mucho más: que sea una dinamizadora cultural y elemento de cambio para una ciudad, Cádiz, con enorme atractivo pero ensombrecido futuro. Contribuir a la renovación urbana que necesita Cádiz. Favorecer la movilidad social. Fomentar la igualdad de oportunidades. Esos son los retos.
Las oportunidades de futuro no vienen dadas, sino que hay que perseguirlas, trabajarlas y consolidarlas; contar con un Valcárcel recuperado para la Universidad sin duda debe contribuir a ello.
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