Blanca Flores

Día de las Víctimas del Terrorismo en la Policía Nacional

Tribuna libre

Se está trabajando para combinar lo mejor de los logros pasados con una creativa mirada al futuro

La Policía Nacional celebra en Cádiz sus 200 años con un izado de bandera

Homenaje a los caídos en servicio de la Policía Nacional, en uno de los actos del bicentenario del Cuerpo.
Homenaje a los caídos en servicio de la Policía Nacional, en uno de los actos del bicentenario del Cuerpo. / Josué Correa

16 de junio 2024 - 06:00

La libertad se aprende ejerciéndola

Clara Campoamor

A lo largo de este año se celebra el 200 aniversario de la fundación del Cuerpo Nacional de Policía. Y el 16 de junio, una fecha clave para celebrar la historia de uno de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado cargado de prestigio, el Día de las Víctimas del Terrorismo de la Policía Nacional, una efemérides que junto al día de su creación que fue el 13 de enero y al de sus patronos, los ángeles custodios que se celebrará el 2 de octubre, viene a completar nuestra obligación a enaltecer su historia, para poner en valor su esfuerzo por proteger nuestras ciudades, perseguir el delito, ayudar a los más débiles y hacer frente a las situaciones más complejas.

La celebración del Día de las Víctimas del Terrorismo de la Policía Nacional, no es casual. El 16 de junio de 1981, fue asesinada María José García Sánchez, Inspectora Jefa de la Brigada Central de Información destinada en Zarauz (Guipúzcoa). Ella fue una de las 42 pioneras que abrieron las puertas a la igualdad y en homenaje a ella, la Policía Nacional ha instaurado el 16 de junio como el Día de las Víctimas del Terrorismo en la Policía Nacional. Con este reconocimiento se honra a las 188 víctimas del terrorismo acaecidas entre 1968 y 1995 y a sus familiares. Un evento cargado de emoción que contribuye a que la memoria de María José se mantenga viva y se reconozca tanto en el seno de la institución como en el resto de la sociedad. Basándose en los principios de memoria, dignidad, justicia y verdad, el Estado refuerza el compromiso con la reparación a las víctimas y la derrota definitiva, incondicional y sin contrapartidas del terrorismo en todas sus manifestaciones.

Hoy quiero mantener vivas a las víctimas para que no se nos olviden y a otras mujeres que como María José García Sánchez dieron su vida en defensa de la libertad, la democracia y los derechos consagrados en la Constitución y por eso también recuerdo a otras mujeres que dieron su vida en acto de servicio, tanto policías como administrativas con funciones de apoyo al servicio policial y que también fueron víctimas: Alejandra Herrero Reboll, Beatriz Martín Peña, Rosa Crespo Biel, Vanessa María Lage Carreira, María del Rosario Jiménez Blanco, Silvia Nogaledo García, María Aurora Rodríguez García, Concepción Pérez Paino y María del Carmen Alonso Gómez. Diez mujeres que trabajaron por nosotras, por todas las demás que hemos venido detrás.

Todos los actos que llevemos a cabo en estos días tienen como objetivo mostrar nuestro reconocimiento y gratitud hacia la memoria de las víctimas del terrorismo dentro del Cuerpo Nacional de Policía, pero en esta ocasión quiero hacer referencia especialmente, al papel que la mujer ha ocupado en la historia de nuestra Policía. Porque la incorporación de la mujer en 1979 ha sido sin duda uno de los acontecimientos más significativos en los 200 años de historia de la Policía Nacional. De hecho, la Policía Nacional fue el primer cuerpo estatal de seguridad en abrir sus puertas a las mujeres y hoy en día es todo un referente en derechos e igualdad tanto a nivel nacional como internacional.

Durante estos 45 años, las mujeres y los hombres de la Policía Nacional han escrito, juntos, el capítulo más brillante de su historia bicentenaria, y paso a paso, la Policía Nacional está alcanzando la igualdad en sus niveles más altos. En este sentido, son ya 21 las comisarias principales, una de ellas con rango de subdirectora general, dos con el de jefas de división, una de comisaria general y dos jefas superiores. En nuestra provincia de Cádiz, contamos con una jefa de la comisaría de La Línea de la Concepción, María José Martínez Lopera, la primera mujer que accede a este cargo en la ciudad y la comarca.

No obstante, hay tareas pendientes y que debemos llevarlas a cabo hasta que haya una correspondencia plena entre la igualdad formal y la real. Actualmente, hay 12.500 mujeres en Policía Nacional, lo que supone el 18 por ciento de la plantilla. Tenemos que avanzar hacia la igualdad real y efectiva y tenemos que analizar cada una de las expresiones que como síntoma de desigualdad se producen y reproducen en nuestra realidad social cada día, expresiones en la que trabajan y tanto han avanzado los responsables de los servicios y unidades de Viogén, atendiendo a las mujeres y a las familias, solo por poner un ejemplo.

