Campos de rugby

La Diputación ha decidido destinar siete millones de euros de dinero público para construir un campo de rugby en El Puerto; y lo ha hecho a dedo, sin ningún concurso público. Y Beardo vota en el Pleno de la Diputación a favor de llevarse parte del dinero público. Puro nepotismo.

Lo del campo de rugby en El Puerto viene de largo. Nuestra ciudad cuenta con una importante tradición en este deporte, cuyo equipo ha utilizado siempre instalaciones municipales. En las últimas décadas se han sucedido ocurrencias tras ocurrencias para ubicar el campo de rugby; todas han fracasado.

La primera fue de Hernán Díaz y Caraballo allá por el año 2000, que no tuvieron mejor ocurrencia que pretender construir el campo en el pinar de La Isleta, un parque público de alto valor ecológico, paisajístico, histórico y sentimental. Al alto impacto se le unía su total ilegalidad, porque contradecía las normas urbanísticas y medioambientales, lo que no fue óbice para que el auto contratado gerente del IMUCONA llegara a falsificar informes para intentar justificar este despropósito. Al final, las denuncias de los ecologistas surtieron efecto y, a pesar de que llegaron a inaugurar las obras antes de unas elecciones, el proyecto decayó.

La segunda ocurrencia vino del PSOE, coaligado con el alcalde delincuente, que en 2005 pretendió construir el campo de rugby en otro parque público, el pinar del Cuvillo. Nueva polémica, nuevas maniobras del entonces alcalde y del mandamás del IMUCONA, nuevas denuncias exitosas de Ecologistas en Acción, que fueron avaladas por la Junta de Andalucía, que terminó por bloquear el proyecto.

Vinieron más ocurrencias, algunas con mayor lógica, como construirlo en La Florida o en terrenos ociosos de la Autoridad Portuaria. Todos abortados tras promesas de inminente construcción, siempre en periodos preelectorales.

El Club de Rugby Atlético Portuense es un club privado, el Ayuntamiento no tiene por qué construirle un campo de rugby de uso privativo. Lo lógico sería que se construyera en Las Salinas un polideportivo de uso compartido, abierto a otros clubs deportivos y toda la ciudadanía.

Y si a la Diputación le sobra dinero, lo lógico es convocar un concurso entre los ayuntamientos para seleccionar aquellos proyectos de mayor beneficio social.