Hoy nos unimos en la memoria a las víctimas del Terrorismo a los 72.000 hombres y mujeres que conforman actualmente la Policía Nacional en nuestro país, España, ellos son los depositarios de la autoridad, de nuestro respeto y agradecimiento.

Por eso, esta celebración nos invita a echar la vista atrás para analizar todo lo avanzado, cuánto hemos crecido y que la evolución no ha estado reñida con el cumplimiento del deber y con el objetivo fundamental de proteger y cuidar, de servir y ayudar. Y también nos invita la celebración a mirar al futuro, a nuevos retos. Estamos en un mundo nuevo, interconectado e interdependiente, un mundo afectado por factores geopolíticos y socio-económicos de nuevo cuño.

Ante esta realidad, la Policía Nacional capacita profesionales más y mejor preparados para protegernos frente a los desafíos que la moderna criminalidad nos plantea de cara a las próximas décadas. Ahora nos toca garantizar los derechos, las libertades y la seguridad en el espacio físico y también en el virtual.

Por eso, desde el Ministerio del Interior del Gobierno de España se trabaja para adaptarnos y construir nuevos entornos de seguridad en los que las respuestas policiales a la delincuencia no sean estáticas, sino ágiles y dinámicas. Se han actualizado los conceptos tradicionales y priorizado el reto de la transformación digital, porque hoy la seguridad tiene mucho que ver con los datos y metadatos, las infraestructuras críticas y la cibernética.

Se está trabajando para combinar lo mejor de los logros pasados con una creativa mirada al futuro porque es necesario aunar esfuerzos y buscar soluciones integrales con todos los actores implicados en materia de seguridad y la sociedad civil en su conjunto. Y para consolidar el imprescindible vínculo con la sociedad, y para que la Policía Nacional del futuro será igualitaria.

Hemos hecho ya muchas cosas para lograrlo, como eliminar requisitos de acceso que cerraban las puertas de la Policía Nacional a las mujeres o mejorar los criterios de promoción interna. Son medidas que muestran que recorremos la senda correcta, pero lo hacemos a un ritmo todavía demasiado lento. Por eso, seguiremos adoptando medidas innovadoras para conseguir la igualdad real entre mujeres y hombres.

A la Policía Nacional no debe bastarle con adaptarse a la realidad social, debe ser su vanguardia en un ámbito vital para la defensa de los valores fundamentales que atesora la sociedad española.

En días como hoy conviene recordar que somos un gran país. España es también uno de los países más seguros del mundo. Nuestro elevado grado de seguridad ciudadana es uno de los factores que más ha contribuido a fortalecer nuestras instituciones al permitir un modelo de convivencia social pacífico y tolerante, accesible e inclusivo.

Este es un logro compartido, una conquista de todas y todos, en la que los policías nacionales han desempeñado y desempeñan un papel nuclear con su trabajo diario. Es por eso que la Policía Nacional es una de las instituciones mejor valoradas y más respetadas por la sociedad española; por su carácter vertebrador, porque presta la atención y asistencia que demandan los ciudadanos con sensibilidad, eficiencia y profesionalidad, porque sus mujeres y hombres han alcanzado grandes resultados en todas las áreas de actuación, como la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, la trata de seres humanos o el tráfico de drogas y porque han conquistado una gran legitimidad social al desoír ciertos llamamientos a defender intereses particulares y han situado a la ciudadanía, a toda la ciudadanía sin distinción, en el centro de su actuación.

Es de justicia distinguir el esfuerzo, y el trabajo realizado por el deber cumplido que realizan los profesionales del Cuerpo Nacional de Policía. Nuestra obligación es reconocer ese sentido de responsabilidad y lealtad inherente al mismo y es nuestro deber seguir trabajando para mantener vivo y en la memoria el recuerdo a las víctimas del terrorismo de la Policía Nacional.

María José García Sánchez, de 23 años y soltera, fue la primera agente de policía asesinada en un atentado terrorista, durante un operativo antiterrorista en Zarautz. Hija de un guardia civil, pertenecía a la primera promoción de mujeres inspectoras del Cuerpo Superior de Policía. Tras asistir a la Academia fue destinada a la Brigada de Estupefacientes de Sevilla y, posteriormente, a la Brigada Central de Información. En sus dos años de servicio activo había acumulado diez menciones oficiales por su trabajo. Aquel 16 de junio de 1981, mientras María José y su grupo se disponían a registrar una vivienda sita en una urbanización de Zarautz en la que supuestamente se escondían miembros del Comando Goierri, fue asesinada de un tiro en la cabeza por terroristas que huían del lugar por las escaleras del edificio.

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